La directiva de la DC ha resuelto defender como verdad definitiva el fallo de primera instancia del juez Alejandro Madrid, que sostiene que Eduardo Frei Montalva fue asesinado en 1982, y descalificar sin miramientos a quienes cuestionen la solidez de ese fallo. Se trata de una postura ásperamente intolerante, refractaria a los argumentos médicos y jurídicos, y que parece considerar que quienes plantean reparos o dudas solo pueden responder a intereses oscuros, e incluso ser parte de “una operación de negacionismo” de los crímenes de la dictadura.
Un mínimo realismo aconsejaría a los dirigentes DC no condicionar el futuro de su partido a una resolución de los tribunales sobre un caso que, después de tantos años, provoca aprensiones que no pueden desecharse simplemente con fervor militante. Es comprensible que la DC acompañe a la familia Frei en su larga y azarosa búsqueda de la verdad, pero no puede renunciar a su autonomía institucional para juzgar los acontecimientos, calcen estos o no con las hipótesis de partida.
Lo fundamental es establecer la verdad jurídica y hacer justicia, y tal proceso no ha terminado. Ahora deberá pronunciarse la Corte de Apelaciones, y el caso podría llegar a la Corte Suprema. Es indispensable que se despejen las sombras, para lo cual es obligatorio examinar el fundamento procesal de las condenas dictadas por el juez Madrid. Sería muy grave que el eventual homicidio de un expresidente de la República quedara impune, pero sería igualmente grave que se condenara a personas inocentes. Lo que corresponde es que operen los procedimientos del sistema de administración de justicia, y evitar que el caso se convierta en un intento por “demostrar algo más”.
La directiva de Fuad Chahín considera que el fallo “obliga a reescribir la historia, cuestión que sabemos no es del agrado de muchos en este país” (El Mercurio, 10/02). ¿Qué parte de la historia les interesa que se reescriba? ¿Antes o después del 73? ¿Y para probar qué? ¿Que Frei y la DC recibieron los embates de la dictadura? No hace falta probarlo. Muchos militantes democratacristianos pueden dar testimonio de ello.
A los dirigentes DC solo les sirve la templanza, pero parecen encontrarse en un estado de exaltación que les impide acceder a ella. Es como si estuvieran dispuestos a no dejarse influenciar por los hechos, lo que puede ser el camino al extravío. Todo esto genera en las filas de la DC un clima de amedrentamiento moral y de temor a opinar libremente, de lo cual solo pueden esperarse males mayores para ese partido.
Eduardo Frei Montalva fue uno de los políticos más respetables del siglo XX y un gobernante que hizo progresar significativamente a Chile. El reconocimiento de sus grandes méritos está más allá de los avatares del actual proceso. Esperemos que la verdad tenga su hora respecto de las circunstancias de su muerte. Y que su familia consiga la paz. (La Tercera)
Sergio Muñoz R.