Israel vs sus enemigos

Israel vs sus enemigos

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Hace aproximadamente un año y en este mismo medio escribí sobre la forma en que el pueblo judío se defiende de sus enemigos, sobre la ética y la mentira en la conducción de las operaciones militares israelitas, la forma en que se estaban conduciendo las operaciones militares en Gaza, la justificación del uso de los medios y el propósito de las acciones militares, todas cuestiones que a la fecha siguen siendo temas importantes ya que Israel sigue en estado de guerra y probablemente lo siga estando por un tiempo considerable.

Seguirá en estado de guerra porque el liderazgo del Estado de Israel y el pueblo judío están aplicando lo que Golda Meir dijo años atrás –que no se puede negociar la paz con quien buscar matarte o eliminarte– una definición que por conclusión implica que ellos deberán eliminar o neutralizar las capacidades de sus enemigos de poder hacerlo.

Los recientes cambios en el gabinete de guerra de Netanyahu van en esa dirección. Su ministro de Defensa no estaba de acuerdo con lo anterior, y eso implicó su salida y reemplazo, a pesar de ser un militar profesional con sobrada experiencia y prestigio en materias de guerra.

La guerra es una decisión política y que es conducida por los políticos. No es una decisión militar, ya que estos sólo le dan forma y desarrollan lo requerido por el nivel superior a ellos conforme tengan las capacidades técnicas y medios humanos para poder realizarlo, algo que por ahora sigue existiendo y lo seguirá estando disponible conforme las cadenas de suministro sigan funcionando.

Lo dicho por Golda Meir tiene más valor en países como Israel por su falta de profundidad estratégica. Tienen a enemigos que los quieren eliminar a muy corta distancia por su lado izquierdo (Hamas en Gaza), derecho (Hamas y otras milicias palestinas en la Cisjordania), y por arriba (Hezbollah en el Líbano y milicias islámicas controladas por Irán).

Es por ello que se está encargando de esos enemigos primero, pero ya llegara el turno de los Hutíes en Yemen, elementos proiraníes ubicados en Irak, y por cierto los iraníes mismos, los que ya han recibido muestras del poderío militar israelí que los ha visitado en un par de oportunidades.

En particular el desarrollo de las operaciones militares contra Hamas y Hezbollah tiene la complejidad de que sus enemigos usan como escudos humanos a las comunidades que los amparan y que en teoría gobiernan, no haciéndose ellos cargo de las calamidades humanas que genera la guerra, o peor aún, se las endosan a los israelitas con el soporte de buena parte de la opinión pública internacional progresista y de organizaciones como las Naciones Unidas.

Está por verse el cómo y el cuándo se desarrollen operaciones militares más intensas contra Irán, pero todo indica que algo debieran hacer pronto, ya que si no lo hacen van a terminar pagando en el futuro ese descuido. Dejar a Irán en condiciones de reactivar elementos anti- israelitas en un futuro no lejano sería un error estratégico fundamental, algo que podría nuevamente poner en riesgo la continuidad de Israel, o de ataques barbáricos del tipo sufridos el 7 de octubre de 2023.

Irán nunca va a ser un enemigo con fronteras o uno que podría invadir a Israel, pero es uno que tiene dentro de sus objetivos nacionales la eliminación y muerte de los judíos que habitan en Israel. Para realizarlo necesitan de quienes hagan la pega por ellos, ya que de lo contrario sólo pueden amenazar a Israel por la vía de misiles y aeronaves, amenazas que las fuerzas de defensa de Israel han demostrado poder manejar con mucha capacidad y efectividad.

La gran amenaza para Israel es un Irán con capacidades nucleares, algo que estoy seguro tienen monitoreado y sabrán eliminar si existe la posibilidad de que se llegue a desarrollar. A diferencia de Irán, para quienes las armas nucleares pueden tener un eventual uso ofensivo, los judíos sólo las tienen para defenderse en caso de verse amenazada la existencia misma del Estado de Israel, como podría haber sido el caso en la guerra del Yom Kipur en 1973.

La realización de acciones militares contra Irán tiene la ventaja de que es muy posible que cuente con la aprobación de la opinión pública mundial, ya que para muchos los iraníes se han transformado en un problema y en una fuerza desestabilizadora desde que ese país cayó en manos de los ayatolas.

El tiempo nos dirá si Netanyahu sigue contando con el favor de su pueblo y con el mandato de eliminar o neutralizar a sus enemigos. Lo que piense la opinión pública internacional sólo es relevante para Israel si es que pone en riesgo su cadena de suministros de guerra o implica sanciones comerciales que afecten gravemente el bienestar de sus habitantes o de su capacidad de llevar adelante sus esfuerzos bélicos.

Casi todos los días salen noticias de militares israelitas muertos en combate y hasta ahora el pueblo judío ha sido capaz de soportarlo, como también la existencia de rehenes que llevan más de un año presos en manos de Hamas, el que ha declarado que los tienen sólo como un elemento de presión o de negociación, y que fue una acción que tenían considerada desde que invadieron Israel el 7 de octubre de 2023. Negociar su liberación está difícil porque puede venir a un precio que sea muy alto para los judíos y beneficioso para un enemigo al que hay que eliminar o neutralizar porque, de lo contrario, hará lo mismo con ellos. Un enemigo que está dispuesto a todo, incluso a sacrificar a sus propios hijos con el fin de matar judíos.

En esta columna he buscado indicar la racionalidad y motivación del esfuerzo bélico israelita, como también los desafíos que enfrenta. Ya veremos si el actual liderazgo es capaz de darle forma a lo indicado por Golda Meir y una vez por todas logran establecer las condiciones para Israel se pueda desarrollar en paz, libre de enemigos que los quieren eliminar.

El gran desafío posterior al esfuerzo bélico es garantizar la paz, la que viene por la vía de asegurar de que no haya enemigos mortales rodeándolos, pero a la vez permitiendo que las comunidades de Gaza, Cisjordania y el Líbano puedan prosperar y desarrollarse, no cayendo nuevamente en manos de elementos del tipo Hamas o Hezbollah, algo que puede resultar más complejo que el esfuerzo bélico actual, pero necesario si se quiere no estar siempre en guerra. Ejemplos existen como es el caso de Alemania y Japón post segunda guerra mundial. (El Líbero)

Richard Kouyoumdjian