Tibia. Esa es la sensación interna que hay en las filas del PS de la reacción general que ha tenido hasta ahora la dirigencia socialista ante la grave denuncia contra el alcalde del partido en San Ramón, Miguel Aguilera, por sus redes con el narcotráfico. No se trata de un militante cualquiera, es un jefe comunal y además vicepresidente de la mesa directiva que encabeza Álvaro Elizalde, un escándalo que se suma inevitablemente al que explotó en mayo por las inversiones del patrimonio de la colectividad en acciones y bonos de empresas investigadas por la justicia, como SQM y Pampa Calichera, que golpea la imagen pública y la credibilidad del histórico partido de izquierda.
El reportaje de ‘Informe Especial’, Los tentáculos narcos en San Ramón, difundido el domingo 1 de octubre en la noche, reveló una serie de pagos de sueldos injustificados y contratos a honorarios con personas ligadas al narcotráfico, incluso algunas condenados por la justicia. Apuntó a funcionarios municipales que se pasean por la población La Bandera en autos de lujo e integrantes del círculo estrecho del jefe comunal –como Pedro Jaque, Francisco Olguín y José Luis Barrera– con contratos duplicados, cargos falsos y que, además, han instalado a sus familias a trabajar en la municipalidad.
Es cierto que al día siguiente se reunió la Comisión Política del PS –también el Tribunal Supremo–, se acordó presentar una querella contra quienes resulten responsables, se suspendió la militancia de Aguilera –por iniciativa propia del alcalde– y hubo algunas declaraciones, como las de Elizalde ese lunes 2 de octubre: “Estos hechos tienen que ser esclarecidos y se tienen que determinar las responsabilidades correspondientes conforme a la ley. Son hechos graves los que han sido denunciados, son hechos inaceptables y, por eso, junto con condenarlos, vamos a iniciar las acciones tendientes al total esclarecimiento para que se determinen las responsabilidades criminales que establece la ley».
Pero desde ese momento el tema ha pasado a un segundo plano, nadie ha rasgado vestiduras públicamente ante la constatación de que el narcotráfico infiltró a un municipio dirigido por el socialismo.
“Se ha hecho la vista gorda en el partido”, reclamaron desde el mundo parlamentario de la colectividad.
En las filas del PS no son pocos los que consideran que la directiva del partido lisa y llanamente debió expulsar a su vicepresidente, no solo por la gravedad del hecho sino porque de príncipe a paje reconocen que para nadie fue una sorpresa el reportaje de ‘Informe Especial’. “Siempre se sospechó que Aguilera era trucho, había rumores, incluso se hablaba de sus vínculos con el narcotráfico, nadie tenía pruebas realmente, pero no se puede decir que no se sabía”, sentenció un ex dirigente del PS, mientras que otros agregaron que al menos hace una década que circulaban versiones en el partido y que “sus vínculos narcos eran un secreto a voces en el socialismo”.
“La pregunta es por qué, si todos sabíamos o sospechábamos de las irregularidades de Aguilera, no nos generaba ruido ni rechazo hasta que salió el domingo en la televisión”, agregó un ex inquilino de La Moneda de larga militancia PS.
San Ramón para el PS es una máquina de votos, Aguilera fue concejal por esta comuna por tres períodos consecutivos, por sí solo aportó al menos unas 6 mil firmas en el proceso de refichaje al que fueron sometidos todos los partidos los primeros meses de este año y en las municipales del 2016 salió elegido con el 70,3% de los sufragios. Un bolsón de votos nada despreciable.
Siempre hay figuras claves en las colectividades, fuertes liderazgos internos, caudillos locales con arrasadores respaldos forjados por carisma, trayectoria o clientelismo en varios casos, pero el bolsón de votos que convirtió al alcalde de San Ramón en pieza clave de las negociaciones internas en las últimas disputas por el poder socialista –agregaron en el PS–, ahora quedó claro que tenía una explicación: la plata del narcotráfico.
Es la única explicación que hay en el partido sobre la red de votos de Aguilera en la comuna, que –según comentaron– está basada en la cantidad de trabajos que da a mucha gente en la comuna, un monto que supera con creces las posibilidades de las arcas de una municipalidad pobre como esa.
Lo que más ha hecho ruido en varios sectores del PS es que esa misma noche del reportaje y los días siguientes, los chats y redes internas de la colectividad ardieron efectivamente, pero no todas fueron señales de repudio a las narcosrredes del vicepresidente del partido. Entre quienes han tenido acceso a esos mensajes, reconocieron que tanto en el chat de los integrantes del comité central como en el de los que conforman la comisión política hubo “bastante solidaridad” con Aguilera, se le defendió harto e incluso muchos apuntaron a un “complot de la derecha” para perjudicar al alcalde y al PS.
Una reacción que –explicaron en el partido– solo es reflejo del poder de base que tiene el cuestionado jefe comunal. No es un desconocido en el socialismo, lleva 30 años de militancia, ha sido parte del comité central, su origen político está bajo el alero de la llamada renovación socialista, fue inicialmente delfín del ex timonel y hoy embajador Ricardo Núñez, luego pasó a ser uno de los principales operadores del ex “panzer” José Miguel Insulza y, finalmente, “se independizó” de todos los lotes internos del PS para pasar a negociar votos con todos.
MANO BLANDA
A las críticas que por estos meses se acumulan internamente por la débil y conflictiva gestión partidaria que estaría realizando Elizalde como conductor del socialismo, ahora se han sumado los cuestionamientos por su reacción tardía para afrontar el caso Aguilera. Nuevamente se escucha en el PS que el timonel peca de no desactivar los conflictos ni adelantarse a las crisis, que solo reacciona, no siempre de la mejor manera, una vez que todo le revienta en la cara, tal como sucedió en mayo con la lluvia de críticas por su errático manejo del conflicto de las inversiones en SQM.
El secretario general del PS, Andrés Santander, dijo esta semana que no había una defensa corporativa del partido con Aguilera y que “lo que tiene que ser investigado, será investigado”, pero sus palabras no han aplacado la preocupación y molestia internas, más aún considerando que él es una figura que saca muchas ronchas internas y que, a pesar de un duro enfrentamiento con Aguilera en las primarias municipales, previamente también fue concejal de San Ramón.
En el círculo del timonel PS afirmaron que el tema ha sido discutido al punto que Elizalde barajó la opción de que Aguilera fuera expulsado, pero que finalmente se inclinó por un manejo más tibio de la situación. “Elizalde debió poner orden adentro, expulsarlo, pero no se atrevió, se asustó, tiene miedo que se quiebre la base militante interna que le hizo ganar la presidencia del PS”, reconocieron en el entorno del ex ministro.
Aguilera aportó bastantes votos a la elección de Elizalde en abril, como también lo hizo con Camilo Escalona en la interna que perdió el ex senador ante Isabel Allende el 2015. En ambos casos, comentaron en el PS, el negocio fue el compromiso de los dirigentes de asegurarle un asiento en la mesa directiva que lideraran a cambio del promedio de 2 mil a 3 mil votos que aporta generalmente en las internas socialistas.
A las declaraciones de Elizalde, se sumó el candidato a senador por Aysén, quien en su cuenta de Twitter puso –al conocerse la denuncia el domingo– que «el PS debe presentar de inmediato una querella criminal contra quienes resulten responsables de los hechos denunciados en TVN«. Dicen que ambas figuras del PS conversaron previamente sobre las medidas a tomar en este caso y que la idea de los dos es tratar de desmarcar al socialismo de Aguilera. Pero sin una señal clara de expulsión –cuestionan en el partido–, es muy difícil que lo logren.
“La única manera de parar el impacto que esto va a tener en el partido, en la imagen del socialismo, es echar a Aguilera, no queda otra, aún hay un poco de margen para hacerlo antes de que sea demasiado tarde, que terminemos siendo el partido de SQM y los narcos”, advirtió un ex integrante de la directiva PS.
Ese margen de acción corresponde a que el TS del socialismo tiene pendiente una resolución sobre la situación de Aguilera. Fuentes del Partido Socialista afirmaron que el presidente de dicho tribunal, Reinaldo Flores, es de los que se inclina por expulsar al vicepresidente, pero que internamente tanto en la colectividad como en el seno de la propia instancia disciplinaria habría “muchas y muy fuertes presiones” para evitar que se le aplique al alcalde una sanción de esa magnitud.
Internamente en el partido señalan que la figura actual de la “suspensión voluntaria” en la que se encuentra Aguilera es solo una pantalla. Es sabido que el alcalde mandó el lunes en la noche al comité central del PS una escueta carta, en la que anunciaba su decisión de congelar su militancia hasta poder demostrar su honestidad y transparencia, pero también habría enviado mensajes internos –dijeron varias fuentes del partido– advirtiendo que “no lo golpearan públicamente”.
“Hay muchos leales a Aguilera, pero también hay quienes le tienen miedo, están asustados de que hable, por eso no le pegan públicamente”, se lamentaron en el partido. (El Mostrador/Agencias)