Después de casi un mes de las primarias presidenciales, el senador Ossandon aún no se reúne con el ganador de las mismas, Sebastián Piñera. El senador siente que es suficiente con hacerse a un lado y en cambio, en el entorno del expresidente, esperan de él un apoyo más explícito. Pero quizás la atención del piñerismo debería estar más en lo que representó el senador en la primaria y no en conseguir un apoyo de su persona por qué cómo lo dijo el mismo Ossandón, él no puede decirle a sus electores como votar en noviembre.
El senado por Santiago oriente logró una importante votación en las primarias, más allá de su tradicional fortaleza en Puente Alto ahora pudo demostrar que en las comunas populares que tenía una ventaja comparativa importante. El voto de derecha popular a lo largo del país se identificó en mayor proporción con su mensaje.
Tratar de insistir en que el senador por Santiago asuma un rol activo en la campaña, puede terminar siendo un autogol para la campaña de Sebastián Piñera. Primero porque por más que el precandidato Ossandón haya reconocido rápida e hidalgamente su derrota el pasado 2 de julio, en ese mismo instante con un cambio de actitud que empezaba a dejar atrás las reciclas y descalificaciones de los debates y de su franja televisiva para dar paso a su operación retorno, nadie podría creer que este giro fuera sincero sino tomaba distancia de convertirse ahora en un partidario férreo del candidato que hará ayer denostaba.
En segundo lugar, el regreso de Ossandón a RN fue un movimiento inteligente, porque al mismo tiempo que lo hace ver como políticamente ordenado en relación a su natural tentación por la confrontación, obligó a su partido a no poder hacer nada más que abrirle las puertas, y el declarar que se dedicará a apoyar a los candidatos a parlamentarios de RN le da un rol que lo libera de asumir cualquier otro en el comando presidencial. La señal es que vuelve a tomar control y a ganar amigos donde le importa y le servirá hacia el futuro de su partido.
La lección aprendida de Ossandón es evidente, le dolió mucho que su partido de toda la vida lo obligara en los hechos por su falta de apoyo a competir como independiente, es justo creer que si RN se hubiera cuadrado detrás de él sus resultados podrían haber sido aún mejores en las primarias. El no contar con una estructura a lo largo de Chile hizo que el candidato se diera cuenta de la importancia de las redes y lealtades que debía seguir acrecentando al interior de su partido.
Ossandón sigue trabajando para su campaña y no lo hará para otros, eso es un dato de la causa. Lo importante es que la campaña presidencial de Chile Vamos logre identificar y conectar con los electores de esa derecha popular que hace tiempo andan huérfanos e incómodos. No es extraño que si comparamos las mejores comunas de Franco Parisi el 2013 y el desempeño del senador en primarias, encontraremos una profunda similitud. Es este el verdadero desafío cómo hacer para que ese mundo que se siente ajeno a la derecha tradicional siente que es incorporado y valorado no solo en la propuestas, sino también en roles visibles dentro de la estructura de campaña.
El factor Ossandón debe ser entendido más allá de la persona del senador, esto será clave para diseñar como se amplía la base electoral de Chile Vamos en la elección presidencial pero más importante que esto, es ver cómo el referente de centroderecha demuestra su capacidad de apertura a sectores distintos de nuestra sociedad en la lógica de construir una mayoría inclusiva y no excluyente. (La Tercera)
Gonzalo Müller