Una cosa es hacerse rico vendiendo un terreno, pero otra mejor aún, es venderlo dos veces, incrementando aún más las ganancias. Esa es la pasada perfecta. Y es lo que ahora sabemos que sucede con el escándalo Caval, porque de acuerdo a antecedentes revelados ayer por la revista Qué Pasa, los $2.500 millones que obtuvo la empresa vinculada a la nuera de la Presidenta, Natalia Compagnon, por la venta de terrenos en Machalí, eran sólo la primera parte de un negocio mayor. El diseño contempla también una comisión de 26% para Mauricio Valero -socio de Caval- en caso de que el sitio en cuestión se venda nuevamente el 2015, por un monto no menor a $14.700 millones, esto es, $5.200 millones más que el precio original. Si ello sucede, la ganancia adicional para Valero, sería de otros $1.400 millones.
Es cierto que este nuevo contrato está vinculado sólo a Mauricio Valero, pero también lo es que se establece que éste puede ser cedido a otra de sus sociedades. Y la única otra que tiene es Caval. Y, entonces, la sospecha de que todo esto se trata de un arreglín mayor, queda a la vista. Y lo más grave, dan pie para que la investigación que lleva la fiscalía por tráfico de influencia, negociación incompatible y enriquecimiento ilícito, tenga una nueva arista poderosa.
Porque hay que sumar dos más dos para entender el nuevo contrato en cuestión. La única manera de que los famosos terrenos suban de precio en forma tan abrupta, es que finalmente se cambie el plano regulador al que están afectos. Pareciera que por eso los compró Hugo Silva y por eso estuvo dispuesto a entregar una comisión de 26% para una futura venta. Se trata de una cifra inusualmente alta, lo que abre la sopecha de que esperaba que se apurara la tramitación del cambio de uso de suelos. Por eso este nuevo contrato se firma el mismo día de la compraventa inicial. Una cosa estaba amarrada a la otra.
Los nuevos antecedentes también explicarían que el propio Silva esté ahora intentando dejar sin efecto la operación. Con el escándalo, es casi imposible que el negocio que tenía en mente, junto a Valero, llegue a puerto. También está en juego aquí el rol del Banco de Chile, que aparece financiando ambas operaciones: primero a Caval y luego a Silva. Hoy, lo mejor que también le puede suceder al banco es que todo se anule.
Las consecuencias políticas de todo esto son devastadoras para La Moneda. Si la fiscalía determina que el hijo de la Presidenta y su nuera cometieron algún delito, como el de tráfico de influencias, el escándalo será aún mayor. Pero eso no es todo. Hoy la Presidenta Bachelet tendría que decir que también se enteró por la prensa de este nuevo contrato, algo que ya le costó demasiado caro en la primera pasada. Porque una cosa es sorprenderse una vez, y otra muy distinta, casi increíble, es que le pase lo mismo dos veces.
Por eso, es claro que llegó el momento que Bachelet se pronuncie con fuerza frente al caso que involucra a su familia, de lo contrario seguirá debilitando su autoridad y apoyo entre la ciudadanía. Ahí el desgobierno será total. (La Tercera)