Como en todo proceso electoral las primarias de ayer domingo, ponen fin a la infinita especulación política propia de las campañas y abre un momento de realidad donde el protagonismo vuelve al ciudadano. Quien fuera bombardeado por la cobertura de debates, franjas electorales televisivas y demases artilugios de campaña para en ese momento tomar su propia decisión de ir a votar y marcar su real preferencia.
Es en este contexto, donde Chile Vamos logra movilizar a más de 1,4 millones de personas. Una cifra mayor a la esperada, y que sin duda debe haber incomodado al oficialismo de la Nueva Mayoría, que tuvo que conformarse con verlo por televisión. Sebastián Piñera triunfo con suficiente holgura y superando el solo los 800 mil votos de la primaria de su sector el 2013. Logrando doblar en votos al segundo lugar.
El senador Ossandon se consolida en un segundo lugar importante con más de 370 mil votos. El mismo consciente de su buen resultado relativo cambió drásticamente su discurso agresivo de las primarias por uno más conciliador, intuyendo que las posibilidades de capitalizar su buen desempeño en la perspectiva de un futuro gobierno de Chile Vamos, pasan necesariamente por tender puentes, y estar dispuesto a colaborar lealmente en ese éxito.
Lo mismo ocurre con Felipe Kast, quien siempre sostuvo que su aspiración era darle visibilidad a su proyecto de largo plazo y no tanto a ser percibido como realmente competitivo en estas primarias, alcanzo casi la misma votación de Beatriz Sánchez, a pesar de ser solo el tercero dentro de su primaria de Chile Vamos. Esto demuestra que la izquierda no tiene el monopolio en cuanto a movilizar el voto joven, o que la renovación de la derecha identificada con Kast, no tiene mucho que envidiar a quienes lo intentan hacer desde la izquierda.
El Frente Amplio, da un paso importante en su propio proceso de consolidación. El triunfo de Beatriz Sánchez, no fue sorpresa para nadie como tampoco lo fue que doblara a Alberto Mayol en votos. Pero hay una sombra sobre este triunfo, y es la débil convocatoria. Si pensamos que en la izquierda no había más competencia al decidir la Nueva Mayoría no participar de estas primarias, la expectativa de acercarse a esos electores y atraerlos al Frente Amplio de la mano de Beatriz Sánchez no se cumplió. El discurso de ser una amenaza real y actual para la hegemonía de la izquierda que ha estado por décadas en manos de la Concertación primero y de la Nueva Mayoría hoy se ve hoy menos creíble. Los 300 mil votos de la primaria del Frente Amplio no alcanzan para esto.
Así los ganadores celebran, pero ambos han quedado con tareas pendientes para estos meses ante proximidad de la primera vuelta presidencial. Para Beatriz Sánchez queda la tarea de ver si el haberse visto más débil en los debates, menos densa en términos programáticos, y con varios errores gruesos que la pusieron en evidencia frente a su electorado más de izquierda como alguien sin mayor trayectoria o peso político propio. Esas dudas deben ser despegadas rápidamente si quiere dar la pelea de fondo, por un puesto en la segunda vuelta.
Sebastián Piñera más allá de su gran triunfo, debe entender que movilizó este domingo a más chilenos de los que el mismo tenía previsto, el rechazo al mal gobierno de la Nueva Mayoria sigue siendo la variable principal para explicar a los casi un millón y medio de ciudadanos que ayer salió a votar y a manifestar que quiere un cambio. El expresidente debe moverse con habilidad para acercarse al voto popular del Senador Ossandon, presente con más fuerza en la región metropolitana pero también en el resto del país. Sintonizar su campaña con los segmentos más necesitados, y que son quienes peor lo han pasado en estos años es un esfuerzo que pasa por entender y asimilar sus necesidades y urgencias.
También aunque de manera más fácil, por la cercanía entre ambos, el ahora candidato único de Chile Vamos debe poner atención a la señal que le da el voto joven que apoyo a Felipe Kast, es en la combinación de estos dos mundos: el popular y el joven, sumado a la correcta interpretación del malestar ciudadano con la Presidenta Bachelet y su gobierno donde están las claves de su triunfo en noviembre y de un segundo mandato suyo que se ve cada vez más cerca. (La Tercera)
Gonzalo Müller