La exalcaldesa de Lima, Susana Villarán, se vio hoy envuelta en el caso de corrupción «Lava Jato», después de que se difundiera un testimonio sobre el supuesto financiamiento que recibió la campaña publicitaria contra su revocatoria en 2013 de parte de las constructoras brasileñas Odebrecht y OAS.
Según el diario «El Comercio», el publicista brasileño Valdemir Garreta, aspirante a colaborador eficaz de la Justicia del Perú, aseguró ante la Fiscalía peruana que recibió tres millones de dólares en efectivo de las constructoras por el trabajo que su empresa hizo para la campaña contra la revocatoria, conocida como «NO».
Según la declaración de Garreta, a la cual el diario tuvo acceso, éste se reunió con Villarán en Lima para acordar la remuneración.
VILLARÁN SE DEFIENDE
«No me reuní con el señor Garreta para negociar monto alguno como señala ‘El Comercio’. Nunca he recibido coimas (sobornos), no las he promovido en mi gestión. Nunca he favorecido a empresas extranjeras y nacionales en procesos de inversión pública o privada desde la Alcaldía de Lima», respondió Villarán en Facebook.
Garreta, quien ha entregado documentación sobre el caso a la Fiscalía, detalló que el publicista brasileño Luis Favre, que entonces trabajaba para su empresa, fue quien lo llamó para consultarle si podía realizar la campaña del «NO». «Favre tiene contacto permanente con Susana. Es Favre quien desde su celular, el cual mantiene hasta la fecha, me llamó para ir a la reunión en donde él también estuvo presente. En total fueron dos reuniones», sostuvo el empresario.
Según Garreta, Odebrecht le entregó dos millones de dólares a través de un amigo suyo, mientras que un ejecutivo de OAS le pagó un millón de dólares en su oficina en Sao Paulo.
La Fiscalía, precisó el diario, trabaja desde hace meses el caso y en una de sus últimas diligencias solicitó la declaración de Favre. La ex alcaldesa afirmó que colaborará en forma «gustosa» para que se aclaren los hechos.
La izquierdista Villarán fue sometida en 2013 a una consulta popular de revocatoria impulsada por sus opositores por supuestas demoras en la ejecución de obras y la baja aprobación entre los limeños. Tras la votación, la entonces alcaldesa fue ratificada en el cargo y continuó su gestión hasta 2014. (DW, dpa, efe)