Agradezco al embajador Bielsa destacar en este medio la realización en la Escuela Naval Militar de un homenaje a las glorias navales de Chile, como también de las figuras de Prat, y por cierto de Blanco Encalada, que si bien es cierto nació en Buenos Aires, fue un nacional chileno que habiendo sido marino español, solo sirvió a Chile desde que se inició el proceso de independencia de la América Austral.
Efectivamente ambas marinas tienen muy buenas relaciones desde hace más de 35 años como fue también el caso de los tiempos anteriores al diferendo del Beagle, pero el problema con la Argentina no está en la calidad de las relaciones institucionales navales, las que obedecen a criterios estrictamente técnicos y que por cierto ayudan a que ambos países tengan un buen entendimiento en temas operativos marítimos, haciendo con ello más fácil la vida de muchos en las aguas australes y antárticas.
A pesar de que las marinas son instrumentos del poder político, tienen ciertas libertades en lo que se refiere a relaciones institucionales con sus pares navales extranjeros, como demuestra el caso de Chile y Argentina, pero se limitan a aspectos operativos y no estratégicos, los que son resorte del Poder Ejecutivo, como también lo son las cuestiones de límites terrestres y marítimos, con lo cual por muy buenas que sean las relaciones entre ambas armadas, ello en nada cambia la opinión negativa que tenemos respecto de lo que la Argentina estima es su plataforma continental extendida y cómo ello afecta los derechos soberanos de Chile. (El Mercurio Cartas)
Richard Kouyoumdjian Inglis
Vicepresidente de AthenaLab