Chile recibirá a más de 25.000 personas para la Conferencia de las Partes de la ONU, lo que nos lleva a pensar cuál será el aporte del sector construcción en la COP25. Según los indicadores, esta es una de las actividades económicas que más contamina y, por lo tanto, aporta al factor medioambiental una gran carga de CO2, contribuyendo al cambio climático que vivimos en estos últimos años. Si queremos revertir, o al menos detener este negativo aporte de nuestro rubro, tenemos que actuar ahora que ya es tarde.
La participación de todos los actores, partiendo por la enseñanza en los colegios, siguiendo por las materias en nuestras universidades y luego por la actividad privada y las instituciones del Estado, deben asociarse coherentemente en una meta común a mediano plazo para realizar acciones coordinadas. Lo anterior debe formar parte de una transformación cultural para que exista un pronto cambio de mentalidad. Para ello hay que comenzar desde la etapa del diseño en un trabajo en equipos interdisciplinarios y colaborativos para lograr proyectos sustentables, tanto en el periodo de construcción como en su operación, comprometiendo protocolos con los futuros usuarios. Los proyectos, por lo tanto, tendrán que estudiarse acuciosamente, incluyendo los aspectos que puedan ayudar a tener la menor cantidad de residuos durante la construcción, para lo cual los tiempos de estudio y el trabajo comprometido deberán ser razonablemente considerados en los plazos de proyecto y no ser tan acotados como hoy.
El cumplimiento de los Acuerdos de París por parte de Chile en materias de cambio climático enmarcan las estrategias que debemos llevar adelante, tanto en la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA) como en el programa Construye2025 de Corfo, los que son un imperativo para todo nuestro rubro. Entre otros, el buen manejo de residuos es un factor cada vez más relevante en lograr una construcción circular: esto es mirar los residuos no como basuras, sino que manejados de manera adecuada, sean considerados como un factor económicamente favorable y no un riesgo de mayores costos.
El manejo sustentable de los residuos de la construcción y demolición (RCD), mediante un foco claro y gestionado desde la mirada de economía circular, nos ayudará a comprender que la construcción circular se enmarca en el programa diseñado por Construye2025 de Corfo desde una mirada país, fomentando la creación de una política de Estado en ese sentido.
Eso es lo que debemos mostrar en COP25: un país con la gran variedad de sus climas, emergencias y la diversidad de su gente, en el que estamos abiertos a ser líderes en América para crear conciencia que si no cuidamos nosotros nuestro único planeta no lo hará nadie por nosotros, y serán las generaciones futuras las que nos enrostrarán nuestras omisiones en materias de sustentabilidad y respeto por el medio ambiente.
La Tercera