Enero de 2009. Enero de 2013. El primer mes del año en que se han realizado las últimas dos elecciones presidenciales, el Centro de Estudios Públicos (CEP) ha aplazado la habitual entrega de resultados de su tradicional encuesta de noviembre-diciembre hasta esa primera semana del año. En años no electorales, se entrega de manera regular en diciembre.
Todo indica que este 2017 se podría repetir la tradición: se espera que la primera semana de enero el CEP informe de los resultados de su medición de noviembre y diciembre, a casi un año de los comicios presidenciales.
Este será, según los expertos, analistas, dirigentes políticos y los propios precandidatos y candidatos a cruzarse la banda presidencial, el primer hito de una temporada de convulsión al interior de los partidos a cada lado del arco político.
“La encuesta CEP va a marcar un hito importante en términos de precisar un escenario y mostrar tendencias que se van a consolidar a partir de enero”, dice el analista Max Colodro.
La larga carrera hacia La Moneda, cuyo principal horizonte es la primera vuelta electoral del 19 de noviembre, es un camino adornado por varias certezas, pero, mayoritariamente, incertidumbres.
En 2009 y en 2013, y antes también, la encuesta CEP demostró una capacidad de predicción que ningún otro sondeo ha conseguido nunca en la historia política chilena. En el sondeo de noviembre-diciembre de 2008, Sebastián Piñera superaba en menciones espontáneas ante la pregunta ¿quién le gustaría que fuese el próximo presidente de Chile? (32% versus 7%) al que sería poco después su contendor: el ex Presidente Eduardo Frei. Aunque Piñera se impuso un año después en una reñida segunda vuelta, el “oráculo” de la política chilena acertó. Ocurrió también en enero de 2013, cuando la entonces ex Presidenta Michelle Bachelet (49%) le sacaba una ventaja de 38 puntos a su más cercano retador, el ex ministro Laurence Golborne (11%), ante la misma pregunta en el sondeo de noviembre-diciembre de 2012.
A la postre, Bachelet no tuvo oponentes que se le acercaran mínimamente, lo que empujó a la Nueva Mayoría a regresar a La Moneda con una agenda de transformaciones.
Como dice Colodro, los resultados que arroje la encuesta más importante del país podrían influenciar con fuerza las decisiones que tomen partidos e interesados en conducir al país. Enero será el mes que concentrará gran parte de las resoluciones que marcarán el largo camino hacia noviembre y diciembre, si es que hay segunda vuelta. Pero no será el único: probablemente será marzo cuando la suerte de las apuestas en todo el arco político esté completamente echada.
CAMINOS PROPIOS Y AJENOS
Hay definiciones ya resueltas: en la centroizquierda destacan la proclamación del Partido Radical al senador independiente Alejandro Guillier en un evento masivo en la Cúpula del Parque O’Higgins el 7 de enero. Y una semana después, el mismo gesto del PPD al ex Presidente Ricardo Lagos en el consejo nacional del partido.
Aunque seguras, ambas decisiones tendrán impacto en la coalición oficialista y les ponen una cuota de suspenso a otras dos definiciones que serán aún más inciertas y tensionantes: las del PS y la DC.
“De todos los hitos de enero, me da la impresión de que, en términos generales, son bastante predecibles, salvo la junta nacional de la DC. Es difícil saber hacia dónde se va a inclinar la DC”, dice el abogado Gonzalo Cordero.
La junta nacional del 28 de enero asoma como lo más impredecible: antecedida de la elección interna para renovar la mesa directiva, donde la opción de Carolina Goic se ve como la más segura, la máxima instancia de decisión será un espacio de catarsis al interior de un partido tironeado por visiones más moderadas y conservadoras, versus el progresismo más a la izquierda de la competencia de Goic, liderado por el diputado Víctor Torres.
La tensión estará puesta, como dice Cordero, en la decisión de continuidad de la Nueva Mayoría, donde la reelección de Goic será clave para estos propósitos. La senadora por Magallanes no ha escondido su deseo de que el partido siga en el bloque y que la DC presente una candidatura a las primarias y no recurra al “camino propio” propuesto, entre otros, por Mariana Aylwin y el senador Ignacio Walker.
En el PS, en tanto, las cosas están sucediendo: es una noticia en desarrollo, como dicen en la televisión. Si el 21 de enero el pleno del comité central del partido decide suspender las primarias que, preliminarmente había pensado para fines de abril, para dirimir entre José Miguel Insulza y Fernando Atria (con Lagos proclamado en el PPD su participación en este proceso siempre fue inviable), podría abrirse un espacio para resolver ahí a su abanderado. El temor de Insulza, instalado en los últimos días, es que el PS termine alineándose con la decisión del PPD de llegar con Lagos a la primaria legal del bloque del 2 de julio. El temor de Lagos y su entorno, a su vez, es otro: que el PS termine respaldando a la carta más competitiva del bloque, el senador Guillier. No son pocos los que han escarbado en los archivos del socialismo para buscar ese pasado militante del ex conductor de televisión que justifique una decisión de ese tipo.
“En el verano nunca cambia nada, solo avanzan las tendencias en curso. En marzo y abril, la ventaja de Guillier para la primaria del 2 de julio continuará aumentando y se instalará con fuerza la duda del hasta hace poco seguro triunfo de Piñera”, dice el diputado ex PPD y experto electoral Pepe Auth.
¿VA O NO VA?
En la centroderecha habrá dos hitos de importancia durante el verano: el 7 de enero asume la nueva directiva de la UDI, con Jacqueline van Rysselberghe a la cabeza, y una semana después, en RN sucederá lo propio con Cristián Monckeberg, quien asumirá un segundo período frente al ex partido del ex Presidente Piñera.
La llegada de la ex intendenta del Biobío a la casona de calle Suecia ha sido leída como una carta a favor de Piñera, pues la senadora, es sabido, es cercana al ex mandatario y no era, necesariamente, partidaria de la idea de que la UDI levante una carta propia. Aunque, tras ganar la elección, aseguró públicamente que no se cerraba a ningún escenario.
En RN, en tanto, esperarán la decisión del ex presidente en marzo para, en su consejo general del 25 de ese mes, proclamar a sus dos principales cartas, ambos ex militantes: Piñera y Manuel José Ossandón.
Mientras la primaria opositora se perfila con Ossandón y el diputado de Evópoli, Felipe Kast, el ex mandatario ha jugado al misterio manteniendo a firme su decisión de dar señales concretas en marzo. Las dudas sobre si finalmente asumirá una candidatura son un hecho instalado en el sector, sobre todo después de los fuertes remezones que le ha provocado la apertura de una investigación penal por las inversiones de Bancard, su family office, en pesqueras peruanas, mientras era presidente y se desarrollaba el juicio en La Haya con Perú.
Dicen en el bloque que “Piñera va de todas maneras”. Aunque diputados de RN y la UDI y un grupo de alcaldes le enviaron sendas cartas pidiendo adelantar su decisión, todo parece indicar que las anotaciones para el mes de marzo no se mueven de su agenda.
Con todo y más allá de la histeria y las dinámicas partidarias, hay una realidad que sólo evidenciará la elección presidencial: si las alternativas serán capaces de conquistar a ese 62% que no sabe o no contesta quién le gustaría que fuera el próximo presidente de Chile.
“Va a ser una campaña muy estratégica, que no va a depender tanto de cuán instalados estén en las encuestas, sino en la capacidad de llegar a los chilenos que van a ir a votar. Las encuestas no logran discriminar eso. Cuál es el mejor candidato en el universo de electores reales”, cierra Cordero. El camino ya está señalado. (La Tercera)