La Reunión Especial de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA, o CCAMLR por sus siglas en inglés), realizada la semana pasada en Santiago, terminó sin resultados.
“Se fracasó porque no se llegó a ningún consenso sobre cuáles son los pasos a seguir para destrabar la discusión sobre Áreas Marinas Protegidas”, lamentó Alex Muñoz, director senior de National Geographic Pristine Seas.
En la reunión, a la que asistieron representantes ministeriales de los 27 países miembros, científicos y algunas ONG en calidad de observadoras, se debatieron a puertas cerradas tres propuestas de reservas marinas protegidas para la Antártica, una de ellas presentada por Chile y Argentina. Para la aprobación de un proyecto, todos los miembros deben estar de acuerdo.
“Estamos decepcionados por la constante falta de progreso cada año, mientras el medio ambiente antártico sigue calentándose. Esta podría haber sido una oportunidad histórica para que la CCRVMA se visualizara como un líder mundial de la conservación. Es cada vez más preocupante que solo unos pocos miembros sean capaces de inclinar la balanza en esta región para priorizar la pesca por sobre la conservación”, declaró Emily Grilly, directora de Conservación Antártica de WWF Australia.
El Mostrador intentó conocer la opinión de la Cancillería sobre este tema, pero no tuvo éxito.
PROPUESTA CHILENA
La propuesta de Chile y Argentina ha sido largamente trabajada y concitado vasto apoyo.
“Junto con Argentina, nos hicimos la tarea de tratar de fundamentar de la mejor manera posible todo esto y hemos tenido un tremendo trabajo, se ha hecho investigación científica de mucha calidad, reconocida por todas las partes”, explicó Marcelo Leppe, director del Instituto Antártico Chileno (INACH).
“Se ha alcanzado un nivel de entendimiento del tema científico que no teníamos antes y que, por supuesto, va a ayudar a la hora de que se llegue a la discusión final del área marina protegida”, agregó.
Aunque no se esperaba una aprobación, dada la constante oposición de China y Rusia a las iniciativas, que ya lleva varios años, sí estaba la esperanza de una “hoja de ruta” que permita avanzar en el establecimiento de la red representativa de Áreas Marinas Protegidas, con miras a la reunión anual del organismo en octubre en Tasmania.
Sin embargo, ni siquiera eso se logró.
ANTECEDENTE DESESPERANZADOR
La cumbre se realizó en un contexto difícil, tras los pobres resultados de la 45º Reunión Consultiva del Tratado Antártico (RCTA), realizada previamente desde el 28 de mayo al 8 de junio en Helsinki, según informó el sitio EcoAvant.
Tras dicha reunión, las organizaciones ecologistas expresaron su frustración por la falta de avances en la protección de la Antártica, y resaltaron que los resultados no reflejaban la urgencia ni la magnitud de las crisis climáticas y de biodiversidad que actualmente enfrenta el continente antártico.
“Una vez más la ATCM perdió la oportunidad de actuar para asegurar el futuro de la Antártica, ya que el principal resultado de la reunión fue una declaración que no se traduce en ninguna acción significativa y que tendrá consecuencias prácticas limitadas”, señaló la directora ejecutiva de la Coalición Antártica del Océano Austral (ASOC), Claire Christian.
No obstante, hubo progresos respecto a la creación de una Zona Antártica Especialmente Protegida y un acuerdo sobre la importancia de una regulación del transporte marítimo y el turismo.
REUNIÓN EXTRAORDINARIA
Actualmente, la CCAMLR tiene el desafío de acordar un Área Marina Protegida tras siete años sin avances al respecto. Hasta ahora ha acordado dos Áreas Marinas Protegidas: South Orkney Islands Southern Shelf en 2009; y Ross Sea Region en 2016. Esto último implicó el resguardo para más de 2 millones de kilómetros cuadrados de hábitat crítico, proporcionando protección a miles de especies.
Ahora el objetivo era “ampliar el margen de la conversación en esta reunión, en particular para tratar de poner con mayor temporalidad, mayor cantidad de argumentos científicos y, por supuesto, instar a la búsqueda de los consensos”, explicó el director del INACH.
“El éxito del Tratado Antártico en los últimos 60 años ha sido que trabajamos con base en los consensos. Y, por lo tanto, es algo que debe buscarse para también salvaguardar la integridad del sistema completo para los próximos años”.
Ha habido críticas porque solo en los últimos dos años, la CCAMLR ha aprobado 66 permisos de pesca en la región, pero ninguno de protección.
OPOSITORES
China es un país con una importante flota pesquera interesada en el krill antártico, lo que podría explicar su oposición, mientras el caso de Rusia es menos claro, según una fuente que asistió a la cumbre. Agregó que podría deberse a razones geopolíticas, agravadas en el momento actual, dado que Ucrania también es miembro de la comisión.
“No creo que haya un argumento científico fuerte. Ellos lo que han dicho es que en realidad lo que se necesita es un poco más de información. Esta palabra no es correcta, deberíamos reemplazarla por otra. China y Rusia usan maniobras dilatorias para agotar los tiempos de discusión y evitar que se llegue a cualquier consenso sobre materias relativas al Área Marina Protegida. Eso es lo que ocurre. Son maniobras dilatorias”, opinó el representante de National Geographic Pristine Seas.
La reunión de la semana pasada fue bastante especial, ya que desde el establecimiento de la Comisión, en 1982, solo ha habido tres reuniones extraordinarias, y esta fue convocada específicamente para tratar el tema de las zonas marinas protegidas, en vista del estancamiento de las negociaciones.
RIESGOS
Leppe resaltó que esta reunión tenía un carácter trascendental, “porque en los últimos dos años se ha detectado la mayor disminución de hielo marino de la historia de Antártica desde que tenemos registro instrumental, que son los últimos 70 años”.
“Estamos todos muy preocupados porque el hielo marino antártico es el que provee, el que alberga a una población importante de microalgas, que son el alimento principal del krill. Entonces, durante estos últimos dos años ha habido disminuciones de entre 1, 5 y 2 millones de kilómetros cuadrados de superficie de hielo marino que no se han formado en invierno y eso implica, por supuesto, que no vamos a tener la población de krill que hemos tenido en años anteriores”, advirtió.
Añadió que el krill no solo es la materia prima para el alimento principal de las cadenas tróficas de vertebrados antárticos, sino además uno de los importantes colaboradores para que el océano sea el principal captador de CO2 antropogénico de los océanos, por cuanto captura dos tercios del carbono antropogénico.
RAZONES DE CHINA Y RUSIA
En la reunión “hubo bastante discusión”, según César Cárdenas, quien asistió en calidad de investigador del Departamento Científico del INACH.
“Uno de los aspectos positivos quizás es que se dio la instancia para entender un poco más los argumentos de aquellos países que parecen no estar listos para seguir trabajando en el establecimiento de esta red, principalmente Rusia y China también, que fue más abierto en cuáles son sus preocupaciones y qué buscan ellos para poder avanzar”, afirmó.
En relación con las tres propuestas sobre la mesa, una –que es la más antigua– es para la Antártica Oriental, la segunda del Mar de Weddell y la tercera de la península Antártica. Esta última corresponde a la propuesta de Chile y Argentina. De las tres, es el área donde más pesca se realiza. Si se protegieran estas tres áreas, se protegerían casi 4 millones de kilómetros cuadrados de hábitat crítico del océano Austral.
“Hay objeciones de orden científico principalmente, no todos los países están totalmente convencidos de que la información científica es la suficiente para tomar una medida de conservación como esa. Pero hemos juntado cantidades importantes de información y, bueno, lo que está ocurriendo ahora en estos momentos con el hielo marino atlántico y las sensibles disminuciones de las poblaciones de krill asociadas por supuesto a todo tipo de actividad sobre ellas, es la que nos obliga a seguir perseverando en esta línea”, dijo Leppe.
EXPANSIONISTA
El científico argentino Rodolfo Werner, de la ASOC, una liga de organizaciones no gubernamentales (WWF, Greenpeace, Pew, entre otras), que asistió en condición de observador, subraya que China, en general, tiene una actitud “muy expansionista y extractivista”.
“Entonces, en realidad, no quieren tener muchas restricciones con respecto a las posibilidades, a la potencialidad de pesca. En el caso de la península Antártica, son las zonas donde se concentra la pesquería del krill, el krill antártico. Y los chinos pescan krill antártico, entonces, y tienen proyectos de pescar aún más. Entonces, China tiene esta perspectiva que tiene más que ver con que no haya restricciones a la pesca y demás”, señaló.
En cuanto a Rusia, las razones son más difíciles “de leer, pero hace años que se vienen oponiendo de manera sistemática”.
“Es muy difícil negociar con ellos, es muy difícil conversar con ellos, y teniendo en cuenta la situación geopolítica actual, con la guerra, es mucho peor, y teniendo en cuenta encima que uno de los países miembros de la CCMALR es Ucrania también, a veces es muy complicado eso”, explicó.
Técnicamente, en esta reunión se podrían haber aprobado las tres áreas, “pero sabíamos que eso no iba a suceder”.
“A lo que se apuntaba era a acordar una hoja de ruta, es decir, como una especie de planificación de decir que ya de aquí a tres años vamos a establecer las áreas marinas, y esto va a pasar en el primer año, esto va a pasar en el segundo, esto va a pasar en el tercero. Y acordando esa hoja de ruta, permitir que justamente China y Rusia pudieran expresarse, decir cuáles eran, son, sus preocupaciones o sus problemas, pero que acordaran al fin de la reunión tener esta hoja de ruta. Y se hizo un esfuerzo en generar esa hoja de ruta, pero esto fue bloqueado, en ese caso, particularmente por Rusia”, lamentó Werner.
CONSECUENCIAS
Como es de suponer, las consecuencias para la zona son negativas, sobre todo tomando en cuenta que en Helsinki se firmó una declaración que señala que, efectivamente, lo que está ocurriendo en Antártica con el cambio climático podría condicionar fuertemente el desarrollo de lo que se entiende como los ecosistemas antárticos de las últimas tres décadas, y ponerla en jaque, de manera tal que es necesario adoptar medidas de conservación, en palabras de Leppe.
La 42ª reunión anual de la CCRVMA, que se celebrará en octubre de 2023, será la próxima oportunidad para avanzar en los debates sobre una red de Áreas Marinas Protegidas en el océano Austral.
Para Alex Muñoz, el resultado de la cumbre está confirmando que las instituciones internacionales de este tipo no están respondiendo a las necesidades de responder a la crisis ambiental en que se encuentra el planeta.
“Ya son varios años en que por la tozudez de dos países se paraliza cualquier Área Marina Protegida que se propone en esta zona, lo cual hace pensar si se debe revisar el mecanismo de toma de decisiones que existe para la Antártida”, afirmó.
“Es difícil saber qué pasa por la mente de Rusia y China, ya que no transparentan totalmente sus intenciones. Pero parece ser más bien una razón geopolítica más que algo relativo a la conservación o extinción de la Antártica. Hay ciertos países como estos que pretenden tener la llave de las decisiones internacionales en todo tipo de ámbitos. Y Antártica, si bien no representa mayormente un atractivo comercial, ni para Rusia ni para China, ellos hacen valer su dominio sobre la comunidad internacional al bloquear decisiones multilaterales”, criticó.
Agregó que espera que Chile y Argentina sigan impulsando fuertemente su propuesta “y no me cae duda de que en algún momento esto se va a tener que resolver con la creación de un Área Marina Protegida en la península Antártica”.
“Tiene que pasar tarde o temprano”, explicó.
También Max Bello, experto en política oceánica, es optimista. Uno de los motivos es la aprobación, este mismo mes en Naciones Unidas, del tratado internacional para la protección de los océanos.
“Es una cosa que es muy positiva, porque se aprobó a través de un consenso. Esperábamos que algunos países, que a lo mejor han sido más obstructivos en el CCAMLR, también hicieran algunos cambios o alguna reticencia, pero finalmente no ocurrió. Se aprobó, aunque no entra en vigor sino hasta el momento en que sea ratificado por 60 países”, precisó.
Para Bello es importante recordar siempre también que en la Antártica la parte continental tiene protección.
“Eso fue conseguido en medio de la Guerra Fría incluso. Son los ejemplos mayores de cómo se puede avanzar aún en los momentos más complejos”, concluyó. (El Mostrador)