Una nueva política y nuevos alineamientos pronostica el senador RN Andrés Allamand en el libro “La Salida, cómo derrotar a la Nueva Mayoría en 2017”, que se apronta a lanzar. A su juicio, las presidenciales de 2017 serán distintas a todas las anteriores: con al menos cuatro grandes fuerzas, alta incertidumbre y “donde todo se resolverá en segunda vuelta y por muy pocos votos”. Según Allamand, Chile Vamos debe proponer un gobierno integrador, que incluya a fuerzas que no forman parte de su universo.
Andrés Allamand acababa de concluir la escritura de su nuevo libro, «La salida», cuando los hechos empezaron a sucederse: Jorge Burgos, en entrevista con «El Mercurio», le ponía lápida a la Nueva Mayoría; Edmundo Pérez Yoma llamaba a la DC a dejar el «pensamiento binominal», y los sectores de izquierda no oficialistas (Giorgio Jackson, Gabriel Boric, etc.) anunciaban la conformación de un nuevo referente. El senador RN sintió satisfacción: las tesis desarrolladas en el texto (que se lanza el lunes 5, en el ex Congreso, presentado por los columnistas de Reportajes Carlos Peña y Joaquín García Huidobro) parecían confirmadas por la realidad.
Fue de un panel de la última Enade («¿Cómo salimos de esto?», moderado por Don Francisco) de donde Allamand sacó la idea de titular así su libro, trayendo inevitablemente al recuerdo «El desalojo», publicado en el primer gobierno de Michelle Bachelet, donde propuso una fórmula de oposición firme para que la centroderecha desplazara a la Concertación y llegara a La Moneda. Ahora su planteamiento es otro. Sostiene que la próxima presidencial será distinta de todas las anteriores, una especie de «momento originario», en un nuevo paisaje político y donde se configurarán tendencias que se proyectarán en el tiempo. Ante ese escenario, el senador sostiene que, no existiendo ninguna seguridad de que la actual oposición pueda ganar, esta debe desarrollar una estrategia que se hago cargo del actual estado de cosas. De eso se trata «La salida».
Según el parlamentario, un dato central es que se ha configurado un nuevo alineamiento político, distinto del que marcó al país desde el plebiscito. Así quedó planteado al constituirse como coalición la Nueva Mayoría, negando la obra de la Concertación y abrazando el camino refundacional. El «partidor de aguas» ahora ya no tiene que ver con democracia o dictadura, sino que enfrenta a «partidarios y detractores del contenido de la transición y la modernización de Chile».
PIÑERA
El nuevo alineamiento, a su vez, se apoya en «una nueva configuración de espacios políticos»: lo que -tomando el nombre de la última novela de Vargas Llosa- Allamand llama «las cuatro esquinas». Se trata de cuatro sectores, unos más estructurados orgánicamente que otros, que parten en la izquierda con el «Podemos chileno», esto es, quienes (como Boric, Jackson, Navarro, Enríquez-Ominami, e incluso las caras nuevas del PC, Karol Cariola y Camila Vallejo, quienes tendrían así «doble militancia») abominan de la Concertación y plantean un giro profundo y mucho más radical hacia la izquierda. Luego, la Nueva Mayoría, que «ha ido alejándose ideológica y numéricamente del centro», y a continuación un espacio político menos estructurado, «pero con un alto potencial de crecimiento», donde se inscribe un Andrés Velasco, pero también los DC críticos de la Nueva Mayoría, los PPD nostálgicos de la Concertación e incluso Amplitud. «Este espacio debiera tener un perfilamiento muy importante si la Democracia Cristiana tiene instinto de supervivencia» y hace realidad la idea de llegar a primera vuelta con candidato propio. Pero también si ese partido «resuelve suicidarse quedándose en la Nueva Mayoría, el referido espacio igual se agrandará», producto de la migración de votos falangistas. La «cuarta esquina» es la centroderecha, y para el senador RN, la clase media constituye su «lugar natural».
En ese cuadro -al que se suma una inédita proliferación de partidos políticos, incentivada por el fin del sistema binominal-, el parlamentario predice un «festival de candidatos presidenciales: probablemente ME-O; una figura del mundo educacional -por ejemplo, un rector como Ennio Vivaldi o Aldo Valle- que represente al «Podemos chileno»; alguien de la Nueva Mayoría -menciona a Alejandro Guillier e Isabel Allende, y en cambio duda de que Lagos «se arriesgue a competir en una primaria»-; una figura DC, si esta se decide a llegar a primera vuelta, que compita en el centro con Andrés Velasco y Lily Pérez, y el abanderado de la centroderecha. ¿Será este último Piñera? Según Allamand, el ex Presidente «resolverá con los resultados de la elección municipal en la mano», pero en cualquier caso tendrá que enfrentar primarias.
VASOS COMUNICANTES
Con todos esos actores y apostando a que cada «esquina» llegaría a levantar por lo menos una candidatura, la esperable segunda vuelta del próximo año será muy distinta de las anteriores, dice Allamand. Antes ninguno de los candidatos que había salido segundo en primera vuelta pudo luego ganar; el balotaje «solo sirvió para saber a qué distancia quedaría del primero». Ahora, en cambio, «todo se resolverá en la segunda vuelta y por muy pocos votos», en un escenario donde pasará a ser crítica la capacidad de construir entendimientos que permitan allegar nuevos apoyos. ¿Cómo se logra aquello? «Pensar con la lógica de segunda vuelta -responde el parlamentario RN- es asumir, con humildad, que solo se gana con votos que son de ‘segunda opción’ «. Y en el caso concreto de la centroderecha, eso significa «prepararse para gobernar con nuevos aliados».
De este modo, la «salida» pasaría por plantearle el sector al país «un gobierno integrador, que incluya a fuerzas y personas que no forman parte de su universo». Elementos para ello hay, enfatiza el senador. Se trata de diversos «vasos comunicantes», «coincidencias doctrinarias y programáticas expresas, latentes o que podrían construirse» con las fuerzas de centro de distinto cuño (humanistas cristianos, liberales o progresistas) que subsisten en la Nueva Mayoría. Dichos vasos comunicantes incluyen desde posturas compartidas con la DC en materia constitucional, hasta convergencias que llegan incluso hasta sectores PPD respecto de la defensa de un modelo de provisión educacional mixto o de una legislación laboral moderna.
Y por lo mismo, el programa de gobierno ganador será uno que responda a «la necesidad de representar a la amplitud de la oposición, más que un programa que solo reivindique el pensamiento de la centroderecha». Antes que «reafirmar a los conversos», el objetivo ha de ser «agrupar las fuerzas de quienes creen que, a partir de 2014, Chile equivocó el rumbo, y que lo que corresponde es enderezar al país retomando el impulso de la modernización y el progreso». (El Mercurio-Resumen noticioso El Líbero/Fotografía: La Tercera)