Lecciones del caso del teniente venezolano Ronald Ojeda-Richard Kouyoumdjian

Lecciones del caso del teniente venezolano Ronald Ojeda-Richard Kouyoumdjian

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Escribo a cinco días de que ocurrió el secuestro del teniente venezolano Ronald Ojeda y no se dispone de información clara y precisa, excepto por lo que se capturó en las cámaras del edificio donde vivía y de los vehículos utilizados. Puede que el ministerio público y las policías algo sepan, pero de ser el caso, no ha llegado a la opinión pública o los medios de prensa, habiéndose descartado noticias de que este evento se habría facilitado por el acuerdo policial firmado recientemente entre Chile y Venezuela que permite intercambio de información.

Por qué llama la atención este caso; porque se trata de un exmilitar venezolano opositor y enemigo del régimen de Maduro que escapó de Venezuela y es considerado un prófugo de la justica de ese país, que está o estaba en Chile en condición de refugiado y que, aparentemente, no estaba involucrado en actividades ilícitas o criminales, lo que podría descartar ajustes de cuentas o relacionadas al crimen organizado.

La hipótesis que manejan los especialistas en la materia es que el teniente (R) Ojeda fue capturado por agentes venezolanos o por encargo de ellos por su condición de opositor al régimen y prófugo de la justicia. Lo más probable es que lo hayan hecho para enviar un mensaje tanto dentro como fuera de Venezuela a quienes se oponen a Maduro. Si está vivo o muerto, en territorio chileno, venezolano o de otro país es materia de investigación.

Si lo anterior es correcto, lo que hizo Venezuela es algo ilegal y una violación a la soberanía chilena. Va a generar llamados de embajadores, pero no veo que vaya a tener consecuencias mayores como romper relaciones o pasar de relaciones diplomáticas plenas a sólo consulares. Los países aún sabiendo que no es legal y, más frecuentemente de lo que se piensa, hacen este tipo de actividades y no por ello se van a la guerra. Si así fuera, los Estados Unidos, el Reino Unido y otras potencias occidentales estarían vetadas y sancionadas. Lo mismo aplica a Rusia, China, Irán, Corea del Norte, Cuba y la ya mencionada Venezuela, que realizan habitualmente operaciones de este tipo. Sin ir más allá, en Chile el gobierno militar a través de la DINA realizó algunas operaciones de este tipo, las que aún causan controversias y malos recuerdos.

Nuevamente, de ser Venezuela quien está detrás de esto, y sabiendo que hay precedentes como el de un caso reciente en Colombia, nosotros deberíamos dar protección a quienes les damos la condición de refugiados ya que por algo están en esa condición. Esta es la primera lección.

La segunda lección viene por el lado de la ausencia de un buen sistema de inteligencia que se pueda anticipar a este tipo de situaciones. Sabemos que lo que tenemos no da el ancho y sumado a otros problemas que hemos tenido, coloca aún más urgencia a la necesidad de disponer de uno, lo que no solo pasa por aspectos legales, sino también por aspectos presupuestarios y organizacionales. Crear un sistema es algo que se debe encargar a los especialistas y no algo que se deba dejar en manos del mundo político. Debe considerar capacidades operacionales para operar dentro y fuera de Chile, y no solo de información y de generación de escenarios prospectivos. Estamos hablando de un sistema que a escala chilena es capaz de realizar lo que hacen en el Reino Unido el MI6 en inteligencia, el MI5 en contrainteligencia y la GCHQ en el ámbito de las comunicaciones y ciberseguridad. Debe sumar e integrar lo que viene del mundo militar y policial, buscando evitar más incomodidades como los que hemos visto en los últimos meses.

La tercera lección y que está asociada a la anterior es que no podemos seguir siendo inocentes, vivimos en un mal barrio. Debemos monitorear lo que están haciendo el eje de Cuba, Venezuela, Bolivia e Irán. Lo que ellos hagan nos afecta. Compartimos fronteras con Bolivia, un país con acuerdos estratégicos con Venezuela e Irán. Bolivia está recibiendo activamente ayuda iraní y permite la operación de agentes venezolanos desde su territorio; territorio por el cual además ingresa la mayor parte de la inmigración ilegal.

Lo que pase con Venezuela y los venezolanos no es neutral para Chile por lo que no podemos cortar relaciones con ellos ya que necesitamos estar informados. Aplica en este caso el dicho “a mis amigos cerca, pero a mis enemigos más cerca aún”. Es un país que debemos tener monitoreado e infiltrado. Debemos tratarlo como nuestro mayor riesgo de seguridad. Eso implica saber qué es lo que pasa en Venezuela y con los venezolanos que viven en Chile. No olvidemos que buena parte del crimen organizado que nos afecta tiene su origen en ese país, país que a su vez es dirigido por una banda de carácter narco criminal.

Evidentemente todo sería más fácil si es que tuviéramos una estrategia de seguridad nacional, que operara a través de un sistema diseñado para atender los problemas que nos afectan, que ahora no solo considera el resguardo del territorio, mares, aire y espacio chileno, ya que se suman el crimen organizado, incendios intencionales de carácter terrorista, insurgencia mapuche e inmigración ilegal, sino que también posiblemente operaciones de agentes extranjeros en territorio nacional. Todo lo anterior va contra el interés nacional, o bien el interés de los chilenos.

Es hora de ponerse serios y resolver los problemas. Hora de tener un sistema de seguridad nacional que considere entre otras cosas un sistema de inteligencia de clase mundial y adecuado a los tiempos en que vivimos. De lo contrario, seguiremos dando pena. Chile y los chilenos se merecen más y mejor seguridad que lo que estamos recibiendo del actual gobierno, el que después de dos años ya no puede echarle la culpa a quienes los antecedieron. (El Líbero)

Richard Kouyoumdjian