Informe del FMI sobre Chile: confirmando la mediocridad-Cecilia Cifuentes

Informe del FMI sobre Chile: confirmando la mediocridad-Cecilia Cifuentes

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El reciente reporte del Fondo Monetario Internacional sobre Chile tiende a reiterar la caída de nuestro país en lo que se conoce como la trampa del ingreso medio. Si bien estima una leve recuperación del crecimiento en 2017, sus proyecciones de mediano plazo son consistentes con un casi nulo avance en términos de cerrar la brecha con los países de ingreso alto. Este es probablemente el aspecto más desalentador del análisis del organismo, ya que en los últimos cinco años el crecimiento potencial de nuestro país cayó a la mitad, de 5% a 2,5%. Si bien esta tendencia a la baja se inició en 2012, se aceleró marcadamente a partir de 2014. Un menor crecimiento potencial significa que la debilidad económica que estamos sufriendo no se debe a factores cíclicos, sino que tiene componentes más estructurales. De acuerdo al FMI la explicación radica principalmente en la nula contribución que está haciendo la productividad total de factores al desarrollo, lo que inevitablemente nos hace mirar la agenda del gobierno. Aunque las reformas no se mencionan directamente en el informe como causa del problema de productividad, llama la atención el marcado cambio de opinión del organismo sobre las bondades del proceso en curso.

Recordemos que durante un viaje al país en julio de 2014, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, entregó en forma explícita su apoyo al programa de gobierno, en representación de la institución que preside. En palabras textuales Lagarde mencionó que “tuvimos la oportunidad de brindar apoyo al programa  de reformas de la señora Bachelet”. Sin embargo, en esta oportunidad la institución entrega una visión negativa sobre las reformas tributaria y laboral, mencionando la complejidad de la primera y las ambigüedades legales de la segunda como causas del lento crecimiento del país. Pareciera empezar a ser evidente que estas reformas no sólo no contribuyen a la productividad, sino que por el contrario, la dañan. Esto significa que sus efectos no se remiten a la incertidumbre sobre las reglas del juego durante el período de discusión legislativa, sino que generan efectos más permanentes sobre el crecimiento de tendencia.

Como dijimos, en su mirada de corto plazo, el FMI es algo más optimista, señalando que están dadas las condiciones para que el país registre un aumento del crecimiento el año entrante, de 1,7% en 2016 a 2% en 2017, producto de un mejor escenario en la economía mundial, un leve repunte en la confianza empresarial, y una agenda de reformas de productividad y de concesiones. Nada espectacular, si consideramos que también se señala que los riesgos se inclinan a la baja, producto de la incertidumbre del escenario externo, proveniente principalmente de China, Brasil y el nuevo gobierno en Estados Unidos. En definitiva, el país registraría por cuarto año consecutivo un crecimiento menos que mediocre, por debajo de lo que crecería el mundo. Preocupante, porque si bien a nivel político todos hablan de la importancia de recuperar el crecimiento, las recetas para lograrlo muestran una gran dispersión, y poco se escucha en concreto sobre la forma de recuperar las tasas de ahorro e inversión, aumentar la participación laboral formal y fomentar el crecimiento de la productividad. Sin una combinación de esos tres elementos se hace imposible recuperar crecimientos de tendencia de 4% o más. Caímos ya en la trampa del ingreso medio, está por verse si lograremos salir en el próximo gobierno.

 Cecilia Cifuentes
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