El pasado 29 de noviembre, la Fiscalía publicó las últimas correcciones del primer informe sobre el Crimen Organizado en Chile. El contenido no es para nada alentador, pero algo queda claro: hay conciencia del grave problema que nos aqueja y que se ha agudizado desde hace más de dos años.
El informe cita lo siguiente: “Estamos en un momento crucial para enfrentar el desafío del crecimiento y la consolidación de las organizaciones criminales en el país. Lo que hace una década parecía un fenómeno incipiente, hoy es una realidad que ocupa un lugar central en la agenda pública, imponiéndonos el imperativo de actuar con responsabilidad y determinación (…) el crimen organizado no solo representa una grave amenaza a la seguridad pública, sino que también genera un impacto creciente en las estructuras económicas y sociales (…) Un aspecto clave para abordar eficazmente este desafío es el fortalecimiento del trabajo interagencial. La colaboración y el trabajo conjunto entre el Ministerio Público, las policías y otras agencias estatales, tanto nacionales como internacionales, resultan esenciales”.
Y sí, la Fuerzas de Tareas son imprescindibles para el combate de este “virus”, pero, a mi modo de ver, esta solución, hoy día, es poco robusta tomando en cuenta que estos criminales tienen la habilidad de adaptarse a la geografía y condiciones locales, lo que dificulta su control, sumado además al modelo descentralizado y excesivamente violento, que tienen para cometer sus fechorías, lo que deteriora el orden público. También, hay que decir que cuentan con conocimientos tecnológicos para lograr sus cometidos. Van mutando con una velocidad vertiginosa, lo que les permite ir un paso adelante.
Es por esta razón, que los grupos multidisciplinarios por sí solos no serán una solución eficiente. Las Fuerzas de Tarea deben apoyarse en la integración de tecnología de vanguardia, esa que logra reducir el tiempo entre la detección y la respuesta, y aquella que es capaz de desarrollar parámetros de predictibilidad gracias a la Inteligencia Artificial y Redes Neuronales.
Existen plataformas digitales que permiten procesar gran cantidad de incidentes desde distintos lugares y sistemas para atacar irregularidades cuando están sucediendo. También pueden integrar herramientas que permiten llevar a cabo una evaluación, en tiempo real, de todos los sucesos, aplicando métodos de detección más amplios y robustos y, opcionalmente, integrar sistemas de despacho asistido por computadores para una respuesta inmediata.
La integración de tecnologías a través de plataformas digitales permite maximizar las capacidades para gestionar incidentes en centros de operaciones de seguridad pública, salas de control, estaciones, unidades o en cualquier lugar que requieran la presencia de las fuerzas de seguridad. En conclusión, incorporar tecnologías a las Fuerzas de Tarea podría simplificar los flujos de trabajo, aumentaría la productividad, ampliaría la capacidad de los centros de llamadas, mejoraría el conocimiento de la situación, la colaboración y la coordinación entre organizaciones y equipos y brindaría mayor seguridad, eficiencia y eficacia a la respuesta, que en este caso sería controlar y minimizar el impacto del Crimen Organizado en nuestro país. (Red NP)
Gonzalo Cornejo
CEO de Insight Security