El SLEP de Santiago y los liceos emblemáticos-Daniel Rodríguez

El SLEP de Santiago y los liceos emblemáticos-Daniel Rodríguez

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El 13 de diciembre recién pasado, el Presidente de la República, Gabriel Boric, nombró a la primera directora del Servicio Local de Educación Pública (SLEP) de Santiago Centro, Paulina Retamales. No es el primer servicio creado, ni siquiera el primero de la Región Metropolitana.

Los SLEP han tenido una implementación difícil. Los tres primeros fueron implementados a matacaballo, casi sin planificación y dirigidos por operadores políticos de segundo orden de un gobierno saliente. Sus crisis fueron varias (no lograban pagar sueldos) y la “marca” de esta nueva educación pública se dañó en gran parte por el atarantamiento de las autoridades salientes y los diputados sobreexcitados con la reelección y el eslogan del “retorno de la educación pública al Estado”.

Los servicios que siguieron tuvieron más tiempo, nombramientos profesionales y una Dirección de Educación Pública con mayor experiencia y equipo. La implementación ha mejorado considerablemente desde entonces, con las dificultades propias que implica una reforma de ese tamaño. Se identificaron nudos en la normativa y se sugirieron cambios en el calendario de implementación, que el oficialismo –de forma miope– rechazó cuando vinieron del Presidente Sebastián Piñera, pero que abrazó cuando los propuso el actual Jefe de Estado.

El grave caso del SLEP de Atacama (que estuvo en crisis más de un año y concluyó con 80 días sin clases) llevó a los servicios locales a ser duramente cuestionados por parlamentarios, incluso oficialistas. El calendario de implementación (y con este, la continuidad de la reforma) pendió de un hilo durante la discusión de la Ley de Presupuestos 2023, pero buenos oficios políticos y algunos ajustes lo mantuvieron en curso. Hoy los traspasos no son automáticos, sino que dependen de evaluaciones técnico-políticas mucho más razonables.

Pero la historia de la reforma a la educación pública es solo parte del contexto que enfrenta Santiago Centro. Es la sede de la primera institución educacional de la República, que fue a la vez proveedora, supervisora, fiscalizadora, referente, modelo y origen de todo lo que vendría después: el Instituto Nacional. Tan grande como su historia es su actual ruina, la que no abordaré aquí. Los ojos del país, de la opinión pública y de la prensa están puestos en lo que ocurra con el SLEP de Santiago Centro, quizás la última oportunidad institucional para revertir la decadencia. Este peso simbólico se extiende a los otros liceos denominados emblemáticos.

La contingencia noticiosa quizás confunda el mensaje. El problema que el país espera ver resuelto no es solo la violencia extrema –personificada en estos extraños personajes denominados overoles blancos– o el descontrol total que deja ver el terrible episodio con bombas molotov en el INBA. Es también recuperar la excelencia académica, el ejemplo cívico, la discreción, disciplina, austeridad y dignidad que fueron el orgullo de la educación pública chilena; es recuperar el poder de la educación pública que iguala hacia arriba teniendo como meta la excelencia, no la que quita patines al colegio de al frente. Tiendo a pensar que mucho del futuro de Chile se definirá en el más pequeño de los Servicios Locales de Educación. (El Líbero)

Daniel Rodríguez