Inflación a la baja

Inflación a la baja

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La inflación de mayo, con una variación de 0,1%, esconde algunas presiones deflacionarias. La cifra pudo haber sido negativa, si no fuera por el inusual aumento mensual de 25,7% en los precios de paquetes turísticos, que aportaron 0,2 puntos porcentuales en dicho mes.

El porcentaje de productos en la canasta del IPC que muestra variaciones mensuales menores al umbral de 3% anualizado, se ubica en niveles cercanos al 60%, cifra sólo comparable a periodos en que la inflación bajó del piso del rango meta de 2% del Banco Central. De revertirse el inesperado salto en los precios de paquetes turísticos en junio, la inflación se ubicará en dicho piso.

En los últimos meses hemos visto un ajuste a la baja en las expectativas de inflación, no sólo para los horizontes más cortos sino también para las proyecciones de mediano plazo. Es así como una de las medidas que mejor resume las expectativas de inflación de mercado, la compensación inflacionaria de las tasas swap a dos años plazo, muestra una caída de aproximadamente 0,2 puntos porcentuales en los últimos dos meses, ubicándose en un 2,5%, por debajo de la meta de inflación de 3% desde hace más de un año.

Por su parte, la mediana de los operadores financieros también bajó su proyección de inflación para el horizonte a dos años a un 2,8%, uno de los registros más bajos de los últimos siete años, y por debajo de la meta del Banco Central desde hace ya nueve meses, algo no observado en los últimos años.

El descenso de la inflación ha sido más rápido de lo esperado, con una caída anual que llegará a más de dos puntos porcentuales a mediados de año. La apreciación del peso y el aumento de la capacidad ociosa están detrás de este fenómeno deflacionario.

Hacia adelante, las principales fuerzas que determinan la inflación apuntan a la baja. En el corto plazo, tanto los actuales niveles del tipo de cambio, con una caída de 1% respecto al mes de mayo, como el precio del petróleo, con una caída de 7,6%, sugieren un ajuste a la baja en el margen para la inflación.

Para el mediano plazo, las presiones también apuntan a la baja. La información de los últimos meses sugiere que la capacidad ociosa en la economía sigue aumentando. Por un lado, en los dos últimos trimestres la actividad no minera se desaceleró en forma importante con un crecimiento anual de 1-1,5%, cerca de 1,5 puntos por debajo del potencial, afectado por sectores relevantes como la construcción, manufacturas y servicios empresariales.

La tasa de desempleo se ha movido al alza y, ajustando por factores estacionales, se ubica en niveles más cercanos al 7%, versus el 6-6,5% de hace un año atrás. Finalmente, el crecimiento anual del empleo asalariado privado continúa cayendo y los salarios nominales crecen más lentamente.

Hay que tomar en cuenta que incluso si la economía retomara tasas de crecimiento cercanas al 3%, el cierre de las brechas ya acumuladas será muy lento; por lo tanto, los riesgos para la inflación están inclinados a la baja. (DF)

Mario Arend

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