La visión sesgada que ha primado no significará la victoria de unos pocos, sino la derrota de miles. Por un lado, la gran minería representa el sustento de decenas de miles de familias (emplea a más de 240 mil trabajadores); por otro lado, la mediana y pequeña minería representan el primer sustento económico de 50 localidades entre Antofagasta y Valparaíso.
Las propuestas aprobadas significarán prácticamente el derrumbe de la principal empresa minera del mundo, Codelco. Tal como ha avanzado el nuevo texto constitucional, la principal empresa estatal deberá cerrar, a lo menos, dos divisiones en las que en los últimos años ha invertido miles de millones de dólares, afectando a miles de trabajadores (propios y de terceros), a sus familias, al desarrollo de las comunas donde se ubican y a sus pymes, pero también a los ingresos que año a año Codelco entrega a Hacienda para la satisfacción de las necesidades de millones de chilenos.
Pensar en limitar en el tiempo los permisos mineros y sacarlos de la esfera judicial para ser entregados a un órgano administrativo, sin que sepamos cuál será, no parece ser el camino correcto.
La legislación minera en Chile posee una historia de más de 140 años, con la dictación del primer Código de Minería (1874) y con el trabajo desarrollado por una de las asociaciones gremiales más antiguas de nuestro país, la Sonami (1883). El texto en el que se trabaja desconoce todo el aporte y avances realizados.
Aquellos que pregonan una Constitución sostenible se olvidan de que este término busca equiparar los pilares ambientales, sociales y económicos, con el objetivo de lograr satisfacer las necesidades de la generación presente, sin que afecte la capacidad de las demás generaciones para cumplir con sus propios requerimientos. Avanzar en este texto, tal cual está, significa enterrar una de las principales actividades económicas de nuestro país.
Chile posee las principales reservas mundiales de cobre, litio, molibdeno, oro y plata, y con los cambios que se proponen se hará cada vez más difícil explotar nuestras riquezas.
Cada día nos encontramos más cerca de Venezuela, el país con las mayores reservas de petróleo del mundo y también uno con los índices más altos de pobreza.
Baldo Prokurica
Exministro de Minería