La incomodidad de #LasTesis

La incomodidad de #LasTesis

Compartir

El costo de realizar una interpretación literal de “Un violador en tu camino” es no considerar la complejidad del problema que aborda la performance y puede conducir a reduccionismos que no contribuyen al debate público en democracia.

La canción comienza interpelando al patriarcado porque éste juzga a las mujeres desde su nacimiento. El patriarcado no es la mera sumatoria de los hombres, sino un sistema de dominación que históricamente ha oprimido a las mujeres excluyéndolas de la esfera pública, política, social y económica. Esta es la situación de subordinación histórica en la que han vivido y continúan viviendo las mujeres hasta nuestros dìas.

En las primeras semanas del estallido social no se percibía el protagonismo de la lucha feminista que había explotado en 2018. Sin embargo, las demandas por una reducción de la desigualdad socioeconómica, los informes sobre los abusos de derechos humanos que resaltaron su tinte sexista, y la discusión por la representación de mujeres y los pueblos originarios en una eventual Convención Constitucional no podían dejar de involucrar al feminismo. La performance de #LasTesis llegó justo a tiempo y movilizó a miles de mujeres de todas las edades a juntarse y denunciar, de manera pacífica y alrededor del mundo, al patriarcado ¿Qué más hay detrás de la performance?

Hay una crítica mordaz a las instituciones sociales, políticas y económicas. Todas ellas tienen género (como diría Georgina Waylen), son masculinas y fueron hechas por los hombres, sin nosotras. El contrato social del que emergen los estados modernos es inescindible del contrato sexual que relega a las mujeres a la esfera privada y otorga total dominación a los hombres sobre ellas (Diana Maffía). Así, el contrato original constituye, a la vez, la libertad y la dominación. La libertad de los varones y la sujeción de las mujeres se co-crean y la libertad civil no puede entenderse sin la mitad despreciada de la historia (Carole Pateman).

Incluso la democracia representativa fue creada sin mujeres y acabó por encerrarlas por completo en el ámbito doméstico. Recién a partir del movimiento de mujeres de fines de 1800, que comenzó a demandar derechos políticos y civiles, las mujeres pudieron reapropiarse del espacio público e ingresar a la política. A pesar de esto, las cifras de representación política siguen estando al debe en Chile. Aún después de la ley de cuotas, las mujeres no superamos el 23% de representación en el Poder Legislativo y apenas alcanzamos el 11,5% en los municipios. La presencia de mujeres es escasa en todos los ámbitos de poder, en las universidades por ejemplo la carrera académica tiene un marcado sesgo de género en los indicadores que se usan para las promociones. Asimismo, en las grandes empresas, la presencia de mujeres en los directorios no supera los dos dígitos.

El Estado en su origen encubre la dominación de hombres sobre mujeres, pero continúa siendo opresor porque, como cantan #LasTesis, las sentencias del poder judicial han introducido en pocas ocasiones la perspectiva de género. De hecho, aún se llama a los femicidios crímenes pasionales y se trata a los femicidas como personas con desequilibrios psicológicos. Por el contrario, Rita Segato plantea que la violencia de género no proviene de problemas de salud mental, sino que responde a un designio cultural del patriarcado que socializa  a los hombres en una pedagogía de la crueldad hacia las mujeres. Las fuerzas del orden carecen de la sensibilidad necesaria para tratar estas temáticas. Así como las políticas de prevención y contención de la violencia hacia las mujeres están a cargo de un servicio público con escasos recursos y precarización laboral.

La metáfora con la violación debe ser entendida en este contexto. Es una metáfora válida porque captura fielmente esta opresión: porque el marido sigue siendo el administrador de los bienes en un matrimonio, porque el consumo de alcohol es un atenuante para el victimario pero un agravante para la víctima, porque hasta no hace tanto tiempo la violación en el matrimonio no constituía delito en Chile, porque hoy día seguimos hablando de sexo sin consentimiento en vez de llamarlo violación.

Estas características son parte del “Estado opresor macho violador” como dice la canción de #LasTesis. Este Estado es el sostenedor, ya sea por acción o por omisión, de la situación precaria que aún tenemos las mujeres en muchos ámbitos de la vida. Por estos motivos es mejor prescindir de una lectura literal de la letra de “Un violador en tu camino”. Además, porque la literalidad mata, por supuesto, metafóricamente hablando- (La Tercera)

Javiera Arce-Riffo

Dejar una respuesta