El gran desafío de la campaña del En Contra

El gran desafío de la campaña del En Contra

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Si bien es cierto que no hay gran entusiasmo por el texto redactado que será sometido a plebiscito en diciembre, los chilenos quieren terminar con la incertidumbre constitucional que tanto daño le ha hecho al país. Por eso, para ganar en diciembre, la campaña del En Contra deberá convencer a una mayoría de la población que este circo de incertezas constitucionales se acabará sea cual sea el resultado del plebiscito de diciembre. De lo contrario, el voto A Favor seguirá subiendo en su apoyo, no porque la gente esté feliz con el texto, sino porque la gente quiere terminar con este dolor de cabeza en que se convirtió el proceso constituyente.

Aunque las encuestas muestran que una mayoría de los chilenos está inclinada a rechazar el nuevo texto propuesto por el Consejo Constitucional que estuvo más bien cargado a la derecha, esos mismos sondeos muestran que la gente está hasta la coronilla con el circo de este proceso constituyente que se inició hace más de cuatro años. Por eso, aunque el texto no convenza a muchos y se aleje del ideal de una Constitución que represente a la gran mayoría del país, las ganas de cerrar este incómodo y molesto capítulo están llevando a muchos a considerar emitir un voto a favor del texto con tal de cerrar de una buena vez la incertidumbre institucional que nos aflige.

Cuando se inició el proceso en noviembre de 2019, los chilenos se compraron esa mentira de que la Constitución era la responsable de todo lo que no funcionaba bien en el país y que, redactando una nueva, obtendríamos esa píldora mágica que nos aliviaría de todos nuestros males. Eso llevó a que más de un 80% de los que se molestaron en ir a votar en octubre de 2020 apoyaran el inicio del proceso constituyente. La gente creía que una nueva Constitución nos iba a ayudar a poner al país en el sendero correcto del desarrollo económico inclusivo y sostenido.

En mayo de 2021, embriagados por la locura fundacional, los chilenos escogieron un órgano de izquierda con muchos independientes inexpertos e irresponsables que terminaron redactando un texto tan radical que la opinión pública lo rechazó mayoritariamente. Eso terminó por agotar la paciencia de un electorado que creía que una nueva Constitución podía ser un buen punto de partida para construir unidad nacional, pero que se hartó de la polarización, irresponsabilidad y tozudez de una Convención que buscó refundar al país en vez de corregir lo malo y mejorar lo bueno.

Demostrando que la ley del péndulo funciona, el segundo cuerpo constitucional electo en mayo de 2023 redactó un texto menos radical. Pero como la tentación es grande, igual empotraron en el texto algunos temas de políticas públicas que son importantes para la derecha. Sabiendo que la gente quiere cerrar ya el proceso constituyente, el Consejo Constitucional aprovechó de meter algunos principios y valores que, en cualquier democracia que funciona bien, debieran ser decididos en el proceso político y en elecciones regulares. Era innecesario darle rango constitucional a una serie de decisiones que perfectamente pueden ser modificadas y ajustadas en el proceso político normal de una democracia.

Ahora que los chilenos deben decidir si aceptar o rechazar el texto, hay varias consideraciones que la gente debe tener en cuenta. Como la gente está agotada, está dispuesta a aceptar un texto que incluya cosas que se alejan en parte de sus principios y valores. Si bien la gente ya demostró estar en desacuerdo con eso de que cualquier texto es mejor que uno escrito por cuatro generales (como tan torpemente dijo el Presidente Gabriel Boric), hay fatiga constitucional y muchas personas quisieran cerrar de una buena vez este proceso. Por eso, si las opciones son votar En Contra y así mantener abierto el proceso o votar A Favor para cerrar de una buena vez el proceso, bien pudiera imponerse la segunda opción. Aunque haya cosas en la nueva propuesta que no les gusta, los chilenos ya no quieren mantener la incertidumbre constitucional y pueden terminar aceptando la propuesta actual para terminar con este sabor amargo que ha dejado el proceso constituyente.

Irónicamente, el hecho que la gente ya no quiere más incertidumbre constitucional hace que la izquierda tenga la carta ganadora para el plebiscito de diciembre. La gente ya no quiere más incertidumbre. Por eso, los principales líderes y partidos de izquierda deben claramente explicitar que no insistirán con un nuevo proceso constituyente en los próximos años. Si hacen eso, se consolidará la mayoría a favor del rechazo. Pero si no adquieren un compromiso claro e inequívoco de que no volverán a meter al país en ese foso de incertidumbre, la izquierda arriesga que una mayoría vote por aceptar el nuevo texto sólo para terminar con esta incertidumbre constitucional que tanto daño nos ha hecho. (El Líbero)

Patricio Navia