En Chile el descontento es transversal. Los cacerolazos de este octubre del 2019 llegaron a Las Condes, Los Dominicos y la Dehesa. Y la razón es porque el país también es desigual para los pequeños y medianos empresarios, sin un importar su color político. Nos asfixia este sistema en el cual pagamos impuestos y no recibimos nada a cambio, sólo fiscalizaciones periódicas, en muchos caso abusivas y arbitrarias: del SII, de la Inspección del trabajo, municipalidades, etc., fiscalizaciones que las grandes empresas no reciben o se revierten con perdonazos.
La pequeña y mediana empresa vive asfixiada por los bancos y sistema financiero, y por la grandes empresas y el Estado que pagan a más de 120 días. En Chile las PYME pagan a los bancos una tasa de interés promedio del 12% anual. Ocho veces más que el 1.5% que se paga en Francia y tres veces más que el 4% que se paga en España. Por otro lado, Somos las PYME que aportamos el 70% de la cotización previsionales a las AFPs, y el dinero acumulado US$ 219 mil millones de dólares. Capital que sólo financian a bajo interés o en patrimonio bursatil varias veces utilidad, a las grandes empresas de la elite. Otorgando además, bajísimas pensiones. En Chile no existe una bolsa de comercio emergente, tipo NASDAQ o un mercado de capitales que apoye realmente a las nuevas empresas. Habiendo dinero, especialmente de las APFs para invertir. Not Company y Conershop, debieron ir a buscar fuera del país su gran capitalizacion para consolidarse.
Nuestra angustia hoy es saber si venderemos o no venderemos el resto de las siguientes semanas, si podremos pagar los sueldos a fin de mes a nuestros trabajadores. Con quienes los pequeños y medianos empresarios trabajamos todos los días codo a codo. Parecemos, en apariencia, que estamos en la élite privilegiada, porque, quizás, tenemos una mejor casa, un mejor auto o un mejor pasar, pero en realidad sólo tenemos una responsabilidad más grande y problemas de mayor proporción. Los fundadores de PYME somos trabajadores de 12 horas diarias, sin derecho a indemnización, sin derecho a reclamo, sin derecho a las posibles nuevas 40 horas de trabajo a la semana. Y si mañana un pequeño o mediano empresario fracasa, somos tildados de ineptos o sinvergüenzas por todo el sistema, en especial el bancario.
Chile es desigual en todos su estamentos y clases socioeconómicas. Yo espero que este cambio nos llegue a todos, nos haga meditar y evolucionar. No obstante, pese a las dificultades, soy optimista que todo esto será para una nueva, mejor y reveladora realidad. Para un Chile Nuevo y sonriente que tiene millones de cosas bellas y gente maravillosa. (CISO)
Marco Mora Reyes, Mg. en Psicología Organizacional, Empresario PYME