A los Luksic, precisamente por su bajo perfil público, los han convertido en una verdadera caricatura, responsabilizándolos de casi todos los males de Chile. Esto no es sano para ellos, pero tampoco para nuestra convivencia como chilenos. Más allá de las justas críticas que muchos líderes empresariales merecen por comportamientos inaceptables, estos deben entender de una vez que hay un grupo relevante de políticos e intelectuales decidido a destruir su credibilidad personal y la de su rol en la sociedad. Esto es parte del proyecto político populista en curso que busca lograr una profunda transformación de Chile en una dirección conocida en América Latina.
Los empresarios no pueden permitir que se les deshumanice en la imagen pública, pues es mucho más fácil odiar a una caricatura sin voz ni rostro conocido que a otro ser humano. Tampoco debieran quedarse de brazos cruzados mientras ven cómo avanzan ideas y discursos que distorsionan completamente la función empresarial, poniéndolos a todos en el saco de los detestables y abusadores “poderosos de siempre”.
Axel Kaiser