Hasta hace poco, entender lo que estaba en juego en el campo político de la derecha implicaba examinar las respuestas adaptativas de Chile Vamos frente al auge de Republicanos. Al respecto, el segundo intento constitucional puso en evidencia la baja capacidad de diferenciación de la derecha moderada respecto a la más radical, siguiendo el patrón de países como España o Argentina. En el Consejo Constitucional, las derechas tendieron a unirse bajo la lógica de la batalla cultural contra ideas de izquierda juzgadas inconciliables con su propia visión del mundo. Sin embargo, esa unidad se resquebrajó con la división sobre el “A favor” o el “En contra” de la nueva propuesta de Constitución. Aun cuando estas posiciones congregan a legisladores de diferentes partidos (hasta ahora Republicanos, RN, PDG, Partido Social Cristiano), abren en particular un flanco al interior del Partido Republicano, con probables repercusiones en el campo de la derecha, más allá de la campaña para el plebiscito de diciembre.
El nuevo eje de división que instalan estas posturas no es un fenómeno inaudito en las derechas radicales. La literatura ha puesto en evidencia su doble lógica performativa a la vez institucional e ideológica. Por un lado, ese doble juego les ha permitido ampliar sus bases de apoyo, por otro lado, les ha significado presiones desde su ala derecha cuando se imponía la percepción de un relajo de su línea dura. Estas presiones suelen ocurrir desde el mundo extra-institucional y por ende más radical de aquellos partidos, el cual está fuertemente comprometido con los valores conservadores y libertarios y poco dado a las concesiones. Gran parte de las críticas al nuevo texto reflejan esa línea dura que defiende a rajatabla las libertades individuales, es anti derechos sociales y está a favor de un Estado mínimo. Otra arista populista se hace eco de las urgencias sociales y la agenda de seguridad que habrían sido desatendidas por un proceso muy alejado de los problemas reales de la gente.
De cara a la campaña para el plebiscito del 17/D, este discurso tiende a cortocircuitar la estrategia de revertir las proyecciones negativas de la opción “A favor”, apostando por un apoyo ciudadano a normas como la libertad de elección en salud y pensiones, o relativas a la seguridad y control de la inmigración. Centra la discusión en el retraso que tendrán las soluciones a estos problemas si se aprueba el nuevo texto. Esto también dificulta activar el clivaje izquierda (en contra) vs. derecha (a favor), que sería una opción mucho más exitosa en las urnas.
Este nuevo eje de división en la derecha, si gana la opción en contra, pondrá en entredicho el liderazgo de José Antonio Kast y la capacidad de Republicanos de construir mayorías. Chile Vamos podría también sufrir un efecto bola de nieve luego de haber perdido la oportunidad de diferenciarse de Republicanos y ser bisagra de un gran acuerdo con la centroizquierda. (La Tercera)
Stéphanie Alenda
Directora de Investigación Fac. de Educación y Ciencias Sociales Universidad Andrés Bello