Echando a andar

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En días recientes se han conocido documentos y declaraciones de partidos que gobernaron con Bachelet, que realizan descarnados juicios sobre su quehacer de entonces. “El programa era pobre”; “nos despreocupamos del crecimiento, del empleo, de la inseguridad”; “no debemos descuidar los lazos con el centro”; “causas de la derrota son, no hacer bien ni éticamente las cosas”. Por decir lo menos, se denostó gente de esos años.

Celebro que hayan emprendido ese camino. Es buen inicio hacerse cargo de una obra que terminó mal. Pero, si cuesta reconocer fracasos, más difícil es identificar sus razones y luego rectificar. Requiere nuevas lógicas, no nuevos programas con las mismas lógicas naufragadas.

Así las cosas, hay interrogantes nada menores, que interpelan a la izquierda aquí y en el mundo. Tomaré algunas relacionadas con las autocríticas que comento:

– Crecimiento y empleo: ¿puede un gobierno garantizar prosperidad abominando el mercado, el emprendimiento y la actividad privada? ¿Alguno cree posible ser procrecimiento, olvidándolo?

– Hacer las cosas bien y éticamente: creo que el problema mayor es la captura institucional del Estado en beneficio privado de los partidos gobernantes, sus militantes y clientelas. ¿Están dispuestos a profesionalizar y modernizar el Estado, para que esté al servicio de la ciudadanía y no de burocracias partidarias?

– Seguridad ciudadana: ¿se puede convencer a alguien de que les importa la seguridad, si vacilan mientras encapuchados queman liceos y agreden profesores; o presumen de garantistas mientras la delincuencia y violencia urbana o rural intimidan a muchos?

– Unir a toda la oposición: han tenido buenas y malas experiencias. Hay de donde aprender respecto a cómo hacer y no hacer las cosas. Transición y Concertación fueron mejores. La NM no dio muestras de consistencia ni ánimo coalicionista, y así murió. Entre NM y FA tampoco ha habido buenas experiencias. Como el Ministerio de Educación bajo Nicolás Eyzaguirre y RD contra la educación particular subvencionada, o la Municipalidad de Providencia, de donde la ciudadanía los echó en la primera ocasión que tuvo. ¿Unir lo ven como sinónimo de sumar más y más partidos, para intentar ganar o crear una fuerza gobernante coherente? ¿Cómo se proponen cuidar el centro político y el social?

– Acercarse a la ciudadanía: tienen razón, ¿cómo hacerlo, menospreciando prioridades ciudadanas como crecimiento, empleo, seguridad, probidad, gestión decente? ¿O queriendo cambiar el “modelo” que los sacó de la pobreza y en el cual aspiran a ensanchar sus espacios?

Se anuncia para hoy una primera declaración política conjunta de los partidos de la Convergencia Progresista. Han sido también actores importantes de las autocríticas mencionadas. Anhelo coherencia entre ambas cosas. El camino de renovar y rectificar es arduo, pero necesario para recuperar confianzas ciudadanas deterioradas. (La Tercera)

Oscar Guillermo Garretón

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