El respaldo del líder de Evópoli y ex precandidato presidencial de la derecha, Felipe Kast, al proyecto de Ley de Identidad de Género, que lleva cuatro años tramitándose en el Congreso, reabrió una grieta interna en Chile Vamos, y en el mundo de derecha histórico: la pugna entre los sectores liberales y conservadores. Una tensión que se vio apaciguada tras los resultados de la elección presidencial.
“Se acabó el veranito de San Juan”, asegura un dirigente de partido, quien ve en esta acción un desafío claro a la definición que había tomado Chile Vamos ese mismo miércoles en la mañana, un acuerdo que buscaba acabar con el “frenesí parlamentario” de fin de Gobierno y no aprobar los proyectos ingresados recientemente por la Presidenta Michelle Bachelet. Principalmente las reforma al sistema previsional y al capítulo XV de la Constitución, además de la Ley de Identidad de Género, que ese día era revisada por la Comisión de DD.HH. en la Cámara.
El acuerdo se dio en el marco de las postulaciones de nombres para el gabinete ministerial de Piñera, además de tomar algunos acuerdos como bloque. Es por esto que la aprobación en la comisión, por parte de Kast, sin que su voto fuera necesario para dar el visto bueno a la iniciativa, despertó la molestia entre las presidencias de partidos. Aunque desde la derecha reconocen que “para nadie fue una sorpresa”, ya que ha sido una línea “más que conocida” desde Evópoli la de apoyar las iniciativas que apunten a aumentar las libertades individuales, principalmente en materia sexual, reproductiva y de género.
Una línea y trasfondo liberal, que es el principal núcleo ideológico y sello de Evópoli, un partido nuevo, nacido tras la dictadura, que apunta a revitalizar y dar su lugar a esta línea al interior de Chile Vamos. Así lo destacó el propio Felipe Kast en la cena del quinto aniversario de la colectividad: “Este es el partido de renovación de la derecha, uno en donde el 90% de sus militantes no proviene de los clásicos RN y la UDI”.
Un partido que buscaría ser la punta de lanza al interior de una derecha que, a pesar de tener un gran triunfo electoral, no está a la vanguardia en los cambios a nivel de subjetividad en Chile, y que ha sido ampliamente criticada por carecer de un proyecto que dispute la batalla de las ideas y la dimensión cultural en el país. “Seremos nosotros los que haremos de Chile Vamos una coalición para el siglo XXI”, recalcó el presidente de Evópoli, Francisco Undurraga, ante el entonces candidato Piñera.
LÍDERES EVOLUCIONADOS
Otra característica de este partido tildado como “díscolo” al interior de Chile Vamos, o más bien “llevado a sus ideas –»pero se entiende, porque son jóvenes”, asume un diputado gremialista– es que se reconocen como resultado del primer Gobierno de Sebastián Piñera. Un grupo de sus principales dirigentes se hace parte del mundo político tras su paso por su primer mandato, entre los cuales destaca uno de los hombres de confianza de Sebastián Piñera y aparentemente carta segura para su próximo gabinete: Gonzalo Blumel.
El ingeniero civil estuvo a cargo de la construcción del programa presidencial en esta segunda campaña, es reconocido como uno de los “guardianes” del piñerismo y hace unas semanas oficializó su ingreso a Evópoli, aunque era más que reconocida su cercanía con el partido. Blumel, quien cuenta con el aprecio y respeto del círculo más íntimo del Mandatario electo, llegó a ser jefe de la División de Estudios de la Segpres, de la mano de Cristián Larroulet, en el primer periodo de Piñera. Pero, tras ir desarrollando una estrecha relación laboral con este último, reemplazó a María Luisa Brahm en la jefatura de asesores de la Presidencia, un puesto en el que no estuvo exento de roces con el equipo de Brahm, los que fueron superados debido a la confianza que le tenía el Presidente.
Una figura que es vista con respeto al interior de Chile Vamos, como uno de “estos jóvenes más sensatos”, aunque algunos ven con cuidado la cercanía que tiene con el Piñera y el acceso directo que este le puede dar a Evópoli con La Moneda. Desde Evolución Política aseguran que ha sido una grata sorpresa su ingreso a las filas del partido. Si bien no es parte del sector más puramente liberal de Evópoli y siempre recalca su profundo pero “no fanático catolicismo”, estiman puede ser un aporte estratégico para el partido, en vista de “lo complicado que es el acceso a Sebastián Piñera cuando está al mando”.
Otra de estas dirigencias es la ex carta presidencial y líder indiscutido de Evópoli, Felipe Kast. El senador electo nunca duda en poner la nota de tensión, “lo dejó más que claro en su votación”, reconoce un compañero de filas. Pero también lo hizo durante la campaña, donde no titubeó a la hora de criticar el anuncio de la ampliación de la gratuidad para los IP y CFT y, a pesar de que es contrario al aborto, “siempre ha respetado la postura de la libertad individual” impulsada por Evópoli. Una figura que fue tomando peso durante la oposición al Gobierno de Michelle Bachelet, y que ha sido nombrado como uno de los principales liderazgos de la derecha, y de su renovación, razón por la cual no es bien vista por los ojos más conservadores de Chile Vamos, menos con el rol que puede llegar a tener ahora en las ligas mayores, el Senado.
También destacan los papeles que han jugado y jugarán en la próxima administración el actor Luciano Cruz-Coke, ex ministro presidente del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Piñera y diputado electo por el distrito N°10, y la ex subsecretaria de Transportes, Gloria Hutt, así como la senadora electa por la circunscripción 11, Carmen Gloria Aravena. El actual presidente de Évopoli y diputado electo, Francisco Undurraga, tendría un lugar especial, no sólo por la responsabilidad que tomó al asumir la presidencia del partido, sino por el rol que jugaría en los comités de partidos, “un lugar bastante áspero” reconocen desde Chile Vamos, en el que tendrá que hacerles contrapeso a sus pares de la UDI y RN, principalmente.
DISPUTA IDEOLÓGICA
Los grandes partidos fueron mascando el avance de Evópoli, reconoció el presidente Sebastián Piñera, quien asumió públicamente que el partido “se ha transformado en una voz respetable, tiene mucho que decir, ¿qué partido en su primera elección escoge dos senadores y seis diputados?». Aunque precisó, entre risas, que “es una criatura precoz”, que debe “saber seguir madurando y evolucionando”, en su cena de aniversario, mientras se servían cervezas Andes en lata, hamburguesas, nachos y papas fritas.
Y es que esta criatura precoz no solo se ha constituido en una tercera fuerza política al interior de Chile Vamos, sino que además busca reconstituir el sentido más moral y filosófico del liberalismo en la centroderecha del país. Una línea histórica que siempre ha tensionado a este bloque, que ha estado hegemonizado por una dimensión conservadora a nivel ético y moral, pero en extremo neoliberal a nivel económico.
Según la socióloga y académica Valentina Verbal, la derecha chilena “siempre ha defendido la libertad de forma recortada y utilitarista”, basada en los rendimientos que esta línea le da al sector económico, pero abandonando su dimensión moral y de profunda libertad en todos los sentidos, tesis que profundiza en su libro La derecha perdida. La investigadora y militante de Evópoli recalca que su partido busca devolverle el sentido fundamental al concepto de libertad, en todos los ámbitos en que se desarrollan los individuos, incluyendo el de las libertades sexuales y la identidad de género.
“Evópoli permite la real autonomía de las personas, los emprendedores, una dimensión moral, más humanista, más cultural, no solo a nivel discursivo”. Sostiene que en esta dimensión se le da “mucha importancia al rol social del Estado, en favor a los niños y los más vulnerables, porque cree que ahí es donde se empareja la cancha”, línea que quedó estampada en el programa presidencial de Felipe Kast. Pero, añade que el partido “tiene que trabajar un poco más su identidad, los cuadros, los militantes de base, yo creo que Evópoli aporta a mejorar, perfeccionar y ayudar a que Chile Vamos y la derecha puedan conseguir un relato más coherente con la libertad”.
La socióloga plantea que Chile Vamos no ha podido dar respuesta a momentos históricos que marcan, como el de 2011. Ante dichas coyunturas no solo se esperan salidas programáticas sino “posturas más ideológicas”, “la izquierda cuestiona el modelo económico y la derecha tiene que responder a ese cambio de ciclo, no con el comunitarismo de derecha sino desde el sentido liberal”, afirma Verbal, quien hace hincapié en que la emergencia de sectores que buscan recuperar el sentido socialcristiano de la derecha, consolidado principalmente al interior de la filas de Renovación Nacional, establecen un Estado protector y totalitario, el cual no es la respuesta idónea a un modelo posmoderno.
Para superar la tesis de la carencia de relato en la derecha, en el próximo ciclo de gobernanza Chile Vamos debería abrirse a dar la batalla de las ideas, y defender, por tanto, la idea de que “el liberalismo es superior al socialismo”. Sin embargo, para ello, “la derecha debe ser menos autoritaria, porque la de ahora es una derecha estatista en los temas morales”, recalca la socióloga de Evópoli. Con esta estrategia, la derecha genera “mejores condiciones no solo para ganar una elección, sino ganar la próxima generación. Este relato permite que la derecha responda a la postmodernidad, a una sociedad más flexible”, recalca. (El Mostrador)