Hace una semana, Icare organizó un importante evento en búsqueda de un pacto por el crecimiento. En la reunión intervino el ministro de Hacienda Mario Marcel y jugaron un rol protagónico el expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle y los destacados economistas Ignacio Briones, Óscar Landerretche, Raphael Bergoeing, y Andrea Butelmann, que propusieron un conjunto de medidas que nos pudieran permitir retomar el crecimiento económico.
En futuras ocasiones analizaré en esta columna las medidas adelantadas por los economistas. Mientras tanto, me limitaré a hacer algunas reflexiones en torno a las declaraciones del expresidente, muy criticadas en círculos oficialistas.
Eduardo Frei Ruiz-Tagle resaltó la diferencia existente entre las tasas de crecimiento de aquella época en que el presidía el país (1994-2000), con las tasas actuales y proyectadas. Calificó a las últimas como mediocres y destacó la falta de inversiones en infraestructura y en megaproyectos. Añadió que en su época sobraba la plata en las arcas fiscales y responsabilizó, en último término e irónicamente, a Mario Marcel por los errores de cálculo de los ingresos estatales. Terminó culpando a las malas políticas públicas por las bajas tasas de crecimiento económico y se preguntó para dónde vamos en materia económica, educacional, de salud y seguridad.
Sin duda, Eduardo Frei Ruiz-Tagle presidió sobre la época de oro del crecimiento económico de Chile. Usando promedios móviles de diez años, el PIB per cápita creció por arriba del 5 por ciento anual en cuatro de sus seis años de gobierno (Díaz, Lüders y Wagner, 2016). Es la época del milagro económico chileno. Y también es cierto que en ese tiempo el Fisco llegó a tener superávit (Haindl,2022), alcanzado precisa y principalmente por el efecto que el crecimiento económico tiende a tener sobre los ingresos fiscales.
La respuesta oficialista fue que las circunstancias han cambiado y que el alto crecimiento de entonces fue impulsado principalmente por la fuerte expansión del comercio global. Sin embargo, los datos de Díaz, Lüders y Wagner (2016) sugieren que el comercio global dejó de expandirse significativamente antes de 1994 (las exportaciones globales solo aumentaron de un 18 a un 19,5 por ciento del PIB entre 1994 y 2000), en cambio las exportaciones chilenas a PIB lo siguieron haciendo con fuerza durante todo el período de gobierno de Frei Ruiz-Tagle (aumentaron de un 20,5 a un 27,5 por ciento del PIB).
Tiene razón don Eduardo Frei Ruiz-Tagle. La paupérrima tasa de crecimiento actual es la consecuencia de políticas públicas equivocadas, especialmente en materia fiscal y laboral. Es más, la falta de un claro relato concordado sobre la ruta chilena al desarrollo ha generado incertidumbre, que desalienta a la inversión y por ende al crecimiento. (La Tercera)
Rolf Lüders
