Elecciones y política monetaria-Hermann González

Elecciones y política monetaria-Hermann González

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Los mercados financieros reaccionaron de forma muy positiva a los resultados de las elecciones presidenciales del domingo, dejando en claro que los cambios que se avecinan en materia económica y regulatoria, así como los enfoques y prioridades del nuevo gobierno, son bienvenidos tanto por inversionistas locales como por extranjeros. Los efectos que se han producido son tan significativos que vale la pena preguntarse si la política monetaria debe reaccionar de alguna forma a este nuevo escenario.

Por un lado, si se sostiene o se acentúa la caída del tipo de cambio veremos un relevante incremento de las presiones desinflacionarias en el corto plazo. En el IPC de diciembre veremos los efectos del menor valor del dólar sobre el famoso paquete turístico, pero en los meses siguientes se sumarán los impactos en el precio de los combustibles, en los automóviles nuevos y en el conjunto de productos importados de la canasta del IPC.

El cierre estadístico del Informe de Política Monetaria (IPoM) de diciembre se produjo con un tipo de cambio en torno a los $ 635 y el informe suponía una leve depreciación real en el horizonte de proyección.

En consecuencia, una mantención del tipo de cambio en torno a $ 620 y por cierto una baja adicional, constituiría (nuevamente) una real y genuina sorpresa al escenario inflacionario presentado en el IPoM, que sesgaría a la baja las ya débiles proyecciones de precios para el próximo año. Al cierre del lunes, las expectativas de inflación implícitas en los precios de los activos financieros se ajustaron levemente a la baja y contemplaban un incremento de precios de solo 2,4% para el próximo año, cinco décimas menos de lo proyectado por el Banco Central.

La otra dimensión del impacto generado por el resultado de las elecciones corresponde al alza de la bolsa, que subió casi 7% el lunes, pero que acumula un incremento cercano a 15% en poco más de una semana.

Esta reacción es el reflejo de las favorables expectativas que genera en materia de conducción económica y de prioridades el futuro gobierno y que podrían apuntalar el crecimiento en los próximos años. Por ahora, el consenso de mercado espera una expansión de 3% en 2018, pero es posible que el optimismo inyectado post elecciones genere ajustes al alza en esta proyección.

Sin embargo, cualquier cifra en el rango de 2,5% a 3,5% es compatible con el escenario base del IPoM y, en consecuencia, no debiese tener efectos de primer orden sobre las proyecciones de inflación ni sobre la política monetaria.

Por otra parte, una conducción fiscal más austera –como la que se espera en los próximos años- generará espacios adicionales para la política monetaria que no están disponibles cuando el gobierno de turno se embarca en planes ambiciosos de aumento del gasto público.

En resumen, dado el nuevo escenario económico-político parece prudente, al menos, mantener el sesgo expansivo de la política monetaria. Pese al mayor crecimiento esperado, no es conveniente minimizar que la inflación acumula 14 meses bajo la meta, seis meses bajo el piso del rango de tolerancia y que, en el escenario más probable, seguirá bajo la meta durante todo 2018. (DF)

Hermann González

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