Greenpeace fue condenada a pagar 660 millones de dólares por daños y perjuicios causados a la empresa petrolera estadounidense Energy Transfer, luego de haber incitado a protestas contra la construcción de un oleoducto que degeneraron en actos de vandalismo.
Un jurado declaró a la organización ambientalista como responsable de difamación, tras demandas presentadas por la firma ET, que la acusó de instigar las protestas de la tribu sioux de Standing Rock, en 2016, contra la construcción del oleoducto Dakota Access, que retrasaron y elevaron los costos del proyecto.
La empresa energética, con sede en Dallas (Texas), exige 300 millones de dólares, cifra que la ONG ecologista ha advertido que amenazaría su propia existencia.
En su demanda, ET incluyó a las entidades Greenpeace International, Greenpeace Inc y Greenpeace Fund, mientras que la organización niega las acusaciones y alega que simplemente apoyó las protestas, pero no es responsable del desarrollo de las mismas.
El jurado -compuesto por nueve personas- tomó su decisión tras dos días de deliberaciones en un tribunal de Dakota del Norte, al cabo de un juicio que ha durado casi un mes.
«AGENDA EGOÍSTA»
El caso se ha sindicado como un ejemplo de Demanda Estratégica contra la Participación Pública (SLAPP, por sus siglas en inglés), un tipo de litigio civil cada vez más utilizado por corporaciones, políticos y otros grupos poderosos contra activistas, opositores o periodistas, entre otros.
Durante las protestas, que tuvieron lugar entre 2016 y 2017, miles de personas acamparon durante meses, argumentando que el oleoducto se estaba construyendo en tierras sagradas y que podía suponer un peligro para el suministro de agua.
Según The New York Times, el cofundador y presidente de la junta directiva de Energy Transfer, Kelcy Warren -uno de los mayores donantes de la campaña presidencial de Donald Trump- aseguró en un video proyectado durante los argumentos finales que los manifestantes crearon «una narrativa totalmente falsa».
Por su parte, uno de los abogados de la empresa, Trey Cox, afirmó durante el juicio que «Greenpeace tomó un asunto local pequeño y desorganizado y lo explotó para cerrar el oleoducto y promover su propia agenda egoísta«, recoge el medio neoyorquino.
«NO NOS SILENCIARÁN»
Tras conocerse el veredicto, la consejera general de Greenpeace International, Kristin Casper, expresó en un comunicado que la lucha contra las petroleras «no termina aquí».
«Acabamos de empezar con nuestra demanda anti-SLAPP contra los ataques de ET a la libertad de expresión y la protesta pacífica. Veremos (a la empresa) en los tribunales este mes de julio en Amsterdam. No retrocederemos, no nos silenciarán«, aseveró.
En tanto, Energy Transfer dijo en un comunicado que esta es una victoria «para los habitantes de todo Dakota del Norte, que tuvieron que vivir el acoso diario» causado por los manifestantes «financiados y entrenados por Greenpeace», así como un triunfo para los estadounidenses «que respetan la ley». (Cooperativa EFE)