La obligada lealtad de RN

La obligada lealtad de RN

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No les quedaba otra. Así es como confiesan desde hace semanas en Renovación Nacional el motivo de fondo que ha tenido el partido para asumir una pasiva actitud pública con la UDI desde que estalló la arista política del caso Penta y quedara al descubierto algo que en la derecha era secreto a voces: el financiamiento irregular de varias connotadas figuras del gremialismo. Hubo varios tentados a cobrar “facturas políticas” a los dirigentes de calle Suecia, pero hasta ahora ha primado el gesto de “girar a cuenta de la lealtad de coalición”, porque en RN le temen al castigo de su electorado que –afirman– no les perdonaría aparecer aprovechándose del mal momento político que atraviesan sus socios de pacto.

Desde el momento en que estalló la arista de las boletas ideológicamente falsas, en RN imperó una sensación contradictoria. Muchos estaban molestos, porque era el momento de comprobar empíricamente –reconocían una y otra vez en privado– lo que vieron durante muchas campañas compitiendo con sus socios de la Alianza: el desmedido financiamiento de candidatos claves de la UDI, lo que en muchos casos redundó en perjuicio directo de las opciones de los abanderados de RN, ya que las reglas del sistema binominal hacían que el principal contendor fuera el propio compañero de lista.

Sin embargo, en RN han sido cautelosos y han tratado de evitar el canibalismo político que ha caracterizado a la derecha por 25 años. “Para nuestro electorado sería inentendible que le pegáramos en el suelo a la UDI en este momento”, precisa una alto dirigente de Renovación, mientras que otro miembro de la mesa directiva acota que el votante de derecha “es muy sensible a las peleas, nos fustiga, y rechazan”. Como ejemplo ponen el caso del distrito de Las Condes, donde no solo confluye el grueso del voto de derecha de toda la Región Metropolitana, sino que coinciden como diputados los timoneles de RN, Cristián Monckeberg, y de la UDI, Ernesto Silva.

“Lo matarían si golpea a la UDI”, reconocen en RN sobre el papel que debe jugar Monckeberg para evitar una sanción del electorado de derecha en las urnas. Por eso es que la carta que se juega el timonel RN es otra: poner el foco en mejorar y transparentar los mecanismos de financiamiento de la política, sentarse a dialogar con La Moneda y buscar acuerdos en ese plano con la Nueva Mayoría, puntualmente con sus símiles del PS, Osvaldo Andrade, y de la DC, Ignacio Walker, con quienes se ha reunido y conversado en privado “varias veces”, aseguran en el partido.

En la Alianza cuentan que efectivamente la UDI le ha pedido en varias ocasiones ayuda a RN en estos meses, que sea cautelosa y que no los cuestionen públicamente por el Pentagate, especialmente en las semanas más complejas, como aquella cuando quedó comprobado que la senadora Ena von Baer había mentido o que el propio Silva recibía mails de parte de Carlos Eugenio Lavín –uno de los dueños de Penta y Banmédica– para influir en el destino de la tramitación de la Ley de Isapres.

En RN dicen que la mesa UDI “les ha agradecido” varias veces el papel que han tenido estos meses, que en privado reconocen estar conscientes de que sus socios de Alianza tenían todo el piso y derecho para cuestionarlos públicamente. Pero en el seno de Renovación Nacional no ha sido un tema fácil, en el partido reconocen que la mayoría de la colectividad “no espera nada de la UDI después de esto”, que hay plena conciencia de que si las cosas fueran al revés, sus socios no habrían tenido la misma actitud, a la vez que muchos recuerdan que con la crisis que generó la salida de Lily Pérez y varios parlamentarios para crear Amplitud, el gremialismo se dio un festín público.

Además, en RN reconocen que no todos están de acuerdo con la línea seguida hasta ahora. Explican que, principalmente en la bancada de senadores del partido, son mayoría los que consideran que lo correcto en estos momentos no es inmolarse por la UDI, sino que precisamente desmarcarse de sus socios de pacto, no hacer actividades juntos, no gestos públicos, marcar la distancia.

En esa mirada se inscriben las declaraciones que este fin de semana hizo el senador RN Manuel José Ossandón. “El caso Penta es como una bomba de aceite que nos puede salpicar a todos. Esta relación incestuosa entre algunos políticos con empresarios nos estalló en la cara. Yo lo advertí durante el gobierno anterior, y fui tratado de ‘traidor’. Y en esto la historia me ha dado la razón (…). En nuestro sector necesitamos una UDI distinta, que haga que la gente no nos vincule con los grandes empresarios, sino con los emprendedores. Como antes, como lo fue la UDI popular de Pablo Longueira de hace muchos años”, sentenció en una entrevista el sábado 31 a La Tercera.

No se quedó ahí, también fustigó lo que muchos en RN consideran como el ventajoso silencio que ha tenido el ex Presidente Sebastián Piñera para evitar ser salpicado por el Pentagate. “Con la misma fuerza con que Piñera condena lo que ocurre en Venezuela, debería pronunciarse por el caso Penta. Él tiene que marcar una línea, tiene el deber de hacerlo, y vemos que guarda un silencio prolongado (…) muchos de los involucrados son sus amigos, algunos de los cuales lo ayudaron a conformar su primer gabinete, como Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Délano. Y hay mucha gente cercana a él que también está tocada por las investigaciones, como ex subsecretarios, ex ministros y escuderos de su gobierno”, agregó Ossandón.

En RN afirman que lo que más les complica ha sido la incapacidad de la UDI “para sincerar las cosas”, que no ordena su situación interna, que –afirmó un dirigente de la mesa directiva de Renovación– el gremialismo debió “sacar a Silva de la presidencia, porque está mal, su discurso es errado y con eso solo agudiza las cosas”.

CUERDAS SEPARADAS

Pero en RN precisan que es una decisión de partido optar por una actitud “republicana”, no salir a quemar la pradera y, por tanto, apostar “por las cuerdas separadas” en su relación con la UDI. Así explican que, en plena crisis del Pentagate, el jueves 29 de enero, ambos partidos salieran públicamente junto a Evópoli y el PRI a firmar un texto en el cual se sientan las bases para la formación de una nueva coalición política de centro derecha.

Ese día, Monckeberg dijo que “hace muchísimo tiempo veníamos conversando y veníamos sacando conclusiones en torno a conformar una nueva coalición política, un nuevo referente que sea una verdadera alternativa de gobierno y que nos preparemos para gobernar y para enfrentar las elecciones municipales y parlamentarias que se vienen, y ser gobierno el año 2018”, mientras que Silva añadió que ese era “un día histórico (…) quisiera valorar el trabajo y la disposición de RN, del PRI, de Evópoli y de mi partido la UDI y de poner toda nuestra disposición para trabajar juntos hacia adelante”.

El nuevo referente no tiene nombre siquiera, no hay claridad de las bases, principios ni menos las reglas, y algunos en RN consideraron “apresurado” el gesto público. “Ese es un conglomerado del cual yo, siendo senador, no tenía idea. A mí nadie me informó. Y siento que resuelve la forma, pero no el fondo. Más que nombres, coaliciones o partidos únicos, lo que necesitamos son ideas nuevas y una hoja de ruta clara en la que estemos todos de acuerdo. Pero primero hay que limpiarse bien. Este nuevo conglomerado no nos va a solucionar los problemas”, precisó Ossandón.

La explicación estaría en la encuesta Cadem, que el lunes pasado arrojó un alto apoyo (58%) a la idea de un partido único del sector entre quienes se identifican con el centro, la centro derecha y la derecha. El anuncio del nuevo referente, sin nada muy concreto de fondo –afirmaron–, fue una respuesta a eso, salir a contrarrestar a quienes impulsan la tesis del partido único, que genera resistencia.

La apuesta estaría impulsada por aquellos que comulgan con la renovación de liderazgos tanto en la UDI como en RN. Dicen en la derecha que eso es lo que está en juego como uno de los objetivos para sobrevivir al caso Penta. Si cae Silva en el gremialismo o Monckeberg equivoca el rumbo en esta etapa, el bullado recambio generacional de la derecha, que fue la gran apuesta del sector para su regreso al papel de oposición, quedaría definitivamente derrumbado, sería la prueba de que fueron “incapaces” de llevar las riendas políticas.

Hasta ahora, a pesar de las reticencias internas, en RN consideran que no se han equivocado con la estrategia asumida, y sacan a colación la encuesta CERC-Mori del 21 de enero, que arrojó que el PS y RN –liderando la tabla de posiciones– son los únicos partidos que han sorteado bien el Pentagate, ya que un 11% y un 10%, respectivamente, afirman que votarían por ellos si las elecciones fueran este domingo. (El Mostrador)

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