Experto vaticanista: «Renuncia de obispos da cuenta de la grave crisis»

Experto vaticanista: «Renuncia de obispos da cuenta de la grave crisis»

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Andrés Beltramo conoce de cerca la crisis que atraviesa la Iglesia chilena y ha seguido con atención los sucesos de estos días en Roma. Como corresponsal de Notimex y Vatican Insider, escribió en 2013 el primer artículo que daba cuenta de la profundidad de la crisis de los obispos chilenos. Sin embargo, su visión sobre el tema generó, como él recuerda en un reciente texto en Vatican Insider, “un terremoto de baja intensidad” y su artículo fue luego discutido en la Asamblea de la Conferencia Episcopal. Sin embargo, nada sucedió. Y a cinco años de esa nota, la Iglesia chilena y sus obispos están en el centro de la atención tras tres días de reuniones que culminaron con la puesta a disposición de sus cargos.

¿Cómo interpreta lo sucedido hoy en Roma con la renuncia de los obispos chilenos?

Es inédito, porque nunca ha ocurrido, simple y da la medida de la crisis. Da cuenta de cuán grave es la crisis que ellos no vieron y ante la cual se enfrentaron y dieron cuenta aquí en Roma. Hay informaciones que hablan de muchos actores involucrados, no solamente en el caso de Santiago. Estamos hablando de algunos casos de religiosos que van de una diócesis a otra a pesar de que tienen denuncias graves. Hay otras cosas, como cuando el Papa habla diciendo que muchas veces se desestimaron denuncias diciendo que eran inverosímiles cuando había indicios de que eran verosímiles. Eso lo tenían que ver obispos. No estamos hablando del caso Karadima, estamos hablando de casos seguramente de otras diócesis o de la misma diócesis, pero no lo sabemos. Estamos hablando de una incompetencia difundida que se ha manifestado como producto de esta grave crisis. El Papa habla de elitismo, mesianismo, clericalismo en su documento y todo esto es parte de una crisis que está siendo constatada por el Papa y que los obispos no hacen más que presentar sus renuncias porque es la medida de lo que ellos consideran que hay que hacer.

¿Cómo ve el proceso que se inicia ahora?

Ahora hay que ver que el Papa decida. La pelota ahora está en poder del Papa. Seguramente va a tomar su tiempo, porque hay ciertos desaguisados que se tienen que corregir antes de que se les acepten las renuncias. Habrá seguramente unas renuncias iniciales y habrá después un proceso más profundo.

¿Es posible prever plazos o es imprevisible?

Creo que es imprevisible, porque dependerá de lo que el Papa medite estos días. El Papa está reposando ahora todo lo que los obispos dijeron. Fue muy interesante cómo se ilustró la dinámica. El Papa habló, dio su discurso y no dijo más. Dejó un día para que reflexionen y luego dijo: hablen. Y hablaron durante dos sesiones y el Papa escuchó, no dijo nada. Presentan la renuncia y el Papa no dice nada. El Papa va a hablar con los hechos, después. Va a reposar. Habrá quien se habrá defendido, habrá quien se habrá acusado mutuamente, habrá quien habrá pedido perdón. Eso también toca personalmente a cada uno y ahí el sartén por el mango lo tiene el Papa.

La renuncia involucra a todos los obispos de la Conferencia Episcopal. ¿En qué situaciones cree que queda Errázuriz?

Es una incógnita lo que pasó con Errázuriz. Lo que sí, fue el único que se defendió a sí mismo en estos días y eso es muy significativo. Veremos qué hace el Papa. Realmente es una gran incógnita.

¿Cuál es su opinión en general de lo sucedido esta semana, más allá de las renuncias?

La reunión fue inédita porque nunca se dio que todo un episcopado sea convocado a Roma en una situación de crisis total. De crisis de ese episcopado, que es muy distinto a la crisis de la Iglesia, son dos crisis juntas. El episcopado chileno está en crisis desde hace muchos años por problemas graves de incapacidad, de impericia y de cuestionamiento a los propios obispos. Y la Iglesia chilena reciente está en una constante crisis que ha sido negada. Y dramáticamente, esa negación, ese maquillaje de la crisis terminó involucrando al mismo Papa, el mismo Papa se vio engañado por una Iglesia que ciertamente conoce, pero a la distancia y, las informaciones que él recibió de esta crisis eran informaciones parciales, fragmentarias, que no hablaban de un problema de fondo. Justamente a raíz de la misión especial de Scicluna el Papa entra en contacto con esta crisis, que es una crisis de los obispos, del episcopado, pero también de cómo ese episcopado se manifiesta, se comunica, se relaciona con el pueblo de Dios y con la sociedad en general. Eso es lo inédito.

¿Qué busca el Papa?

Evidentemente el Papa plantea un escenario de un cambio radical, para eso hay que ir a fondo. Y para ir a fondo no basta sólo cambiar a las personas. Primero, porque algunas personas tendrán que seguir un tiempo para hacerse cargo de problemas que ellos cometieron.

Y ¿cuál es la solución que es posible esperar?

Por un lado, el Papa va a tener que hacer una selección muy mirada de los próximos obispos. Seguramente para Chile se van a necesitar al menos ocho, diez o doce obispos pronto. Pero el asunto no se termina ahí. Si el Papa ha hecho un diagnóstico tan fuerte de la crisis del episcopado y cómo esa crisis ha afectado al pueblo de Dios, también tiene que haber un plan a largo plazo de cambio cultural para recuperar una credibilidad totalmente mancillada. (La Tercera)

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