El cardenal Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, entregó un claro mensaje al ministro del Interior, Mario Fernández, luego de entregarle cerca de medio millón de firmas recolectadas por las iglesias cristianas del país por parte de personas que se oponen a la despenalización del aborto en Chile.
Ad portas de la votación de la iniciativa del Gobierno en la comisión de Salud del Senado, la autoridad eclesiástica sostuvo un encuentro con el jefe de gabinete en el Palacio de La Moneda, ocasión en la que apeló al fuerte vínculo del secretario de Estado con la Iglesia Católica para tratar de detener los efectos del proyecto de ley. Tras el encuentro, Ezzati indicó que Fernández «es ministro del Interior y tiene por supuesto una función política que no se puede desligar de la identidad de la propia persona. Nosotros con mucho respeto le hemos presentado lo que las iglesias cristianas del país pensamos».
En ese sentido, manifestó su confianza en la capacidad del secretario de Estado para revisar el tema, «dejándolo justamente a su responsabilidad de hombre político que tiene un papel muy importante en la vida del país como ministro del Interior», dijo. «Las cosas fundamentales en las que estamos totalmente de acuerdo es que el tema de la vida es un tema de derechos humanos, y el Gobierno, el ministro, está muy comprometido con los derechos humanos», enfatizó. En cuanto a la recolección de firmas, el cardenal explicó que la idea es demostrar que «la vida es un regalo de Dios, no solamente para cada persona, sino también para el país. Venimos a entregarle al señor ministro medio millón de firmas de ciudadanos que han firmado en favor de la vida y en contra del aborto».
«No solamente para quienes tenemos fe, sino que para muchísimos ciudadanos que desde la inteligencia, desde la visión racional de lo que significa la vida han apoyado esta iniciativa», añadió. Por ello, pidió «con mucha humildad que el Poder Legislativo escuche la voz de tantos ciudadanos y que de verdad promuevan la vida, en todo el arco de la vida, porque el problema de la vida no es solamente el momento de la concepción, la espera de los nueve meses, sino que es todo lo que sucede a lo largo de la vida». «Por consiguiente, una familia que pueda tener un trabajo adecuado, que pueda tener una vivienda digna, que pueda tener los medios para que la salud sea cuidada, para que la vida crezca como un don con la donación de órganos.
Por consiguiente, y en una sola palabra, la promoción y la defensa integral de toda la vida», concluyó.