Si bien la Inteligencia Artificial (IA) es un término que se acuñó a mediados del siglo pasado, actualmente que ha estado en la boca de todos. No solo porque con el pasar de los años la tecnología ha provisto de mejoras en el almacenamiento de datos y algortimos, sino porque es algo que inquieta, concierne y atrae cada vez más a todo tipo de personas alrededor del mundo.
Un caso cercano es el de Congreso Futuro, evento científico que se realizó la semana pasada y que se inauguró con una conversación inédita con el científico más importante de la evolución humana, Charles Darwin. La entrevista fue realizada a través de un equipo multidisciplinario de investigadores, quienes gracias a la Inteligencia Artificial, lograron entrenar un algoritmo para simular la conciencia de este personaje histórico. Por otro lado, esta semana se viralizaron imágenes en varias plataformas como Tiktok, que muestran cómo se verían distintas partes de nuestro país si el cambio climático sigue avanzando; nuevamente, se trata de un sowftware producto de la IA.
Entonces, se podría decir que la Inteligencia Artificial es una herramienta que logra traer el pasado y predecir el futuro. Sin embargo, ¿Qué tan certera es esta información?
La prestigiosa revista científica Nature Astronomy, publicó este lunes una editorial escrita por ChatGPT, un chatbot de modelo de lenguaje conversacional lanzado por OpenAI el 30 de noviembre de 2022. En palabras de la misma publicación “le pedimos que ‘escribiera un editorial de 500 palabras sobre los beneficios y las desventajas de la IA para la investigación astronómica’ y lo hizo en cuestión de segundos”. El chatbot, cuyo lanzamiento preocupa a Google, escuelas y otras entidades, fue entrenado con datos hasta finales del 2021 y obliga a los científicos a sentar cabeza y preguntarse dónde se debería trazar la línea cuando de Inteligencia Artificial se trata.
Pero también hay otra cara de la moneda, la de quienes estudian la Inteligencia Artificial y expresan rotundamente que ChatGPT no es nada nuevo ni mucho menos sorprendente. “En términos de técnicas subyacentes, ChatGPT no es particularmente innovador”, sentenció el científico jefe de Inteligencia Artificial de Meta, Yann LeCun en una reunión de Zoom, según el medio ZDNet. Para el informático, uno de los pioneros de la era del aprendizaje actual de esta tecnología, se trataría solo de un sistema bien diseñado.
En el marco de una conversación de hora y media organizada por Collective[i] Forecast, de acuerdo a información del mismo medio, LeCun agregó que “hay media docena de nuevas empresas que básicamente tienen una tecnología muy similar. No quiero decir que no sea ciencia espacial, pero es realmente compartido, no hay ningún secreto detrás de esto, por así decirlo”.
Hoy el científico dio a conocer por medio de su cuenta de Twitter que no está criticando el trabajo de OpenAl, pero sí intenta corregir la percepción del público de que es un avance tecnológico increíble.
En primer lugar, el chatbot indicó que la Inteligencia Artificial podría revolucionar muchos campos, pero da especial énfasis en la astronomía, pues explica que en esta área confían mucho en la IA para analizar datos, identificar patrones e, incluso, realizar predicciones. Sin embargo, ChatGBT aclaró que, como existen muchos beneficios, también hay desventajas notorias. Uno de los aspectos clave que destaca es el por qué los astrónomos hacen uso considerable de esta tecnología; lo abrumador que resulta para los seres humanos analizar tanta información proveniente de instumentos como telescopios y satelites, cosa que la IA puede realizar en cuestión de segundos.
“Los algoritmos de la IA se pueden usar para analizar datos sobre los movimientos de los cuerpos celestes y hacer predicciones sobre su comportamiento futuro. Esto puede ayudar a los astrónomos a planificar observaciones y hacer pronósticos más precisos sobre cosas como la probabilidad de que un cometa golpee la Tierra o la probabilidad de que un exoplaneta en particular sea habitable”, ejemplificó ChatGBT.
Respecto a las predicciones, el chatbot explicó que uno de los mayores inconvenientes es que los pronósticos sean erróneos debido al almacenamiento incompleto o a la falta de entrenamiento, lo que podría provocar conclusiones engañosas o -ya de lleno- incorrectas. El reemplazo de los seres humanos es lo que la ChatGBT deja como preocupación final, pues la IA tendría el potencial suficiente para sustituir a los astrónomos actuales. No obstante, aclaró que por más efectividad y certeza que proporciona esta tecnología, “no pueden reemplazar la capacidad humana de hacer preguntas, establecer conexiones creativas y pensar críticamente sobre los datos”.
La disminución de la creatividad y la curiosidad en la ciencia que estudia los astros, es otro riesgo latente.
La publicación aclaró que si bien la editorial de ChatGBT es algo genérica e incompleta, es correcta. También destacó que la Inteligencia Artificial es consciente de sus propias limitaciones y aprovecharon de nombrar algunos puntos de la “astronomía más emocionante que esperamos en 2023″ que enumeró el chatbot. Entre ellos sobresalen la primera misión tripulada a Marte, el posible descubrimiento de nuevos exoplanetas (que orbitan alrededor de una estrella que no sea al sol y, por lo tanto, no pertencen al sistema solar), el lanzamiento del Telescopio Espacial James Webb y la observación de un agujero negro supermasivo.
Nature Astronomy esclareció que exceptuando los exoplanetas, todas las otras predicciones son incorrectas, pues “IA es una herramienta, después de todo”. Además, adelantó que sus editoriales seguirán utilizando este instrumento para realizar tareas tediosas y que esperan que pueda ser más “creativo y disruptivo”.
El ChatGBT concluyó que es importante ser consciente de la inexactitud de la IA y de su potencial reemplazo de la creatividad humana. “Al tener en cuenta estos peligros potenciales, los astrónomos pueden aprovechar al máximo los beneficios de la IA y al mismo tiempo mantener las fortalezas únicas de la inteligencia humana”, finalizó. (La Tercera)