Desde que iniciara su trayectoria alcista, en mayo del 2013, el tipo de cambio peso-dólar ha subido desde aproximadamente $450 hasta los $715 en que cerro su cotización ayer. Es decir, el peso chileno se ha depreciado cerca de un 60% frente al dólar de EE.UU. en los últimos 30 meses.
El alza del dólar tiene variadas consecuencias. La más obvia y la que más siente la gente, es que hace a los consumidores chilenos, o sea todos los chilenos, más pobres. No sólo los viajes al extranjero salen más caros, una gran cantidad de productos que las familias chilenas compran regularmente son importadas desde otros países. Por lo mismo, cuando el dólar sube, también suben de precio los autos, los teléfonos inteligentes, los televisores y los chocolates, entre muchos otros productos. Dicho de otra forma, cuando sube el dólar a los trabajadores les cunde menos su sueldo, que es lo mismo que decir que les bajan los sueldos.
La parte supuestamente buena del alza del dólar es que debería incentivar las exportaciones. En momentos en que cae el precio del cobre y se reducen los ingresos de Codelco, los del fisco y los de todos los chilenos, un aumento de las exportaciones de otros productos como frutas, vino o salmones; es muy bienvenido. No sólo porque permitiría mitigar los ingresos del fisco producto de los mayores impuestos que pagarían estas actividades, pero mas importante aún, el resurgimiento de los sectores exportadores distintos de la minería, permitiría reemplazar los empleos que se han perdido producto de la paralización de los proyectos de inversión en el sector minero y en muchos otros sectores de la economía. Por lo mismo, las autoridades económicas del actual gobierno tienen todas sus fichas jugadas al tipo de cambio, como la principal variable que podría permitir la tan ansiada reactivación de la economía.
Lamentablemente, en mi opinión, el alza del tipo de cambio no será suficiente para lograr la tan ansiada reactivación y las esperanzas de los ministros de ver renacer nuestra alicaída economía se verán frustradas nuevamente. Tan lapidaria proyección ciertamente requiere una argumentación que la sustente. El mecanismo por medio del cual el alza del tipo de cambio debiera actuar como una potente herramienta para incrementar la inversión en el sector exportador es el siguiente: El productor de paltas vende sus productos fuera de Chile y le pagan en dólares, él tiene costos de producción, incluyendo por cierto los salarios de los trabajadores, que son en pesos. Al vender los dólares que le pagaron por las paltas a un tipo de cambio más alto, obtiene más pesos que antes y con ello más utilidades. Como el negocio está bueno, el agricultor debería utilizar los mayores excedentes para plantar más hectáreas de paltas, lo cual requiere de más tierra, más maquinaria y más mano de obra. Si así ocurriese, veríamos brotes verdes rápidamente. Lamentablemente, las paltas no crecen en un par de semanas ni en un par de meses. Se requieren años para que el agricultor recupere la plata invertida en la nueva producción de platas. De manera que la decisión de invertir los mayores excedentes que está recibiendo el productor hoy, tiene que ver con las condiciones que él vea para su negocio de paltas varios años en el futuro. Si el futuro no se ve bien, el agricultor podría decidir guardar los mayores excedentes que está recibiendo por el alza del tipo de cambio en el chanchito y no plantar más paltas. ¿Cómo saber cual de los dos caminos tomará el productor de paltas? ¿Más inversión o chanchito? Los ministros del actual gobierno esperan que los empresarios reinviertan sus mayores excedentes. Pero, ¿cómo están viendo los empresarios el futuro de la economía chilena? De acuerdo al Índice de Expectativas Empresariales (IMCE) -que publica ICARE-, los empresarios están muy pesimistas respecto al futuro. En efecto, aún sacando al sector minero de la muestra, el nivel actual de las expectativas empresariales es uno de los más bajos desde que se realiza esta medición y es consistente con un severo empeoramiento de las condiciones económicas en el futuro. Con ese nivel de pesimismo respecto del futuro, es más razonable pensar que el productor de paltas elegirá chanchito.
¿Qué podría estar influyendo en este marcado pesimismo de los empresarios? Están los que piensan que esto es una forma de protesta política concertada de los empresarios, pero a la hora de los “kiubos” van a invertir igual. Están los que piensan que la actitud de los empresarios es irracional, propia de espíritus animales, y que hay que hacerlos entrar en razón. Y estamos los que, como yo, creemos que no hay ni complot ni irracionalidad y que el pesimismo empresarial es perfectamente justificable.
Un nuevo emprendimiento en Chile, toda inversión lo es, se enfrentará con una serie de nuevas piedras en el camino. La reforma tributaria aprobada el año pasado subirá los impuestos que pagan las empresas a 27% y los que pagan los emprendedores hasta un máximo de 44%. Adicionalmente, el creciente déficit fiscal y las presiones de gasto que exige el programa de gobierno de la Nueva Mayoría, no permiten descartar que en un futuro cercano se propongan nuevas alzas de impuestos. Los nuevos emprendimientos también se enfrentarán a un clima laboral más hostil producto de una sindicalización forzada, y de la imposibilidad de mantener la operación de su emprendimiento si es que los trabajadores deciden ir a huelga. Por si esto fuera poco, el anuncio de una nueva Constitución viene precedido de declaraciones que apuntan a debilitar el derecho de propiedad y que generan incertidumbre respecto al marco legal que regirá los derechos de agua. En nuestro ejemplo del productor de paltas, ante este panorama futuro, la decisión de comprar nuevas tierras para aumentar su producción, no sólo es riesgosa, yo diría que es temeraria. De manera que esperar que el alza del tipo de cambio por sí sola permita la reactivación de la inversión y el crecimiento, es a mi juicio muy poco probable.
Hasta el momento la evidencia le da la razón a esta tesis mas bien pesimista. El tipo de cambio viene subiendo hace más de dos años y no hay signos de que esto esté afectando en forma positiva y significativa la inversión en el sector exportador. Como sabemos, no tiene mucho sentido esperar resultados distintos si seguimos haciendo lo mismo.