Lanzar la pelota al córner o jugar a la ofensiva-Sergio Lehmann

Lanzar la pelota al córner o jugar a la ofensiva-Sergio Lehmann

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Ha comenzado el proceso de clasificatorias para el próximo Mundial de fútbol, por lo que, aprovechando este contexto, me propongo ilustrar, con algunas analogías y jerga propias de este deporte, dónde hemos puesto el foco en materia de políticas económicas en los últimos años y dónde en realidad deberíamos hacerlo.

Bien sabemos que para ser parte de la élite mundial, el club exclusivo de las economías desarrolladas, debemos tener una buena delantera y una sólida defensa. Pero más importante aún, una estrategia bien elaborada, así como un buen toque del balón, en donde cada jugador tenga claro su rol y contribuya al éxito del equipo.

En los últimos tres años, las discusiones y focos de las políticas públicas en nuestro país han estado marcadas por el debate miope, con una mirada sesgada y polarizante, al tiempo que la violencia se ha ido apoderando de los espacios públicos. Tan sólo en lo más reciente hemos comenzado a reconocer que para avanzar es fundamental buscar acuerdos y construir diálogos amplios y transversales. En términos futbolísticos, es clave el trabajo en equipo, los pases rápidos y bien coordinados, con la mira puesta en el arco rival, jugando a la ofensiva y sin saltarse las reglas.

El fundamento del buen juego requiere que cada jugador sea honesto, lo que implica no agredir a los rivales y tampoco hacer trampas, como jugar con la mano o en posición offside. El árbitro debe estar presto para mostrar la tarjeta roja y sacar del partido a aquellos que no reconocen la institucionalidad o utilizan la violencia para alcanzar algún propósito. Se requiere, además, de un buen clima en el camarín, en donde el director técnico articule y fomente la mirada común, sin olvidar transmitir también el propósito de ganar, de avanzar, de alcanzar el desarrollo. Un estadista, en lenguaje del mundo político.

A pesar del reciente clima más positivo que vemos en Chile, marcado por el amplio rechazo a las miradas extremas, descalificadoras y disruptivas, seguimos eludiendo temas fundamentales, tales como robustecer la educación, reforzar la capacitación, reducir la carga burocrática y hacer más liviano y eficiente al Estado, por ejemplo, mediante el uso de nuevas tecnologías. En términos futbolísticos, hemos estado lanzando la pelota al córner, eludiendo la necesidad de articular un equipo con una buena defensa, pero quizás aún más importante, un buen ataque.

En suma, “ratoneando”, como se diría en jerga deportiva, y obviando la necesidad de marcar goles para ganar el partido, o incluso marcando autogoles con retiros desde los fondos de pensiones o adoptando medidas imprudentes. Es evidente que así no lograremos avanzar a la velocidad que exige un mundo más complejo y competitivo.

Las discusiones y focos en las economías desarrolladas están muy lejos del debate público que tenemos hoy en nuestro país. Al respecto, conozco bien, por ejemplo, los lineamientos que se han fijado en Florida, EEUU, cuyo plan maestro apunta a fortalecer la educación, mejorar aún más su infraestructura y hacer de ese estado cada vez un polo más atractivo para empresas e inversionistas. Precisamente esa mirada de futuro es lo que nos hace falta. Tenemos que aspirar en Chile a conformar una nueva generación dorada, definiendo prioridades para levantar una alicaída educación, con foco en el desarrollo de largo plazo y hambre para crecer.

Suena desafiante, pero sólo proponiendo objetivos ambiciosos lograremos recuperar el dinamismo y avances que hace apenas unos años nos hacían soñar con alcanzar el desarrollo en las próximas dos décadas. (DF)

Sergio Lehmann