El temporal de lluvias y vientos que transcurre prácticamente en todo el territorio nacional marca dos situaciones conocidas, pero no enfrentadas. En primer lugar, la débil respuesta del Estado frente a la emergencia. Por otra parte, la falta de infraestructura que permita acopiar en forma significativa el agua acumulada con motivo de la emergencia. A Chile le faltan embalses.
El impacto de las lluvias ejemplifica lo débil de la respuesta frente a una ciudadanía ansiosa de que el Estado se haga cargo de la emergencia e indica, una vez más, que el gobierno a cargo de esta situación, no responde con la prontitud y eficacia necesaria.
La economía apunta a un crecimiento de un 2% este año, pero debido a la catástrofe del clima que vive Chile en estos momentos, la trayectoria de crecimiento podría alcanzar una cifra aún menor al 2%.
Si la economía no crece este año entre un 4% y 5 %, no habrá reactivación ni mejoramiento del empleo formal. El empleo informal, podría seguir aumentando sustancialmente, el cual se aproxima a una cifra cercana al 30% de la fuerza de trabajo.
La insistencia en que la Reforma Previsional se apruebe con un porcentaje significativo de reparto lleva a la conclusión de que la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, sólo pretende afectar el porcentaje de los trabajadores que guardan sus ahorros en las cuentas de capitalización individual. Debemos mencionar que esta arremetida del oficialismo no cuenta con los votos necesarios para su aprobación. Por otra parte, la amenaza de algunos parlamentarios del oficialismo, indicando que, si no se aprueba la Reforma Previsional, recurrirán a un plan de retiros desde las cuentas de capitalización individual.
Esta situación no sólo es extraña, debido a que la ejecución de retiros en periodos anteriores provocó inflación, caídas del consumo, impacto en el mercado de capitales y un déficit enorme en el financiamiento de la vivienda, especialmente en sectores de clase media. Sin embargo, la ministra del Trabajo hace caso omiso a esta situación, por lo tanto, la reforma previsional que ella busca es de carácter netamente ideológico. Su principal objetivo es sacar al sector privado del manejo de los fondos ahorrados para el financiamiento de las pensiones futuras y sustituirlo por un sistema de reparto.
La conclusión es que el gobierno, a través del uso del Estado, en áreas tan disímiles como la educación, la salud, la previsión, no cuenta con el apoyo de la ciudadanía, la que no sólo busca soluciones estatales para estos problemas. Necesita que aparezca un equilibrio entre la labor del Estado y el espacio para que el sector privado pueda generar soluciones que efectivamente ayuden a los ciudadanos a generar el fin de los problemas en todas estas materias.
En ese complejo escenario comienza a aparecer con mucha más fuerza el impacto de la congelación de las tarifas eléctricas, las que comenzarán a tener un impacto mucho más importante en la tasa de inflación de la economía.
Creemos que esto no podrá ser equilibrado con subsidios para las familias más afectadas por el alza de las tarifas eléctricas. La razón es muy sencilla. El monto de los recursos fiscales comprometidos podría afectar la tasa de inflación de otra manera. Con esta información, la tasa de inflación que proyectamos para este año alcanzaría a un 4,4%, bastante alejada del centro del rango meta y ciertamente fuera del rango máximo que el Banco Central se ha comprometido a alcanzar este año.
El Banco Central será mucho más moderado en la expansión monetaria que requiere la economía a través de tasas de interés más bajas. Difícilmente, aquellas tasas podrían instalarse en 5,5%. Esta trayectoria de las tasas de interés más moderadas será mucho más fácil de visualizar en el caso que la política fiscal siga siendo empleada en forma expansiva para financiar subsidios y contrataciones de empleados públicos, como lo hemos observado en los últimos meses. (El Líbero)
Alejandro Alarcón