Las pensiones, ¿a quién le importan?

Las pensiones, ¿a quién le importan?

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En una de sus más recordadas rutinas, el gran Coco Legrand describe que lo que pasa en Chile deriva de nuestro carácter, en su famosa frase “está entre Tongoy y Los Vilos; la cosa poca, la nada misma”. Es decir, existimos en permanentes indefiniciones, donde algo es, pero parece que no es. Para afirmar lo que creemos que es verdadero repetimos su nombre, como el café-café. Un ejemplo: el proyecto del Gobierno sobre usos de los fondos de pensiones no sería lo mismo que retirar recursos de los fondos de pensiones.

Todos sabemos que la diferencia es el monto total que tendría la disminución de los fondos, pero es un retiro-retiro. Aún más, establece usos que podrían ser permanentes, más allá de las pensiones que se han establecido para los ingresos en la vejez. Pueden ser necesarios, estamos en circunstancias especialmente negativas, pero no es posible negar la evidencia: las pensiones serán más bajas. ¿Cuál será el costo de financiar esa menor jubilación en 10, 20 o 30 años más?

El argumento sobre los efectos muy perniciosos de los retiros en el mercado de capitales está más relacionado con el crecimiento económico y el bienestar material de las personas, al existir créditos y posibilidades de inversión financiera mucho mejores que sin esos recursos.

Las cotizaciones previsionales en cuentas individuales, sean financiadas por trabajadores, empleadores o el Estado, son en todo el mundo obligatorias, y los ahorros, solo utilizables para pagar pensiones. Las razones las tenemos a la vista, por la fuerte preferencia por disponer de esos recursos hoy antes que mañana, porque el costo de las menores pensiones no se percibe y se cree que el Estado resolverá el problema. Un sistema de reparto es diferente, porque no se acumulan ahorros individualizables.

No tiene sentido afirmar que esos retiros se hacen por el fracaso del sistema de AFP. En realidad, lo que no dio resultados es un esquema basado solo en el ahorro individual. Se dispara contra el mensajero, que ha traído las malas noticias de los bajos ingresos, la gran informalidad que no cotiza, las lagunas, el sesgo antifemenino en las remuneraciones y en el cuidado de niños y mayores.

Si los fondos de pensiones tienden a reducirse a la irrelevancia, por los retiros-retiros, la mochila sobre el financiamiento público no será posible de soportar, sea cual sea el nivel de los impuestos. (El Mercurio Cartas)

Hugo Lavados Montes

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