La semana pasada, un grupo de personas, bastante diverso para ser justa, pero unidas por el factor común que es “pensar en un Chile mejor”, nos juntamos por un par de días en una ciudad en la costa Este de Estados Unidos. Fuera de Chile, en una sala del MIT, desaparecieron las clases sociales y no fue tan difícil como en casa juntar a científicos, emprendedores, directores, profesores, especialistas en algún tema, inversionistas, gerentes y directores de empresas en una misma sala. En un país donde la conversación tiende a darse solamente entre quienes piensan muy parecido y se conocen de toda una vida, convocar una audiencia diversa ya es un buen punto de partida.
Fueron tres días con una agenda más que completa, donde se intercalaron presentaciones, pitches de startups, discusiones, y eventos sociales. Voy a centrarme en la actividad del segundo día llamada “Down to Earth”. Esa fue la jornada donde nos dividimos en grupos de trabajo para abordar problemas presentes en Chile y pensar en soluciones no ya por parte de las startups, sino por parte de todos nosotros. Luego, compartimos los hallazgos de cada uno de los grupos entre todos. Como experta en temas de valoración de negocios y activos intangibles, tuve a mi cargo la mesa de propiedad intelectual. Las conclusiones de nuestro grupo, que luego vimos fue algo mencionado por todos los demás asistentes, fue la falta que existe hoy de un proyecto de mediano y largo plazo para el país, y la atención excesiva en el corto plazo, en soluciones parche sin esa estrategia. En el caso nuestro, en específico hablamos de invertir la pirámide que existía hasta ahora, donde los negocios se preocupaban de la generación de ingresos, del mercado y en última instancia de la propiedad intelectual, para pasar a preocuparnos en primera instancia de esta última. Es la propiedad intelectual como activo intangible lo que debemos buscar, dado que está en la base de la generación de real valor de la empresa, aun cuando en la realidad esto no sea reflejado en los balances financieros, que solo reflejan el costo de un mero trámite burocrático. Los beneficios futuros de dicha propiedad intelectual, de dicho conocimiento, sí se verán reflejados en los ingresos futuros de una startup o empresa o en los royalties recibidos una vez licenciada la tecnología. Un tema aparte sin duda es la necesidad de una mejora a la educación en las etapas tempranas, que enseñe a los niños no solo a discutir sino también a investigar, tema por cierto también abordado.
El hecho de que hoy en día la información contenida en los balances financieros no incluya el valor de los activos intangibles desarrollados internamente por una empresa, es en los hechos algo que está en el radar del IASB, organismo que dictamina la normativa IFRS. Aún más, en el último directorio al cual asistí, de International Valuation Standard Council, fuimos consultados acerca de cómo comenzar el camino para incorporar este tipo de información dentro de la información financiera. (La Tercera)
Gabriela Clivio
Economista y académica