La caída del sistema

La caída del sistema

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Sorpresa causó la descalificación de una enorme cantidad de candidaturas a parlamentarios, siendo los más afectados el Partido Republicano y el Frente Amplio. Para explicar lo inexplicable, el organismo, en un largo comunicado, mezcló peras con mangos y puso en un mismo nivel quienes no habían cumplido requisitos exigidos por la ley con aquellos que no tuvieron la suficiente rapidez para ingresar datos a un sistema computacional que el propio Servicio Electoral reconoció que había fallado.

En una entrevista en la TV, el presidente de dicho organismo acusó al Partido Comunista de no firmar las postulaciones de varias candidaturas del Frente Amplio, insinuando en realidad una operación política no declarada. ¿Todo este embrollo es explicable por ello? ¿Cumplió el Servel la ley de manera clara, o forma parte de un tinglado para perjudicar a fuerzas emergentes como hicieron ver algunos personeros del Partido Republicano?

La ausencia del Frente Amplio y el Partido Republicano en las boletas electorales o su presencia disminuida es un daño a la democracia. La primera coalición decidió en su momento participar en política cumpliendo con las normas, y no entrar por la ventana como los personajes de la ex Lista del Pueblo. Participó en unas primarias donde parecía que iba a jugar el rol de sparring ante un imparable Daniel Jadue, y terminó ganándolas, con una candidatura que nadie duda sobre su competitividad. Si la presencia en el Congreso es disminuida por el exceso de celos de los funcionarios del Servel, los principales beneficiados serán las fuerzas de la centroizquierda que tendrán menos competencia.

En el otro lado, el Partido Republicano es una fuerza emergente que ha logrado cautivar por su identidad a muchos electores de derecha. Lleva candidatos competitivos en los distritos donde el oficialismo es fuerte, y demostró en las pasadas elecciones a convencionales que puede ser capaz de posicionar a figuras. En estos tiempos de tanta liquidez, las huestes de Kast plantean como discurso que son derechistas sin complejos y defienden sus ideas con total sinceridad.

Ni el Partido Republicano ni el Frente Amplio tienen asientos en el consejo del organismo electoral, del cual varios integrantes están ahí por sus conexiones con las directivas de partidos que resultan claramente beneficiados con los errores en inscripción asociados a problemas informáticos. Otra cosa distinta es la necesaria depuración de aquellos que no cumplen la ley, como acreditar certificados de enseñanza media, o entregar mandatos para la creación de cuentas bancarias con fines electorales y con ello contribuir a la transparencia en el financiamiento de campañas. Por desgracia, los actos comunicacionales del Servel tienden a mezclar las situaciones. Incluso algunas que serán leídas como absurdas, como los problemas del Partido Liberal con el Frente Amplio, pese a ser de público conocimiento que esas aguas se separaron hace tiempo.

Es un rol entero de la democracia fortalecer los partidos políticos y que las ideas emergentes, como una derecha más identitaria o una izquierda distante de la ex Nueva Mayoría, encuentren expresión en los votos de las personas. El otro camino es el de los pícaros y oportunistas, que a falta de fiscalización inventarán virtudes, profesiones y dolencias para ganar elecciones y hacer caer de verdad al sistema. (La Tercera)

Carlos Correa

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