Anoche, el Presidente Gabriel Boric dio a conocer en sus redes sociales que junto a su pareja esperan un hijo. Todo un hito en La Moneda, que se apresta, probablemente por primera vez en los últimos 100 años, al nacimiento de un hijo de un Presidente en ejercicio. Más allá de las diferencias que puedan existir en todo tipo de ámbitos, en este espacio celebramos la vida con entusiasmo y le deseamos al Presidente, a su pareja y al niño que está por nacer, el mayor de los éxitos.
¿Qué significará esto para la Presidencia de Gabriel Boric? Un cambio radical, en todo sentido.
La aprobación del Presidente subirá significativamente, porque la ciudadanía, a pesar de todas las tribulaciones que una gestión de gobierno les pueda causar, tiende a disociar al personaje de su gestión. Por lo tanto, durante el embarazo, el nacimiento y los primeros meses de la vida del hijo del Presidente, que coincidirán con el término de su mandato, Gabriel Boric no solo será juzgado severamente por los continuos errores de su gobierno, sino que, también, su imagen se verá fortalecida en la medida en que se comuniquen estas distintas etapas a la opinión pública.
¿Coincidencia? ¿Planificación? ¿Estrategia? Precisamente, por los efectos que genera la noticia, algunos podrían preguntarse cuánto hay de estrategia política y de diseño comunicacional en este inédito hecho. Las mismas interrogantes surgieron cuando se dieron a conocer los embarazos de otras figuras políticas como Camila Vallejo y Karol Cariola.
Desde mi perspectiva, no es una pregunta ni un cuestionamiento válido. Quienes creemos en la santidad de la vida, la defendemos desde la concepción hasta su muerte natural, por lo que es un hecho que en sí mismo debe ser íntegramente valorado y no minusvalorado al calor de la reyerta política. Algunos creerán que en política “todo es cancha”, concibiéndola como un espacio donde no hay ningún tipo de límites. Hay quienes creemos lo contrario y, precisamente, en este tipo de hechos es donde se marcan esas diferencias.
Lo que muchos anhelamos es que este hecho significativo en la vida del Presidente sea un momento para cambiar el rumbo de muchas de sus políticas. En un mes donde se ha anunciado la presentación de un proyecto de aborto libre y el aceleramiento de la discusión sobre eutanasia, uno esperaría, quizás ingenuamente, que haya una reflexión mayor de nuestras autoridades respecto al valor de la vida y a la necesidad de protegerla con mucha fuerza.
Asimismo, esperamos que esta nueva realidad impulse al Presidente a adoptar un nuevo enfoque para enfrentar la crisis económica y de seguridad que vive Chile en lo que resta de su mandato. Quienes somos padres, nos preocupamos y cuestionamos permanentemente el mundo violento y desafiante que les tocará vivir a nuestros hijos, y tememos por su futuro. Si hace 50 años era un hecho que la mayoría de los hijos podía aspirar a una situación económica y social mejor que la de sus padres, hoy, esa máxima dejó de ser una realidad, y muchos jóvenes ven con frustración como ya no pueden conseguir un empleo con buenos salarios, tener una vivienda propia o proyectarse con tranquilidad hacia el futuro.
¿Seguirá el Presidente impulsando desde la ideología, y no desde la realidad, reformas que van en contra del crecimiento y el progreso económico? ¿Seguirá ignorando el Presidente el fenómeno del narcotráfico y el crimen organizado, omitiendo adoptar las medidas radicales que se requieren para frenar su avance? Esperamos que esta nueva realidad que enfrenta el Presidente sea el comienzo de su aterrizaje forzoso para conocer la realidad y los desafíos que enfrentan millones de chilenos en el día a día.
Cristián Valenzuela