“La balanza se inclinará por una coalición de centroizquierda”

“La balanza se inclinará por una coalición de centroizquierda”

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A un día de que se realice la Junta Nacional de la Democracia Cristiana, los ánimos parecen estar marcados por la polarización que abre la carrera presidencial de Carolina Goic. Por un lado, se plantea como principal objetivo la opción de participar en las primarias de la Nueva Mayoría –que es respaldada por la directiva nacional y los parlamentarios de la coalición–; por otro, se apunta a tomar un camino propio y apostar a la primera vuelta presidencial, poniendo la lápida al proyecto del conglomerado oficialista, apuesta que ha sido posicionada principalmente por el senador Ignacio Walker, además de Gutenberg Martínez y Mariana Aylwin.

Una pugna de tesis que ha llegado a tensionar al conglomerado oficialista y ha mantenido la atención de los otros candidatos presidenciales. Primero fue el ex Presidente Ricardo Lagos, quien apeló a la necesidad de tener un programa común que le dé cuerpo al proyecto de un segundo periodo de la Nueva Mayoría; por otro lado, el candidato proclamado por los radicales, Alejandro Guillier, rayó la cancha y aseguró que «si no hay primarias, no voy a primera vuelta, porque se acabaría la Nueva Mayoría», presionando a los distintos sectores de la DC de cara a la Junta Nacional.

Discusión que, según manifiestan distintos personeros falangistas, no será zanjada este sábado en el encuentro que parte a las nueve de la mañana en el Círculo Español, sino que sería aplazada hasta un próximo Consejo Nacional, espacio en donde el poder que ejerce el sector de Gutenberg Martínez sería mayor, frente al que ostenta la apuesta dirigida por la propia Goic y el diputado falangista Víctor Torres, quien señaló que los militantes de la DC que apuestan por la primera vuelta “obviamente están mirando con tentación otras fuerzas, como Amplitud, Evópoli, Ciudadanos”.

De esta forma, en el encuentro de mañana solo se definiría la proclamación de Carolina Goic como la candidata presidencial de la DC, y se optaría por dilatar aún más las discusión respecto a las primarias o primera vuelta, lo que –a juicio de algunos miembros del sector de la timonel de la colectividad– podría afectar su posicionamiento en la carrera presidencial, debido a que se vería invisibilizada por la discusión instrumental. Postura con la que no concuerda Jorge ‘Pirincho’ Navarrete, quien fuera un histórico militante democratacristiano y que dejó la falange en el año 2013, criticando distintas prácticas al interior del partido.

De acuerdo a Navarrete, el aplazamiento de la discusión posibilitará mantener la atención en la falange y de esta forma ayudará a que los medios se detengan en una pugna que parece ser “lo más llamativo, disruptivo e interesante en cuanto a la discusión presidencial”. Por otra parte, según el ex DC, la razón por la que se aplazaría esta resolución responde a la falta de “un acuerdo unánime” al interior de la Junta Nacional, el cual es necesario para otorgarle mayor peso a la candidatura de Goic.

A su juicio, “lo que subyace a esa discusión supera lo meramente táctico y, por el contrario, apunta a una cuestión muy sentida en las huestes falangistas y que se refiere a su siempre e histórica cuestionada política de alianzas”, reflejo de “la pérdida de influencia y poder” que ha tenido el partido en las últimas décadas.

-¿Cómo influye esta tensión en el futuro de la falange?
-La añoranza de lo que alguna vez fueron, puede llevarlos a decisiones que incluso aceleren el camino hacia la irrelevancia. De hecho, si la DC termina restándose de las primarias, equivaldría a sellar también su salida de la Nueva Mayoría, con todas las consecuencias y costos que eso implica, especialmente con una caída en la representación parlamentaria por sobre un cuarto de sus actuales diputados –lo que significaría una baja de un 30% de sus parlamentarios–. Con todo, lo más probable es que dicha decisión se postergue para más adelante, pues esa ambigüedad resulta funcional para prolongar la tensión dentro de la coalición, acumulando así, la DC, mayores niveles de influencia y capitalizando de mejor manera –por ejemplo, en la negociación parlamentaria–, lo que para mí ya es la decisión definitiva: participar de las primarias de la Nueva Mayoría.

-Respecto a los grupos internos en disputa, ¿cuáles son sus características y la fuerza que cada uno tiene?
-El mapa de poder al interior de la DC fue cambiando sustancialmente en las últimas dos décadas, rompiendo esa antigua y famosa división entre “guatones” y “chascones”. Dicha nomenclatura obedecía a importantes diferencias políticas y estratégicas, las que con el tiempo se vieron mediatizadas por el rol y protagonismo de quienes encabezan algunas particulares facciones. Fue así, por ejemplo, que nacieron los aylwinistas y freístas, pasando después por los colorines, gutistas, príncipes y otros más. Lo interesante es que, independientemente de la sobrevivencia de algunos de estos grupos, la falange pareciera haberse nuevamente ordenado en torno a dos grandes fuerzas que han alternado la conducción política de estos últimos años.

“Hoy a Martínez se le ve más solo, sea en la radio o en los diarios, liderando una posición que resulta muy difícil de instalar en un partido fuertemente parlamentarizado, y que se resistirá a cualquier alternativa que ponga en riesgo las cuotas de poder conseguidas en el Congreso. Mientras Martínez no logre demostrar en números que su estrategia no lleva a una merma de la DC en las próximas elecciones al Congreso, su posición no pasará más allá de una arenga al chovinismo partidario. El muy bien lo sabe, y esa es la razón por la cual sus últimas intervenciones públicas han sido tan algorítmicas”.

Es muy marcada la diferencia entre los concertacionistas, más liberales en lo económico y algo conservadores en lo valórico, con los adherentes a la Nueva Mayoría, socialmente más comunitaristas y culturalmente más cómodos con la izquierda. Lo que ocurrió en la última elección es que este segundo grupo en parte se quebró, en un pacto que llevó a Carolina Goic a la presidencia con una amplia ventaja; pero en una mayoría donde conviven aquellos que apuestan por mantenerse en la actual coalición, con los que también pretenden desafiarla. Quienes más promueven la opción de concurrir a primera vuelta están conformados por una mezcla de los llamados príncipes con otros sectores de importante influencia histórica, como es el caso de Gutenberg Martínez. En cambio la disidencia, encabezada hoy por Víctor Torres, más la gran mayoría de senadores y diputados, apuesta por la alternativa de primarias.

-Teniendo en cuenta la reciente elección de Carolina Goic como presidenta de la DC, ¿esta es una prueba para comprobar el poder de maniobra que tiene en la interna de la falange?
-Son pocos los riesgos para Goic en esta Junta Nacional. Viene de ser elegida presidenta de su partido con una mayoría contundente. Fue la que además bregó de manera pública y temprana por la necesidad de que la DC llevara un candidato y así ocurrió. Como si fuera poco, será ella misma la aspirante proclamada por la falange. Y lo único que pudo haber sido percibido como un riesgo al itinerario detalladamente planificado y rigurosamente cumplido hasta la fecha, era la posibilidad de que este fin de semana se resolviera que la DC participara directamente en la primera vuelta electoral. Esa decisión se va a postergar y estoy seguro de que, cuando haya que tomarla, la balanza se inclinará hacia apostar nuevamente por una coalición de centroizquierda. Entremedio, por supuesto, escucharemos de tensiones, diferencias, condiciones y otros tantos conceptos, cuyo único propósito es mejorar la posición negociadora.

-Gutenberg Martínez ha posicionado con fuerza en los medios la línea de apostar a la primera vuelta presidencial, ¿pero cuál es su real poder en la DC, aún mantiene el manejo de máquina interna y la influencia de los años anteriores?
-‘Anticipadas han sido las noticias sobre mi muerte’, dijo alguna vez Mark Twain. Con Martínez ocurre lo mismo. Varias veces se ha sentenciado el fin de su influencia, pero los porfiados hechos muestran lo contrario. Aunque sin el poder que otrora detentó, mantiene una amplia red, dentro y fuera de la DC, que le permite seguir siendo una voz muy escuchada y consultada en el partido.

Como una persona inteligente y muy conocedora de la cultura democratacristiana, sabe bien la fibra que tiene que tocar, utilizando las palabras adecuadas y en el momento justo.

Eso, más el interés de muchos, aliados y adversarios, por ver a la DC fuera de la Nueva Mayoría, le facilita el acceso y visibilidad en muchos medios. La gran diferencia, es que lo que sí desapareció es esa máquina partidaria, de dirigentes y operadores, que antes le permitía el fácil despliegue y materialización de sus distintas posiciones. Hoy se le ve más solo, sea en la radio o en los diarios, liderando una posición que resulta muy difícil de instalar en un partido fuertemente parlamentarizado, y que se resistirá a cualquier alternativa que ponga en riesgo las cuotas de poder conseguidas en el Congreso. Mientras Martínez no logre demostrar en números que su estrategia no lleva a una merma de la DC en las próximas elecciones al Congreso, su posición no pasará más allá de una arenga al chovinismo partidario. Él muy bien lo sabe, y esa es la razón por la cual sus últimas intervenciones públicas han sido tan algorítmicas.

-Ante la posibilidad de que la tesis de la primera vuelta se quede abajo, ¿cuál es la probabilidad de que este sector, particularmente Mariana Aylwin, deje la Democracia Cristiana o rearme un frente interno que afronte esta nueva etapa?
-Para contestar esa pregunta, me remito a los hechos. Muchos al interior de la DC, de forma privada la mayoría de las veces, han sostenido que no están dispuestos a dar su apoyo a Alejandro Guillier. En el caso de Mariana Aylwin, fue mucho más allá: no solo lo dijo públicamente, en portada de una conocida revista, sino que alertó sobre su salida de la DC si es que su partido finalmente daba el apoyo al actual senador y periodista. No estoy seguro de que ella haya aquilatado las consecuencias de lo que eso significa. De hecho, si Mariana Aylwin mantuviera esa postura y fuera consecuente con la misma, tendría que abandonar la DC el mismo día que ese partido opte por competir en una primaria donde participa también Guillier, ya que sería insostenible que los militantes decidieran voluntariamente participar de un proceso democrático, pretendiendo después desconocer los resultados en caso de que se imponga el contrincante.

Dicho todo lo anterior, tengo severas dudas de que importantes e históricos dirigentes de la DC –como han sido Aylwin, Walker, Burgos y tantos otros– vayan a abandonar la Falange en un escenario semejante. Lo que probablemente ocurrirá, de materializarse ese escenario, es que se les verá más al margen, algo retraídos y en huelga de brazos caídos. Pero lo que sí puede ser distinto, es que una parte de los votantes de ese partido, especialmente los ciudadanos no militantes, terminen silenciosamente votando por Piñera en la elección presidencial, antes que dar su preferencia a Guillier.

El Mostrador/Agencias

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