La carta de Axel Kaiser defendiendo el video de las Juventudes del Partido Republicano que celebra el golpe de Estado recuerda el incómodo intercambio que sostuvo con Mario Vargas Llosa, en particular la elocuente respuesta del premio Nobel: no hay dictaduras buenas y dictaduras malas, y, aunque algunas puedan traer ciertos beneficios, el precio que se paga por eso es inaceptable.
Eso es lo que hay que comprender del caso chileno. Nos parece que el gobierno de la UP fue nefasto. Pero el golpe es indisociable de lo que sabemos ocurrió luego: 17 años de dictadura, violaciones a los derechos humanos brutales y sistemáticas, conculcación de libertades y una polarización que nos divide hasta hoy. Un precio que nos parece moralmente intolerable. ¿Razones para celebrar?
De más está decir que la democracia liberal, que Kaiser dice defender, es incompatible con las dictaduras. Y que la protección de los derechos humanos del abuso del Estado es consustancial para cualquiera que se considere liberal.
La defensa de la democracia liberal no admite distinciones utilitarias. Los totalitarismos le dan un uso meramente instrumental. La derecha no puede renunciar ni relativizar aquello. Su defensa debe hacerse sin complejos. (El Mercurio Cartas)
Gonzalo Blumel
Ignacio Briones
Ma. Emilia Undurraga
Hernán Larraín M.