“Nosotros no participamos en ningún acto colusorio”, dice Gabriel Ruiz-Tagle, el ex dueño de la fábrica de papeles PISA, hoy SCA, empresa acusada por la Fiscalía Nacional Económica (FNE) de coludirse durante 10 años con su competidora CMPC, para controlar el mercado de los papeles higiénicos y de uso doméstico en Chile.
El también ex presidente de Colo Colo y ex ministro de Deportes de Sebastián Piñera, reconoce varias reuniones con sus competidores, pero insiste en la tesis de la coacción de la papelera del grupo Matte. “Tenían como objeto ejercer un nivel permanente de presión sobre PISA”, dice Ruiz-Tagle. “Tengo la convicción que el directorio conocía de la coacción que CMPC ejerció sobre PISA”, agrega.
Ejecutivos de ambas compañías han señalado que sí existió un acuerdo colusorio y que partió en Las Brisas de Chicureo entre usted y Jorge Morel, de CMPC…
La FNE hace propio un relato de CMPC que no corresponde a la realidad. Lo que ocurrió entonces fue que nos reunimos con Jorge Morel en septiembre de 2000 en Las Brisas de Chicureo. Esa reunión la citó CMPC, porque tenían el anuncio de que el directorio quería recuperar la participación de mercado que había perdido en el último tiempo, a propósito de los productos aCuenta que PISA le fabricaba al Lider. El directorio no estaba dispuesto a que PISA creciera. Recuerdo que le pregunté a Morel si estaba corriendo con colores propios y me dijo que era una orden perentoria del directorio y que éste estaba en conocimiento de sus acciones y lo respaldaba plenamente. Incluso, esta reunión está ratificada por las declaraciones del propio Jorge Morel en el Tribunal de Colina. De esto fue informado oportunamente Arturo Mackenna, que era vicepresidente del directorio de CMPC en esa época, por el propio Jorge Morel.
¿De qué fue informado específicamente Arturo Mackenna?
De las reuniones en Las Brisas de Chicureo.
¿De las dos reuniones que usted tuvo con Jorge Morel?
Así es.
¿En qué quedaron en esas dos reuniones en Las Brisas de Chicureo?
Esto que le cuento fue la primera reunión. Previamente, ellos habían hecho una baja muy profunda en todos sus precios, en relación a ciertos productos de marca propia de D&S. Después, en una segunda reunión, le señalé (a Morel) que PISA no iba a seguir esas bajas porque no estábamos en condiciones de hacerlo y que de esa manera él iba a recuperar su participación de mercado.
¿Morel buscaba que PISA subiera los precios de las marcas propias?
Ellos sostenían que PISA estaba vendiendo bajo el costo y querían que corrigiéramos esta situación.
¿Morel le informa, según lo que usted dice, a Mackenna la negativa de PISA de subir los precios?
El informa sobre estas dos reuniones, que es lo que a mí me consta. El contenido de lo que conversaron, no puedo saberlo. Pero sí que estuvo informado que (Morel) se reunió conmigo.
¿Usted califica estas reuniones como el inicio de un acuerdo colusorio o las ve como simples encuentros entre competidores?
Hay que entender una cosa muy importante respecto de estas y otras reuniones que vienen en el futuro. En esa época, el tamaño empresarial de CMPC era 100 veces más grande que PISA. Era una persona natural, yo, compitiendo con CMPC, una empresa transnacional. Es como decir David contra Goliat. Entonces, negarse a asistir a estas reuniones era considerado una provocación y la posibilidad de no hacerlo era nula. Piense usted que bastaba una orden del directorio de CMPC para que PISA dejara de existir. Y en ese sentido, CMPC a través de estas citaciones y de un sistema de monitoreo que armó, creaba un ambiente de coacción permanente respecto de PISA.
¿Usted nunca pensó que esto le podría traer problemas, dado que eran competidores? ¿No pensó que podía afectar las leyes de la libre competencia?
Uno lo que está sufriendo es una coacción. Lo que yo pensaba en ese momento era ver, si ya había recurrido muchos años atrás a la Comisión Resolutiva, la antecesora del TDLC, a propósito de la venta de Inforsa a CMPC y la votación de la comisión fue de 22 a 2. Nada que hacer. Segundo, en esa época, el TDLC carecía de gran parte de las facultades que tiene hoy y que se las otorgaron en 2009. Por último, cualquier acusación contra ellos, implicaba también acusar al cliente, que era aquel al cual queríamos venderle. La verdad es que la indefensión de una empresa pequeña frente los abusos de una enorme, era una cuestión que no tenía ninguna posibilidad de salir adelante.
Después de esas dos reuniones, ¿usted se sigue juntando con ejecutivos de CMPC?
Hubo varias reuniones más en las cuales yo participé, aunque en la gran mayoría no. Existiendo esta tremenda fuerza y poder en diferencia de tamaño de las empresas y las amenazas que se hacían y concretaban en el mercado, la posibilidad de no asistir para nosotros era nula.
Usted sindica a Arturo Mackenna como la persona que mandató a Morel para que discutiera participaciones de mercado. Ante el Ministerio Público, sin embargo, Eliodoro Matte y otros directores negaron que la mesa de CMPC supiera de este acuerdo…
Yo quiero hablar de coacción, no de acuerdo, porque nosotros no hicimos ni respetamos ningún acuerdo. Pero sí quiero decir lo siguiente. Tengo la convicción y estoy seguro que el directorio de CMPC conocía de la coacción que ejerció sobre PISA. Es inverosímil pensar que durante una década los ejecutivos de CMPC actuaran por cuenta propia y sin el conocimiento de su directorio. Le digo esto, pues la coacción sobre PISA comenzó mucho antes que estos ejecutivos llegaran a CMPC.
¿Cuándo comenzó entonces?
No se me va a olvidar nunca cuando fui amenazado en la casa de un director de CMPC. Esto fue a fines de 1997. Se realizó una reunión aquí en la Dehesa, en la casa de don Gonzalo García, director histórico de CMPC, en la cual se me dejó en claro la preocupación de CMPC por el crecimiento de PISA. Se me señaló una política de amedrentamiento y se me notificó que el directorio de CMPC, en ese tiempo, no iba a permitir que PISA creciera.
¿En calidad de qué fue usted a la reunión en casa de Gonzalo García?
Yo era PISA.
¿Pero a usted lo citan a esta reunión?
Se realizó esta reunión y ahí quedó establecida una política de coacción que se mantendría después por muchos años. Y esto es muy importante, porque fue antes de que todos los ejecutivos que hoy están cuestionados en CMPC, existieran o tuvieran responsabilidades comerciales en la empresa.
¿Pero a esta reunión usted llega invitado por Gonzalo García? ¿Qué otros directores estuvieron presente? Se lo pregunto, pues es una reunión entre competidores…
Tengo que declarar en el TDLC en los próximos días, entonces los detalles de esta reunión quisiera aportarlos en esa instancia.
Eliodoro Matte dijo ante la fiscalía que él no sabía. ¿A usted le consta eso?
Yo estoy hablando de la presencia de un director, además está otro director en conocimiento de distintas reuniones posteriores, entiendo que hacia el futuro también el director Mackenna tiene otras reuniones con la SCA en un período en que yo no estaba en la parte ejecutiva. No puedo decir el director tal o cual, pero sí que en la casa de Gonzalo García, hombre de confianza del directorio y actual director de CMPC, se realizó esta reunión en 1997.
¿Usted apunta entonces a una política del directorio?
Es una política del directorio y es imposible e inverosímil pensar que los ejecutivos de CMPC, por más de una década, por su cuenta y sin conocimiento de su directorio, hayan actuado de esta forma.
Usted ha hablado de coacción y no de acuerdo. ¿Cómo se materializa esta coacción que acusa?
CMCP lo que hizo, fue tender un cerco eléctrico alrededor de PISA para que no creciera y su objetivo era que no sobrepasáramos determinadas condiciones de mercado. Esos límites jamás los respetamos. De hecho, hay un mecanismo que mide las participaciones de mercado, que es el informe de Nielsen. Entre 2000 y 2003, de 19 mediciones bimensuales, en 12 de ellas PISA estaba arriba de las participaciones de mercado supuestamente acordadas, hecho que motivó que el papel (higiénico) lejos de subir, bajara entre 2000 y 2005, en 13% real, según el INE.
¿Pero cómo se materializó?
Nos tenían rodeados de convenios de exclusividad, es decir, con clientes a los cuales no podía venderle PISA; nos limitaban los espacios en las góndolas (de los supermercados); habían convenios de promociones exclusivas; les pagaban a muchos supermercados por participación relativa al interior del supermercado; incluso, en oportunidades se retiraban los productos de PISA en algunos supermercados para poder cumplir las metas de CMPC. Todo este ambiente de coacción fue una cosa que existió desde mucho antes que el período analizado (…) Las personas pueden no entender por qué PISA iba a estas reuniones, pero si usted ve que un monstruo hace lo que quiere todos los días y está en juego la supervivencia de una empresa chica, se entiende de mejor manera que esta cuestión no era un trato afable como CMPC pretende hacerlo pasar.
¿En ningún momento se dan cuenta que esto no es legal y que va a reventar en algún momento?
Esperábamos que en alguna oportunidad se pudiese cuestionar el abuso de posición dominante que existía, porque nosotros nunca en esa época llegamos a acuerdo; lo que pasaba era que nos atropellaban constantemente. Había un sistema de monitoreo interno de CMPC, cuya envergadura conocimos recientemente en las actas del TDLC. Se monitoreaba, por ejemplo, el precio de venta de cada producto de PISA en toda la semana en cada supermercado del país, se vigilaban las compras de celulosa y de materias primas nuestras, se controlaban las importaciones de equipos industriales de PISA, incluso, se hacían simulaciones de los balances contables de PISA con un nivel de detalle que nosotros mismos no éramos capaces de producir.
¿Para qué eran las reuniones con CMPC entonces?
Tenían como objeto ejercer un nivel permanente de presión sobre PISA y esa era la razón por la cual se hacían. En PISA no existía una planilla ni un controlador equivalente. Este era un sistema interno de CMPC.
Pero Rafael Cox, fiscal de CMPC, cuando concreta la delación compensada dice que existía un monitoreo y que se hacía a través de los informes de Nielsen. Además, señala que las participaciones se corregían mutuamente, bajando la blancura del papel y devolviéndose toneladas…
Toda la primera parte es cierta, pero la otra no. De mutuo, no tenía nada. Incluso, dentro de las pruebas aportadas no existe un correlato de PISA de nada de eso. Todo lo que hay es interno de CMPC. Si hubiese habido un mecanismo de compensaciones, significaría que hubiera habido compras de bobinas por ambas partes. Pero de CMCP a PISA jamás llegó una bobina. Lo único que había era que ellos compraban papel y nosotros se lo vendíamos lo más caro posible. Nuestro negocio era vender papel y ellos compraban a muchos proveedores en el mundo. En el tema de la blancura, es casi gracioso. Una empresa como PISA, la única manera de abastecerse de celulosa a un precio mínimamente competitivo en esos años, era mediante la compra de celulosa de baja blancura en Arauco. No teníamos cómo subir o bajar la blancura. Estas cosas las hacían ellos, por su cuenta.
Morel, Cox y otros ejecutivos apuntan a un monitoreo conjunto. ¿Faltan a la verdad?
No hubo un monitoreo conjunto, nunca. PISA no tenía los recursos, capacidad ni el interés de hacerlo.
Retrocediendo el tiempo y enfrentado a la misma situación, ¿volvería a juntarse con ejecutivos de CMPC?
Obvio que sería inentendible que, en relación a la connotación que se le ha dado a esto, uno accediera nuevamente. Evidentemente que yo, sin desconocer la verdadera naturaleza de lo que ocurrió, no lo haría porque esta cuestión se puede prestar para todo tipo de interpretaciones. Obvio que no lo haría. Pero el tema de fondo es que aquí, por muchos años, hubo una tremenda presión sobre una empresa pequeña que no tenía alternativa.b