El “récord” de Lily Phillips-Roberto Astaburuaga

El “récord” de Lily Phillips-Roberto Astaburuaga

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Phillips, “modelo” inglesa de OnlyFans, “logró” la “hazaña”, en octubre de este año, de tener relaciones sexuales con 101 hombres en 24 horas, cuya experiencia relató en un documental titulado “Me acosté con 100 hombres en un día”.

El documental es la evidencia del punto al que ha llegado la degradación de la sexualidad; de la sociedad hipersexualizada; del enfermizo consumo de pornografía; de la cosificación de la mujer; del absurdo lema individualista, feminista, liberal y progresista de “hago lo que quiero con mi cuerpo”.

Basta escuchar las declaraciones de Phillips luego de su “maratón sexual de 24 horas” y ver su mirada perdida, los ojos llenos de lágrimas y las palabras balbuceantes para entender que hay algo que no está bien y que ella misma intuye: “no es para chicas débiles. Fue difícil. No sé si lo recomendaría. Es una sensación diferente. (…) era un desastre emocional detrás de escena”. La despersonalización de lo que hizo/le hicieron llega al punto en que reconoce que no recuerda caras ni nombres: “En mi cabeza puedo pensar en cinco, seis, diez chicos que recuerdo. Y eso es todo. Es extraño, ¿no? Si no tuviera los videos, no me habría dado cuenta de que había hecho cien“, y que, por lo mismo, actuó de una forma automática, al punto de sentirse “robótica” como si ya se tratase de una “rutina”.

Cualquier padre o madre que lea estas líneas, y tenga una hija de 23 años -la edad de Lily- ¿qué pensaría de saber que su hija haría algo así? ¿O que fuese la hija de un amigo? ¿O que su hijo sería uno de los 100 “participantes”?

Si la sensación que transmitía Lilly antes del día en cuestión era de un cierto nerviosismo y emoción, la reacción posterior sólo refleja tristeza. Pero hay dos tipos de tristeza: una, que genera el impulso de recapacitar una vez que se ha tocado el fondo de la degeneración, y otra, que es la pérdida de toda esperanza, la defraudación de toda expectativa, y que acarrea a sentimientos de angustia y desánimo. Esta segunda tristeza no busca salir del abismo en el que ha caído, sino que permanece en él. Pareciera que Lilly se encuentra en este segundo tipo de tristeza: días después del “logro” anunció que buscaría “superar la marca” y que ahora fuesen 1.000 hombres en 24 horas.

En Chile, este fenómeno -OnlyFans, Arsmate y similares- no es extraño, y del mundo de la política, de la farándula, del deporte y del periodismo cada vez se suman más a la venta de “contenido para adultos”. No pasa ni una semana sin que algún medio anuncie que tal o cual persona abrió cuenta en la impúdica plataforma. Distintas razones se arrojan, como justificando la necesidad de entrar a una realidad virtual falsa, impúdica e indigna tanto del que se expone como del que busca y mira.

La normalización de esta nueva forma de prostitución es bastante clara respecto a la señal que se envía a la sociedad y a los menores de edad.

Y es que sí es un tema al que los adolescentes tienen acceso inmediato: saben cuando alguien famoso ingresa, cuánto gana en sus primeras semanas, etc. La celebración de esta triste realidad genera un impacto en el que tomar ese “camino” se plantea como una posibilidad real, frente a la decisión de estudiar y trabajar. Pero todo tiene un costo, que no se reduce simplemente al monto por el que se vende y compra de contenido sexualmente explícito. La autodegradación que genera la banalización de la sexualidad genera un vacío y una destrucción interna tanto para quien crea el contenido como para quien lo consume, pues ambos simplemente usan al otro. Y no hay duda de que la dignidad humana exige que cada uno sea tratado como un fin y no como un medio, como una persona y no como una cosa.

Ojalá que Lilly Phillips no rompa su propio récord. (El Líbero)

Roberto Astaburuaga