Una dura crítica a lo que llaman un total abandono del Gobierno a la actividad científica, reclamaron ayer cerca de 300 académicos de diversas áreas a través de una inserción en diarios de circulación nacional.
«La comunidad científica chilena está desolada. Y tal como lo han hecho las academias de ciencias alrededor del mundo, debemos alertar a nuestros ciudadanos: nuestros gobiernos han elegido la ignorancia. Han elegido ignorar las voces de la comunidad nacional e internacional y con sus decisiones sumirán también al país en la ignorancia y la pobreza en el más amplio sentido de la palabra», se quejaban ante una serie de irregularidades que entorpecen el desarrollo del país a la luz del conocimiento y la innovación científica.
La carta firmada por premios nacionales de ciencias, directores de núcleos de investigación, profesores y otros investigadores, también advierte que el Presupuesto para ciencias el 2016 no cuenta con mejora alguna pese a la activa participación de comisiones científicas en el Gobierno estudiando la situación.
Esto se suma a la disminución del número de becas y los atrasos de los concursos, que suelen ser una de las pocas vías de financiamiento de las actividades de laboratorio en el ámbito público.
«La promesa de consolidar una institucionalidad apropiada para la ciencia a través de un ministerio, al parecer ha sido olvidada. Estamos desolados, y con el tiempo el país también lo estará», agrega la misiva en la que también participa elpresidente del Consejo de Sociedades Científicas de Chile, el doctor en bioquímica Jorge Babul.
El académico cree que las señales que recibe la sociedad de parte de la falta de alternativas laborales para los científicos que regresan de su formación en el extranjero y la fuga de estos cerebros a lugaresdonde se reconoce materialmente este saber, son síntomas de esta crisis.
Sin embargo, sostiene que de ninguna forma la protesta publicada ayer se trata de un ultimátum. «No creo que este inserto se entienda como un último recurso de parte de la sociedad científica. De hecho hoy nos juntamos nuevamente, como parte de la comunidad científica, con el Ssenado en la discusión del Congreso del Futuro a tratar aspectos del presupuesto y la institucionalidad. Por otro lado, esta discusión sobre un Gobierno alineado con el desarrollo de las ciencias es una cuestión de nunca acabar. Tampoco es un mensaje sobre si se va a acabar con el presupuesto y una relación con la comunidad científica y otras alternativas para conversar con el Gobierno. En estas circunstancias, todas las vías son posibles», cree.
CASI DESESPERADOS
La cifra del Producto Interno Bruto que Chile dedica al desarrollo de las ciencias está en el rango del 0,4%, contexto que nos ubica en el último lugar de los países OCDE, entidad que recomienda unpromedio de inversión de 2,5%.
Si consideramos que los países desarrollados están por sobre el 4% en ese caudal de inversión, se entiende la queja de los académicos. «Los científicos están, pero no tienen cabida. Muchos están cesantes o se están yendo del país. Es decir, no se trata sólo de aumentar los recursos, sino de planificar apropiadamente este desarrollo para el bienestar de todos», explica Babul.
«El objetivo de esta comunicación es aclarar que es la sociedad científica la que debe participar de manera activa de esta toma de decisiones y una forma de darle a entender al Gobierno que estamos preocupados y un tanto desesperados porque el desarrollo de las ciencias es capital para el futuro de un país y en algún momento los empresarios y políticos debe darse cuenta de que la cosa es así», dice a pocas horas del inserto que ha generado gran simpatía de parte de la comunidad en general, que la compartió en redes sociales apoyando a los científicos.
LA RENUNCIA DE BRIEVA
La sociedad en general recordó la naturaleza de la reciente renuncia del ex director de Conicyt, Francisco Brieva, quien se quejaba del poco compromiso del Gobierno con la entidad que articula la principal actividad científica como un signo de estos tiempos.
«Brieva intentó desarrollar varios de los puntos que hemos conversado en la comisión presidencial «Ciencia para el desarrollo de Chile» de la que somos parte, pero el hombre es ejecutivo y le gusta ser efectivo. Entonces se dio cuenta de que no iba poder avanzar, se retiró y ha hecho las declaraciones que todos conocemos. Luego de eso, debo decir, que la primera y única vez que la ministra de Educación se ha referido al estado de las ciencias fue cuando envió una carta a El Mercurio donde decía aceptar la renuncia de Brieva y agradece escuetamente su participación. Nada más», sostiene Babul.
«En el camino hacia una sociedad del conocimiento y el desarrollo del país desde las ciencias no hay atajos ni tiene cabida la improvisación», señala sobre la motivación del escrito.
-¿Como colectivo, qué señales han recibido del Gobierno para pensar que esta discusión sí es posible?
-En mi visión particular, la Presidenta tiene gran interés en avanzar en estas materias, pero debe convencer a la gente de su Gobierno. La institucionalidad para la ciencia propiamente tal no está en el programa de Gobierno. Tampoco se trata de un documento sagrado, pero no ha habido una discusión a nivel estatal en ese punto que nosotros conozcamos. Tiempo atrás tuve contacto con Álvaro Elizalde y él manifestó su intención de promover este tipo de actividades y discutir la institucionalidad que el país necesita en materia científica.
-¿Recuerda usted, en gobiernos anteriores, una especie de paraíso perdido para las ciencias en el que un Gobierno estuviera realmente comprometido con sus científicos?
-Yo he estado cerca de 50 años vinculado a las ciencias, también como profesor y, si bien, reconozco que en décadas anteriores sí hubo en Conicyt un aumento significativo de sus presupuestos, no he sentido nunca un período en el que a un Gobierno le haya importado las ciencias.