En el día de ayer, los ciudadanos del estado de Iowa, en Estados Unidos, tuvieron la oportunidad de elegir los primeros delegados para lasConvenciones en las que demócratas y republicanos elegirán sus respectivos candidatos para las elecciones presidenciales que se efectuarán en noviembre de este año.
Nos guste o no, las elecciones presidenciales norteamericanas nos deben interesar a todos. Y nos deben interesar por cuanto, más allá del peso creciente de China, de la siempre significativa relevancia de Europa y del hecho que estamos muy condicionados por nuestro más inmediato entorno sudamericano; la verdad es que lo que ocurra en los Estados Unidos tiene un innegable y decisivo rol sobre nuestras vidas. Cuestiones tan importantes como el cambio climático, el comercio internacional y la paz mundial dependen de quien es, a fin de cuentas, el inquilino de la Casa Blanca.
Quiero comenzar destacando la importancia de las primarias. Ellas sirven para contrarrestrar algunos de los aspectos más negativos de la política de los Estados Unidos.
Estos momentos de participación ciudadana directa pueden ser, en primer lugar, un crucial antídoto contra los componentes plutocráticos que caracterizan negativamente la política estadounidense. Una muy laxa -y mala- regulación del financiamiento privado de la política ha terminado por conceder ventajas significativas a los millonarios y a los (las) candidatos(tas) de los millonarios. El hecho que las mayorías de las legislaturas de los distintos estados han ido redibujando los contornos de los distritos de manera de favorecer a los incumbentes, es otro elemento que conspira contra la democracia.
La votación de los ciudadanos de Iowa le permite a las personas comunes y corrientes luchar contra los elementos oligárquicos descritos.
El riesgo, por supuesto, es que florezcan candidaturas populistas como la de Donald Trump. El proceso político, en todo caso, debiera ir entregando elementos de juicio que permitan decisiones informadas y razonadas.
Escribo estas líneas sin conocer todavía el resultado de Iowa. Me gustaría pensar que los republicanos sectarios y fundamentalistas, los Trump y los Cruz, no tuvieron el resultado positivo que les auguraban las encuestas. Quiero creer, por otra parte, que Hillary Clinton logró una votación importante. Estrictamente, ella no necesitaba ganar ayer. Todos saben en EE.UU. que Iowa es especial. En ese contexto, si Hillary Clinton logró un 40%, ello es más que suficiente para los efectos de proyectar su postulación hacia la nominación demócrata y, eventualmente, hacia la Casa Blanca.
No quiero esconder mi preferencia por Hillary Clinton. No tengo dudas en el sentido que ella representa una excelente combinación de experiencia y vocación de cambio. Con ella en el timón, se abre la oportunidad de proyectar todo lo bueno que han tenido los años de Obama. Al mismo tiempo, ella ofrece la posibilidad de un liderazgo más eficaz y contundente.