El guapeo de Bachelet

El guapeo de Bachelet

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Hay un cambio de actitud evidente. Luego de meses a la deriva, período en el cual tuvo que negar dos veces que iba a renunciar, Bachelet parece estar de vuelta. En su círculo íntimo, indican que se ve mejor, con más aplomo, de mejor ánimo. En público, sucede lo mismo. En la reunión con los empresarios en el CEP, la semana pasada, se mostró locuaz, incluso divertida. Dominó la escena. En el reciente anuncio del modelo escogido para cambiar la Constitución, también se la vio segura. En su tema.

Algunos señalan que la Presidenta despertó, por ahora, del golpe que le propinó Caval. Otros, que el hecho de que dejó de caer en las encuestas le dio un segundo aire. Tocó fondo, es la expresión que recorre La Moneda, con la idea de que es posible recuperar el control de las cosas.

Se trata de una apuesta arriesgada, como quedó en evidencia el miércoles con el rechazo por parte del Senado a su candidato para Contralor. Pero ella no cede y, al día siguiente, postuló a Jorge Abbott en el Ministerio Público. Un candidato sorpresa para el Parlamento, que tomó esto como una suerte de agresión. Ellos querían a otro. Ahora veremos quién manda a quién. Una nueva derrota de la Presidenta la dejaría muy mal parada. Pero si logra lo votos, se anotará un triunfo importante.

Para salir de la situación en que se encuentra, sin embargo, requerirá más que aquello. El término de su desplome en las encuestas todavía es incipiente y se explica básicamente por una cierta recuperación de su credibilidad en el sector más afín a ella, la izquierda. Su grupo duro. Pero no ha traspasado al votante de centro o independiente, que mantiene altos niveles de rechazo a su gestión. Lograr aquello no depende de si guapea al Congreso. Pasa por tener resultados sobre los problemas que importan: en economía, delincuencia y salud, por mencionar algunos. En ninguno de esos frentes hay buenas noticias.

Por otra parte, este segundo aire de Bachelet coincide con un debilitamiento profundo de su equipo político. Con el affaire del Contralor, Burgos quedó muy dañado, al punto que lo sacaron de las negociaciones para el nuevo Fiscal Nacional. Eyzaguirre es una suerte de fantasma. Nadie sabe lo que hace. El vocero, Marcelo Díaz, tratando de explicar lo inexplicable. Sólo está salvando el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, quien se muestra con aplomo, pero que tiene desafíos titánicos por delante. La economía hace agua por todas partes y enfrenta una dura negociación con la reforma laboral, donde no es seguro que cuente con el apoyo de su jefa.

En suma, parece claro que Bachelet volvió. Pero eso no se traduce aún en un gobierno eficiente, uno que pueda dar vueltas las cosas. Menos con un equipo político tan débil. Y guapear sin resultados es una estrategia que sólo lleva a mayores problemas. Ese es su desafío.

Para la derecha esta es una señal de alerta. Si la Presidenta se logra rearmar, el sector ya no podrá seguir apostando a volver por descarte. Tendrá que proponer algo distinto. Y en eso, todavía está muy al debe.

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