La verdad es que nadie en el oficialismo pensaba hace una semana que, por estos días, se verían enfrentados al hecho de tener enfrente una opción de competir de igual a igual con el candidato de la derecha, Sebastián Piñera, en la segunda vuelta del 17 de diciembre y es por eso que, con el correr de las horas, ha ido cuajando la ruta a seguir con miras al balotaje. Si bien hay más de una opinión sobre el punto en el seno del comando de Alejandro Guillier, lo cierto es que al menos por ahora el abanderado de la Nueva Mayoría no caería en la tentación de hacer un ofertón programático para tratar de asegurar los votos del Frente Amplio y se apostaría por la fórmula de tratar de hacer lo menos difícil la decisión de ese electorado, conscientes de que son vistos como el mal menor.
El Frente Amplio dejó de ser una incógnita política y su capital es sólido: el 20% de los votos que obtuvo Beatriz Sánchez en la presidencial, una bancada de 20 diputados, un senador y 19 Cores. Un resultado que fue una sorpresa para la propia dirigencia de la nueva coalición, a tal punto que el consenso previo al 19N parecía claro: la mayoría de las fuerzas del FA no daría un apoyo abierto al candidato de la Nueva Mayoría, pero si el resultado era mayor a los dos dígitos, el panorama podría cambiar y un acuerdo programático parecía algo más que interesante, al menos para algunos sectores.
Ante la incertidumbre, la presión de los medios y la expectación de la Nueva Mayoría, distintas voces, como el alcalde Jorge Sharp, los diputados Giorgio Jackson y Gabriel Boric, incluida Sánchez, han rayado la cancha con algunas premisas: que “Sebastián Piñera no es el camino para Chile”, el riesgo de un retroceso para los avances en materia de bienestar social que significaría el regreso de la derecha al poder, pero que eso “no necesariamente significa llamar a votar por Guillier”.
En el seno del comando del candidato oficialista reconocen que hay dos visiones acerca de cuáles son las fichas que hay que jugarse para la segunda vuelta. En el círculo de hierro del abanderado –Enrique Soler, Andrés Almeida y Juan Enrique Forch– estarían proclives a negociar programáticamente todo lo posible con el Frente Amplio, a fin de asegurar el grueso de ese 20% que votó el domingo por Beatriz Sánchez, lo que incluiría temas claves como son la Asamblea Constituyente y el término de las AFP. Esto no solo en el entendido de hacer todo lo posible por aprovechar la ventana que se abrió para derrotar a Piñera, sino también por la idea de que el resultado del domingo en la noche implica un “rebaraje” del escenario y que la figura de Sánchez es clave para ayudar a convencer a la dirigencia del FA.
Pero en el ala con más experiencia política del comando, en cambio, es donde consideran que hay que aplicar criterios de realidad a las conversaciones, que se puede dialogar todo lo que sea necesario durante las próximas tres semanas y media, pero que no es el camino correcto hacer un ofertón programático que quedaría sin cumplir. “No se trata de no sentarse a la mesa, pero no se va a firmar nada, el apoyo del FA no puede ser a cualquier precio”, explicaron en el equipo que trabaja la estrategia de segunda vuelta.
El propio Guillier se inclinaría por esta última línea de acción, la de no negociar, lo que le habría quedado claro en la “larga conversación” que ya sostuvo con Sánchez, según admitieron varias fuentes, en la que la ex abanderada le reconoció que no podía salir públicamente pidiendo el voto para él, endosar así el respaldo obtenido y que era bien difícil que el FA termine respaldándolo. Es más, se instaló ya la idea en el equipo de que, cuando mucho y al final de la campaña, Sánchez podría hacer un gesto de tipo personal, si es que el Frente Amplio no se inclina por llamar a no votar por el abanderado oficialista.
Esa respuesta coincidiría con el diagnóstico que hay en el comando y en La Moneda, donde están seguros de que un porcentaje del electorado del FA nunca va a votar por el candidato de la Nueva Mayoría, que inevitablemente habrá una merma y que, por lo mismo, el mejor escenario posible para Guillier es que el Frente Amplio decrete libertad de acción. Por tal razón, en sectores de la Nueva Mayoría consideran que la clave está en entender que el Frente Amplio no se va a tomar la foto con Guillier, no hará una alianza ni se va a involucrar, pero que sí hay que generar las condiciones para que el “mal menor” no sea un conflicto vital que neutralice la decisión de ir a votar en la segunda vuelta.
Es ahí donde entra la estrategia definida hasta ahora –sobre la base de las señales reservadas que han recibido el comando de Guillier y el Gobierno de gente del FA “que quiere colaborar”– es que el camino más exitoso es no dar pasos en falsos “que hagan imposible” a ese electorado votar por Guillier el 17 de diciembre. Esto significa que no estén los protagonistas del CAE en la primera fila de la campaña, que el candidato tampoco esté rodeado de la criticada vieja guardia de la coalición, que se ponga el acento en la renovación de rostros y que se mantenga una línea de discurso inclusiva, similar a la de su alocución durante la noche de la primera vuelta, que apunte a hablarle más al electorado del FA que a tratar de ganarse a sus dirigentes.
En esas premisas calza el anuncio que hizo ayer el comando, de integrar activamente a los senadores electos Yasna Provoste (DC), Ximena Órdenes (PPD) y Álvaro Elizalde (PS), quienes tienen el denominador común de que su elección implicó ganar en las urnas a figuras ligadas estrechamente con la vieja guardia oficialista. Así, el hasta ahora hombre clave del comando, el ex ministro de Educación Sergio Bitar, el padre del CAE, laguista de tomo y lomo, se quedará tras bambalinas para no hacer ruido a ojos del electorado frenteamplista.
A la lista se sumó la ex rectora de la Universidad de Aysén, Roxana Pey, quien salió de su cargo por diferencias con los criterios de la reforma educacional, partidaria de la gratuidad universal y que ha fustigado con dureza la Ley de Pesca, todo un guiño hacia el FA. En esa línea está la chance real de que el abogado Fernando Atria asuma alguna vocería, otro coqueteo que abarcaría el tema constitucional, donde el jurista tiene posturas coincidentes con el FA.
De manera subterránea, hay quienes apuestan a jugarse la carta de las redes familiares y dejar que los vínculos de los dirigentes del FA con el mundo de la Nueva Mayoría sean un espacio de debate político que permita contribuir a sumar fuerzas para el balotaje.
NO BAJAR LOS BRAZOS
La Moneda también jugará un rol clave, donde hay grados de optimismo después del resultado del domingo, porque, si bien es cierto que el 22% de Guillier es el peor rendimiento de un abanderado de estas filas, es igual de cierto que el 36% de Piñera constituye el resultado más bajo que ha sacado el candidato preferencial para pasar a la segunda vuelta. Dicen en Palacio que la Presidenta Michelle Bachelet “no se va a dar por derrotada”, que tiene la firme decisión de hacer lo que necesite Guillier para apuntalar su campaña para el balotaje, porque sabe que es la única manera de “salvar” el legado de su Gobierno y evitar “la imagen brutal” de entregarle por segunda vez la banda presidencial a Piñera.
La Mandataria no ha escatimado esfuerzos los últimos días, ha dado una serie de señales apelando a su propio capital y sobre la base de la lectura que se hizo en Palacio del resultado presidencial del domingo: que nunca fue efectivo que el país se había derechizado y que la gente quería moderación y no reformas. “Los ciudadanos han dicho con su voto que quieren que sigan avanzando las transformaciones que les permitan tener una mejor calidad de vida (…) no da lo mismo quien gobierne”, dijo ayer Bachelet, mientras visitaba un servicio de atención primaria en la población La Pincoya, justo después de haberse reunido a puertas cerradas con Guillier en Palacio por más de una hora.
La agenda de la Presidenta ya se empezó a acomodar para estar en sintonía con las necesidades de la campaña de Guillier y a nivel legislativo se evalúan algunas iniciativas que permitan fortalecer el discurso del candidato y sacar al pizarrón a Piñera, para marcar nítidamente el mensaje respecto a que no da lo mismo quien llegue a La Moneda. “La agenda del Gobierno tiene que amoldarse al momento político y eso es lo que se hará”, reconoció una alta autoridad del Ejecutivo.
Desde la Segpres confirmaron que se está trabajando en afinar los temas que serían más útiles, donde no se descarta algún gesto con el tema de pensiones e ingresar el proyecto de nueva Constitución, que es iniciativa de esta administración. Además, ayer, al final de la tarde, el titular del Interior, Mario Fernández, convocó a una reunión de ministros precisamente para afinar la coordinación de agendas y temáticas para la próxima semana.
Todo este despliegue se realizará mientras el Frente Amplio se toma su tiempo y ya quedó claro que, por lo menos hasta el 30 de noviembre no habrá humo blanco de índole alguna, ya que la Mesa Nacional de dicho conglomerado, junto con Sánchez, decidieron abrir un gran diálogo en las bases a nivel nacional, que culminará el 29 de noviembre. En esa fecha serán discutidos dichos insumos en la Mesa Territorial –espacio de articulación de algunos territorios y fuerzas sociales–, la señalada Mesa Nacional –que incluye a todas las fuerzas políticas– y la ex candidata.
Es en este espacio en donde se definiría una salida a partir de “un diagnóstico sobre cómo interpreta nuestro electorado la segunda vuelta, hay gente que se mueve por el antipiñerismo, por ejemplo, pero para ganar una segunda vuelta no basta con decir cualquiera que no sea Piñera”, explicó el diputado Jackson.
EL TEJO PASADO
En el FA muchos miran con atención la salida política que instauró el pacto “La Francia Insumisa” en las últimas elecciones del país galo. Allí, el pacto de Jean-Luc Mélenchon también logró cerca de un 19% de los votos, detrás de Emmanuel Macron y Marine Le Pen. El pacto de izquierda, bastante similar –guardando las proporciones– al Frente Amplio, definió la consigna “Ningún voto para Marine Le Pen”, la candidata de la derecha, y convocaron a una consulta online al padrón registrado como militante, en la que había que elegir entre el voto blanco, nulo, el apoyo a Macron o la abstención.
La idea sería entregar un apoyo “no tácito” a Guillier y más bien centrar en Piñera el discurso, dejando en claro que la tarea del FA es ser oposición e impulsar el programa desde la fuerza parlamentaria. “Esto va a terminar en una suerte de ‘entendemos que la gente vote por Alejandro Guillier, creemos que es importante que no salga la derecha’, pero no va a ser un llamado totalmente explícito, y si se impusiera esa línea de ‘vamos a llamar a votar por…’, quedaría acompañado de un ‘no participaremos de…’”, explica un dirigente cercano al humanismo.
Por otra parte, la línea de la irrupción programática también se intenta implantar, aunque son solo tres las fuerzas que han tentado un posible acuerdo programático, principalmente Izquierda Autónoma y parte de Movimiento Autonomista y Revolución Democrática, todo diálogo estaría mediado por el cambio en algunos principios programáticos de la NM, que deberían apuntar a transformaciones profundas, principalmente el “No+AFP”, el cambio a un sistema de seguro social de salud, la eliminación del CAE, entre otros.
Esta búsqueda programática apuntaría a la “estrategia del tejo pasado”, pedir una serie de puntos que saben son muy difíciles de conceder por parte de una Nueva Mayoría, que busca mantener los equilibrios con fuerzas como la Democracia Cristiana.
Sobre la irrupción del senador electo de RD, Juan Ignacio Latorre, quien trabajó como representante de Revolución Democrática en la Comisión de Hacienda, desde la NM opinan que “es un joven sensato, con quien se podría conversar”. Un puente que descarta el representante, ya que asegura que no está dispuesto a subordinarse o “hacerle la pega” a la Nueva Mayoría. “Estoy súper abierto a dialogar con todos, pero lo que no vamos a transar es la transformación del programa para Chile, esto está en manos de Guillier. Más que buscar conectar puentes con el Frente Amplio, ellos deben buscar tender puentes con la ciudadanía”, sentenció el parlamentario electo.
Actualmente las fuerzas políticas se encuentran en proceso de consulta interna, Revolución Democrática zanjará su postura por medio de una consulta interna y un proceso de discusión que se dará este fin de semana. Su posición es vista con distancia desde algunas fuerzas del FA, principalmente por el poder parlamentario que tienen al interior del bloque, pero existe consenso de que no se abrirán a cometer “el error de las elecciones pasadas”.
Desde el Partido Humanista aseguran que están en proceso de discusión respecto al “llamado abierto a votar por Guillier”, pero enfatizan que no están dispuestos a un cogobierno, tampoco a sentarse a dialogar ni “pedirle cambios programáticos a la Nueva Mayoría”, sino que dejar en la discusión local la salida política más correcta, priorizando el cuidado y la viabilidad del proyecto frenteamplista.
En el Movimiento Autonomista se han visto declaraciones encontradas entre Sharp y Boric. Si bien ambos coinciden en el retroceso que representaría un eventual Gobierno de Sebastián Piñera, la posición respecto al diálogo se ha visto tensionada, aunque desde sus círculos internos afirman que ambos apuntan a lo mismo, solo que “la sinceridad de Boric pesa más”. Añadieron que es claro que no perderán lo ganado en las elecciones. “Si descapitalizamos al FA por la discusión de una segunda vuelta, estamos cagados”, se sincera un dirigente regional.
Finalmente, una de las principales preocupaciones es no dejar “sola a Beatriz Sánchez en esto”, asumir su llamado a buscar una salida en conjunto y dialogante, alejada de los cálculos políticos. Es por eso que este fin de semana es fundamental, ya que la mayoría de las orgánicas políticas marcarán su posición interna, una que cuidará el horizonte más común y claro en el FA: “Ser gobierno en cuatro años más”.(El Mostrador)