En momentos que todos los ojos del mundo están puestos sobre él y su gobierno en medio de las crecientes tensiones con Ucrania, Vladimir Putin intenta llevar las riendas de Rusia con naturalidad.
Al margen de las advertencias y declaraciones cruzadas con Estados Unidos y la OTAN, el Mandatario sigue también enfocado en posicionarse a nivel internacional, poniendo ahora la vista en Latinoamérica, algo que quizás podría incomodar a Washington.
Esto quedó demostrado el jueves, luego de recibir en el Kremlin al Presidente argentino, Alberto Fernández, quien aseguró que «Argentina debería ser la puerta de entrada en América Latina» para Rusia, y fue más allá: «Yo estoy empecinado en que la Argentina tiene que dejar de tener esa dependencia tan grande que tiene con el Fondo Monetario Internacional y con Estados Unidos. Tiene que abrirse camino a otros lados y me parece que Rusia tiene un lugar muy importante», remarcó.
Y un día antes de la reunión entre Fernández y Putin, el Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, anunciaba que visitará Rusia, en el marco de una gira que también lo llevará por Hungría y Polonia.
Luego de estar más cercano a Estados Unidos durante el gobierno de Donald Trump, ahora el líder sudamericano vuelve a acercarse a Moscú. «Brasil es Brasil, Rusia es Rusia, quiero tener una buena relación con todo el mundo. Si Joe Biden me invita, con mucho gusto visitaré también Estados Unidos», remarcó Bolsonaro el jueves.
Ambos acercamientos no dejan de llamar la atención. Es sabida la cercana -y también cuestionada- relación entre Rusia y los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua, no obstante, estos intercambios con Argentina y Brasil, dos de los países más grandes e influyentes de Latinoamérica, hacen imaginar un interés mayor por esta parte del planeta.
Mientras tanto, Estados Unidos mira de reojo estas reuniones, cuando las tensiones con Moscú son cada vez mayores. ¿Cuáles son las intenciones de Putin, Fernández y Bolsonaro? ¿Qué podría haber detrás de estas reuniones de Putin con Fernández y Bolsonaro?
Según explica a Emol el director del Observatorio de Asuntos Internacionales de la Universidad Finis Terrae, Alberto Rojas, «para Moscú, América Latina siempre ha sido una región en la que ha buscado tener presencia, ya fuese por motivos políticos, estratégicos o económicos«, lo que quedó demostrado en los tiempos de la Unión soviética y también en los vínculos actuales con Cuba, Venezuela y Nicaragua.
«Además, también ha querido demostrar que puede estar presente dentro de la esfera de influencia histórica de Estados Unidos. Se puede interpretar casi como una provocación constante», agrega Rojas, quien recuerda que en estos momentos Rusia está enfrentada con Estados Unidos y sus aliados europeos por la situación en Ucrania, «y, en ese contexto, recibir a los presidentes Fernández y Bolsonaro es una forma de demostrar que él (Putin) no está aislado y que sigue contando con aliados a nivel internacional. Después de todo, Argentina y Brasil son los dos grandes actores de Sudamérica«.
Consultado por las intenciones de los líderes sudamericanos de acercarse a Putin, el académico remarca que, en el caso de Argentina, Alberto Fernández «fue el primer gobernante del hemisferio occidental en cerrar contratos para recibir la vacuna rusa Sputnik V», fármaco que se convirtió en la base de la campaña de inoculación trasandina y que le permitió al país vecino combatir de mejor manera el avance del covid-19. «Inevitablemente, esto estrechó los lazos entre Fernández y Putin«, asegura.
«Además, tomando en cuenta la compleja relación que Argentina tiene con el FMI y su creciente problema de solvencia, recibir préstamos o inversiones desde Rusia le permite contar con dinero fresco, al margen del sistema financiero tradicional», añade, lo que se condice con las palabras del Mandatario trasandino en Moscú.
En el caso de Bolsonaro, la relación entre Brasil y Rusia no es antojadiza, considerando que ambos, junto a India, China y Sudáfrica, forman parte del grupo de los BRICS, por lo que ya tienen muchos temas en común.
En el país sudamericano, además, buscan avanzar con Moscú en temas como inversiones en el ámbito de petróleo y gas, además de cooperación espacial.
«Pero también hay que considerar que Bolsonaro está en campaña para su reelección presidencial y reunirse con Putin es una forma de decirle a sus partidarios y detractores que él -a pesar de todas las críticas que ha recibido durante su actual mandato- no está aislado a nivel internacional«, explica Rojas.
OBSERVACIÓN DESDE WASHINGTON
Por otro lado, ¿estos acercamientos podrían mermar la influencia de Estados Unidos en la región? Alberto Rojas dice que, si bien en los últimos años Washington ha estado enfocado más a nivel de política exterior en Medio Oriente, «es poco probable que estos acercamientos de Rusia con Argentina y Brasil pudieran llegar a cambiar el nivel de influencia que Estados Unidos aún mantiene en la región«.
«Y con respecto a China, lo cierto es que esta potencia todavía tiene una influencia más económica que política en América Latina. Rusia no amenaza los intereses chinos en la zona y tampoco le interesa generar roces con un aliado tan importante como es China», agrega.
En ese sentido, afirma el académico, «la importancia de América Latina solo radica en que se ha convertido en una región en disputa entre Washington y Beijing«.
Respecto a si estas reuniones podrían llevar a Alberto Fernández y Jair Bolsonaro a involucrarse en temas como la tensión Ucrania, Rojas enfatiza que «es probable que se mantengan por ‘carriles separados’.
De hecho, Brasil ya ha dicho que el tema de Ucrania no es algo que involucre los intereses del país». «Una cosa es que Alberto Fernández o Jair Bolsonaro estrechen vínculos con Rusia y otra muy diferente que expresen un respaldo incondicional a los intereses rusos respecto de Ucrania. Eso tendría un costo muy alto para ambos países», recalca. (Emol)
