Cada año, Atlas Network realiza un evento global, titulado Foro de la Libertad. Esta vez, tendrá lugar los días 20 y 21 de noviembre en Nueva York, y alguien podría imaginar que derivará en una gran celebración de la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses. Pero no todos lo festejarán. También hay detractores suyos en esta red liberal, presente en más de 100 países del mundo. Sus socios superan los 500, entre ellos, más de un centenar en América Latina.
«Yo me imagino que sí habrá gente, por diversas razones, que son simpatizantes de Trump, pero hay muchos otros, incluyendo a nuestro vicepresidente ejecutivo, que ha sido un crítico abierto y feroz del trumpismo», señala a DW Roberto Salinas León, miembro sénior para América Latina y antes director del Centro Latinoamericano de Atlas Network.
En el Instituto CATO también se escuchan voces críticas. «La victoria de Trump no representa una victoria del liberalismo. Representa una victoria del nacionalismo en general, a lo cual los liberales nos oponemos», dice a DW Ian Vásquez, vicepresidente de estudios internacionales de esa organización. Sus simpatías están más bien con el presidente argentino, Javier Milei, que a su juicio representa todo lo contrario: «Milei cree en el libre mercado. Trump desconfía del libre mercado. Milei cree en el libre comercio. Trump es un proteccionista fuerte».
CORRIENTES HETEROGÉNEAS
Fundada en 1981 por Sir Antony Fisher en Reino Unido, Atlas Network tiene su sede en Estados Unidos y manejó en 2023 un presupuesto algo superior a los 28 millones de dólares. Poco más de 2 millones fueron destinados a becas en América Latina, según se indica en su portal.
En la prensa se leen títulos como «Red Atlas: La sombra de la derecha internacional en América Latina», del medio uruguayo Crónicas del Este. A su vez, el argentino Página 12 se refirió a la organización como «el tejido ultraderechista que se expande por todo el mundo». Ambos artículos, de enero de 2024, hacen referencia a una columna de George Monbiot, publicada en el diario británico The Guardian.
¿Cuál es la corriente predominante hoy en esta red? ¿Se trata de promocionar las ideas neoliberales? «No neoliberales, liberales», subraya Ian Vásquez, afirmando que se busca «promover los límites al poder, crear sociedades libres, basados en la democracia y el mercado y el tratamiento igualitario bajo la ley».
También Salinas recalca que Atlas Network promueve mercados abiertos, competencia, democracia liberal, sociedad abierta, tolerancia a la disidencia. «Son los valores que corresponden al liberalismo clásico», dice.
Alejando Chafuen, quien fue presidente de la red desde 1991 hasta 2018 y actualmente preside la Fundación Chase, considera que «Atlas se movió al libertarianismo woke (salvo en temas económicos)».
LA INFLUENCIA DE ATLAS
Chafuen indica que el impacto de Atlas «varía por países y la influencia que cada think tank tiene en el mismo. Think tanks con los que yo trabajé tuvieron influencia en muchos. Pero en políticas públicas, no en política».
Guillermo Fernández Vázquez, profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid, considera que «es una red muy influyente y sobre todo muy completa». Entrega becas y «no solo está formando personas para el futuro, sino que ofrece también oportunidades laborales, por ejemplo, en cuanto a presencia en medios, presencia pública».
El politólogo piensa que cumple un papel importante en la «generación de un discurso neoliberal o libertario, justo cuando más por superado se lo daba». En este contexto, recuerda que, durante la pandemia de COVID, se pensaba que en el mundo cobraría más importancia el Estado, como protector del individuo. Se vaticinaba «el fin de la globalización, del neoliberalismo, y la llegada de la época de los Estados y las fronteras. Pero ocurrió lo contrario», dice a DW.
«Creo que supieron aprovechar el cansancio que hubo con las restricciones, después de la época del confinamiento. Fue una excelente palanca para crear un clima de que el Estado es una entidad que perjudica la vida de los ciudadanos, el disfrute, pero también la vida económica», analiza.
VÍNCULACIÓN CON LA POLÍTICA
El académico español estima que las vinculaciones con la política son fuertes. «He visto presencia de partidos políticos, de lo que llamamos la nueva derecha, partidos como el de Le Pen, el de Meloni, como Vox, en este tipo de foros», dice.
Pero Roberto Salinas descarta de plano un apoyo a democracias iliberales, como la húngara: «Hungría, definitivamente no entra en nuestra escala de valores», dice, puntualizando: «Para nosotros, no es un tema de derecha o izquierda, es un tema de principios».
Hace notar, eso sí, que hay un debate muy fuerte. «Incluso ha habido confrontaciones intelectuales, por ejemplo, sobre qué pensamos de un partido como Vox», dice. «La idea de que Atlas Network impone una agenda homogénea es completamente falsa. Estos eventos son precisamente para generar discusión, disidencia, diálogo y debate».
El encargado de América Latina en esta red se queja de que existen campañas de desinformación. Se dice «que estamos promoviendo financiamiento a partidos políticos, y eso está prohibidísimo en Atlas», asegura. Para ilustrarlo, pone un ejemplo: «Vente Venezuela jamás recibirá un centavo de Atlas Network». Aclara que eso «no quiere decir que no seamos simpatizantes. Hemos sido grandes apoyadores deMaría Corina Machado. Ella va a ser la oradora inaugural (a través de un video) de nuestro foro en Nueva York, la próxima semana», adelanta.
Y reitera: «No hay apoyo financiero a Vente Venezuela. Se le ha dado dinero a instituciones dentro de Venezuela como CEDICE Libertad, que tienen un programa de apoyo a la promoción de los valores consistentes con Atlas Network. ¿Coinciden esos valores con los que promueve María Corina Machado? Sí, definitivamente». (DW)