Dos izquierdas

Dos izquierdas

Compartir

No hablo de Nueva Mayoría y Frente Amplio. Sino de las dos izquierdas que aparecen en tiempos de derrota y crisis. Una es aquella que opta por ser pueblo, pegándose a los que son razón de ser de su existencia; que busca aprender de sus errores, asume realidades y tira a la basura manuales extemporáneos. Otra, la que opta por obstinarse en negar errores, refugiándose en manuales arcaicos y reacciones violentas, que la distancian aun más del alma popular.

Estas lecciones me renacen con las agresiones a Kast. Esa violencia estúpida le vino de perillas y emparenta a una parte de la izquierda con ese miedo visceral de la iglesia medioeval a ideas que la cuestionen. La hace aun más aberrante, que haya sido en recintos universitarios, por antonomasia lugares donde debe ser un credo el ejercicio libre del pensamiento crítico; y que algunos profesores de ellas la hayan justificado como defensa de ideas.

Me remiten a algo ya vivido. El Chile de la dictadura comenzó a declinar cuando dejamos de ser solo izquierda; y fue ganando terreno la convicción de que la violencia favorecía a los armados y solo podía triunfar un pueblo unido, amplio, diverso y cansado de violencias, capaz de hacer valer su mayoría. Fuimos fuerza moral cuando no luchamos por volver al Chile de violencias legitimadas de comienzos de los 70, sino por construir un país donde cupiéramos todos y no solo una parte de los chilenos. Con justicia y derechos, pero no donde las víctimas, al ganar, se transformaran en victimarios. Luego, fuimos fuerza económica y cambiamos Chile, haciendo que sus rasgos dominantes ya no fueran la pobreza y el estancamiento, sino una nueva clase media y un avance admirado en el mundo.
El pueblo optó muy mayoritariamente y de manera sostenida por esa izquierda mientras fue popular, capaz y moderna. En tanto, la otra rumiaba su despecho y se esforzaba por minar credibilidad a la primera. Por eso, parte de la Nueva Mayoría no fue continuadora sino principal detractora de la Concertación.

Los agresores de Kast encarnaron el país de la intolerancia, de ideas sin derecho a expresarse, de represores sueltos, o sea, paradójicamente, el de Pinochet. Trabajaron así, nuevamente, para vitalizar a sus adversarios; abriendo paso a preguntas sobre ellos mismos. ¿Qué les pasaría a quienes no comparten sus ideas, si mañana lograran gobernar Chile con sus lógicas y con el poder represivo del Estado en sus manos? ¿Excusarían su violencia vistiéndola con pretextos manidos como que los otros “siembran odio” con sus ideas? ¿Califican como derecho social, exponer ideas libremente?

Estas dos izquierdas mal conviven hoy tanto en el Frente Amplio como entre los que fueron Nueva Mayoría. Presiento que, como en otros tiempos, comenzarán la búsqueda de hogares que sientan más propios. (La Tercera)

Oscar Guillermo Garretón

Dejar una respuesta